viernes, 31 de agosto de 2012


Mucha gente habla de lo mal que están las cosas, muchos lo sentimos porque nos toca de cerca o lo vemos en los vecinos y cada uno en su medida se asombra de que aun así la mayoría intenta tirar para adelante. No es fácil verse en la piel de otros, ponerse una capa imaginativa para conmensurar el sentir de los demás, es complicado; puedes tirar hacia un lado u otro. Tienes la posibilidad de ser un hombre rico cada vez que compras lotería o que te sale un buen negocio, e imaginas que la vida te sonríe que te tiende la mano; comienzas a recapitular lo que harías si tuvieses mucho poder o mucho dinero, o ambas cosas a la vez, que bien es sabido que lo uno anda a la zaga de lo otro, casi sin poder separarse. Te imaginas la vida con posibles. Una casa en un lugar privilegiado, un maravilloso coche volador, un jardín de ensueño para compartir con los tuyos… ah! los tuyos… a esos también les vas a ayudar o quizás no, según tengas en ese momento un toque emocional positivo con la familia o no. Supones que todos te querrán, tendrás sexo y que no habrá manera de quitarte de encima a los pobres, amigos o vecinos que necesitan seguramente dinero, no tu cariño. Ves que hay mil y un problemas con esto de ser importante, famoso y rico. Y el sueño empieza a desvanecerse, porque has visto demasiadas películas donde esta ralea no es feliz. Te sorprendió la fortuna en sueños y aun así se acompaña de nubarrones.
Te giras y comienzas a creer que de ser rico serás generoso, un paso más, serás altruista y harás el bien a los demás porque eso te dará la felicidad… Pobre iluso, de tanto soñar con el repartir se vació la caja y ahora tienes que volver a ser uno más. En el fondo es lo que eres, un número de DNI que no tiene posibilidades de estar fuera del montón.
Se apaga la luz y duermes con pena, agarrado al sueño de lo que harás el fin de semana cuando tu novio te bese, cuando tu mujer te deje echar un polvo o gane el mejor de los equipos, siempre el tuyo. Tus hijos crecerán y te comprenderán, con suerte entiendan porque te desplomas cada mañana para cobrar unas perras con las que mantener un tipo de vida monótono y vulgar. Ellos no sabrán nunca que si te toca harás… lo que te de la gana.
Nos ponemos en la piel de otros por pura inercia, pasamos de la riqueza soñada a la visión triste de la realidad y se nos pegan las penurias de los demás, difícil empatizar con el feliz, a lo mejor no estamos hechos para eso.
Por un momento me pongo en la piel del que tiene que decir a otro que se muere. Siento el dolor y la tristeza que se respira y puedo imaginar la impotencia de su mano, la triste escuela que no da para más. Una decepción tras otra hace que salgas corriendo sin mirar, que quieras no estar en ese momento y mi piel dice que harás todo lo posible por mejorar lo que le quede de vida. Quiero pensar que no lo has dejado, que tienes algo que te ayude, que te haga olvidar cada noche lo que de día se vive. Lo lamento por ti, no puedo imaginar, no quiero.
Cambio de piel y me pongo en la de un poderoso, alguien que tiene el poder del cambio y puede construir o destruir como le venga en gana. Te imagino en el despacho, sintiéndote ama del mundo, cuanto menos de un pequeño pedazo. Te has levantado contenta, como cada día, te sabes fuerte, llena de compromisos que te traen muchas posibilidades. Bebes un zumo de naranja exprimido por una criada colombiana de la que sabe que tiene muchos hijos y te apenas porque ella nunca sale para ir de tiendas o a comer nada a ningún lado, cosa que te sorprende, no es muy cristiano quedarse siempre en la casa. Si no hay peligros, nunca podrás demostrar que eres una buena persona, ni mala tampoco, casi no eres nada.
Das órdenes nada más levantarte, es tu sino, organizar, dirigir la familia para que todo se parezca un poco a los libros de la Sección Femenina que te leía tu madre.
Es fácil mi empatía llegada esta hora de la mañana, no tengo sirvienta, ni tomo zumo, pero siento que también el mundo empieza para mí, a veces decido cosas.
