miércoles, 4 de julio de 2012


Un Twitter: "María Jose fenoll ‏@mariajosefenoll
Que contenta estoy..ME HAN SUBIDO EL SUELDO!!!! Según mi jefe por lo bien que trabajo..jajajaja"
¿Alguien recuerda cuando pasaban estas cosas? Me lo he encontrado esta mañana y a pesar de la emoción por lo de la partícula de Dios esa, esta noticia que es de una chica joven que trabaja y debe de hacerlo bien, me ha enternecido ver algo que pienso que no pueden hacer nuestros jóvenes y muchos adultos tampoco. Es una cosa que durante muchos años estábamos acostumbrados, tampoco nos parecía que fuese algo como para hacer fiestas. Y es que en esto de trabajar hay cosas que no se volverán a dar. Si aquello que ocupa tu tiempo te gusta, te hace mejorar como persona o te da una satisfacción especial, no es un trabajo, es una ocupación y si además está retribuido porque se valora tu esfuerzo y con ello eres productivo, deberías salir en la tele. La mayoría trabajamos para vivir, por esos pequeños o grandes ratos en los que la vida nos demuestra que merece la pena y le rascamos el jugo en nuestro beneficio.
Recuerdo que mi padre amaba su trabajo y después de treinta años de empeño una mañana me dijo muy serio: "Gracias a (la empresa donde trabajó) que nos ha dado de comer..." me entró una pena... Le dije que esa empresa no nos regaló nada, que él le había dado parte de su tiempo, su vida y que no podrían tener un empleado más fiel.
Me criaron de tal manera que cuando iba a buscar trabajo y lo encontraba, en ningún momento se me ocurría preguntar cosas como el horario o lo que iba a cobrar, esperaba que el nuevo amo me lo dijese de buena manera y si no, con la jornada y al mes ya me enteraría. No agradecía el trabajo, solo lo cumplía porque gracias a eso podía pagar mi alquiler o comer. Cosas que hoy en día casi han vuelto a ser lo más importante. En esas me empeñaba en que todo funcionase bien, podía escuchar cosas como: "Nena, que no la vas a heredar" y era verdad, en la mayoría de los casos pasaba y no agradecían mi empeño. Luego llegó la siguiente generación y en la entrevista preguntaban por todo y tenían el gusto y la fuerza para decir "no" en muchas ocasiones, lo que no quitaba para que cumpliesen con su trabajo, de tal hora a tal hora, y no se lo llevaban a casa, lo dejaban allí porque nadie te valora, ni te paga lo suficiente como para que después de treinta años creas que hay que agradecer nada. Hoy en día veo en los foros que la gente sufre y buscan desesperados eso que hace pocos años sobraba y si encuentran una posibilidad les ofertan semanas de siete días y jornadas indeseables. Poco importa la familia, el ocio o el descanso. Esos que por lo general tan solidarios se sienten, esos que tan de derechas o de izquierdas son, demócratas todos y en su mayoría católicos, dejan que sus empleados sufran las consecuencias de unas acciones sociales de las que nada tienen que ver. Nosotros no somos responsables. Una mañana tembló la bolsa y se fue al carajo una sociedad en la que tener estabilidad era progreso. Con los robos, los fraudes, los engaños solo han conseguido desestabilizarnos. El que tiene trabajo pena por si lo pierde o lo que es peor, siente que ahora tiene amo. Los demás sienten que todo continúa y desean ser María Jose, que tiene trabajo y su jefe reconoce y premia porque lo hace bien.
Recordar para mañana: Ellos no son nada sin nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.