Siento que te arreglas, porque se tiene que estar presentable; te pones un poco de polvos en la cara y sales al llamado del chofer, te espera. Es tan incomodo haber escogido servir a los demás que no sabes si rezar o parar en la peluquería.
Todos te saludan cuando llegas, ponen caras serías, ya les has demostrado que tienes muy buena mano, a veces dura, a veces blanda y que no tienes tiempo para andarte por las ramas; mucho menos con gente tan inculta, seguramente serán de izquierdas y no te votaron, ahora que puedes que te respeten, aunque sea a la fuerza. Llegas a la planta, saludas y sonríes, como las reinas, este lugar es solamente tuyo y de nadie más. TE sientas en la gran mesa y empiezan a pasar secretarios, subsecretarios, ediles, arquitectos, correveidiles, papeles y un café. Entre ellos aparece la carpeta donde dice que hay que desalojar una zona de chabolas. Son tan sucias y están tan llenas de miserables que es mejor que entren las apisonadoras. El de urbanismo ya te ha puesto al corriente, solo tienes que firmar. Los de los servicios sociales dicen que no hay problema, que se les ofrecerá algún refugio y que es posible todos acaben en otras localizaciones de chabolas. El tesorero dice que con los impuestos que saque de la venta del solar ser podrá hacer esa marquesina tan graciosa que tenías en mente, justo al lado de tu viejo y querido colegio, porque será como un homenaje.
Empatizo con un poco de asco, ese olor a flores muertas, a tinta de impresora, a hombres que sudan demasiado y se ponen demasiada colonia… empatizo y no le veo el truco para echar a unas personas de sus casas y llevarlas a otras. Quizás sea necesario, muchos vecinos te lo agradecerán porque se revalorizaran sus inmuebles. Nada, que no hay manera de seguir empatizando, huele demasiado.
Uno entra y te cuenta que son cuatrocientas personas que no quieren salir del lugar y que se pertrechan… Venga, llama a los que te sirven, llama a las Fuerzas del Orden y que hagan eso para lo que se les paga, para cumplir, tu orden.
Y así todos los días, hasta que una jodida niña tiene una maldita enfermedad, ¿qué culpa tendrás tu? Quien iba a decirte que la gente se pondría furiosa, ¿es que piensan que no tienes corazón? Lo tienes y cerebro para saber que no todos tienen las mismas oportunidades y que si uno quiere encontrar trabajo lo encuentra, si quiere tener una casa digna, la tiene y no hay que ser más que una persona normal. Esta panda de drogadictos incultos está terminando con tu paciencia.
Me temo que hasta aquí puedo empatizar, no doy un paso más, hacer este ejercicio y soñar como se hacen las cosas es patético si nada se puede cambiar. Ahora veo como derriban la barriada, ahora como la criada limpia tu suciedad, porque es su trabajo. Sigo pensando que tu dios, con ese único ojo, solo te mira a ti y a los de tu clase, al resto no puede verlos porque de ser así no permitiría estas cosas. Es permisivo contigo porque no te paras a pensar en las consecuencias de tus actos. Veo al pobre desgraciado que no pudo decirle a esos padres que su hija vivirá, le veo llorar cuando por televisión sabe que no solo perderán su casa, también su dignidad y que gente como tu se indigna con la suciedad de otros.

Estos del periódico son un poco listos o estúpidos, no lo tengo muy claro. Hacer un artículo sobre la posibilidad de que el que no tiene seguro se busque la vida compartiendo la tarjeta de otro ciudadano, me parece malvado. ¿Qué intentaban? Imagino que dar ideas no era, ¿denunciar?
No se puede ir por la vida de honrados y hacer paquetes. Esto lo veo a diario, nos gustan las cosas fáciles de pensar y nos quedamos con el enunciado y si leemos lo que sigue es posible que nos pase dos cosas: nos gusta, porque hubiésemos dicho lo mismo o nos escandaliza porque alguna de las frases nos dio en la cara. Sea como sea ante la misma acción tenernos varias maneras de ver y de pensar, según arrastre la ola.
En este caso, me ha hecho gracia que algo tan sencillo, tan fácil de imaginar, sea noticia, aún sin empezar la jornada. Lo fueron los médicos que se hicieron anti sistema y que dicen ellos entenderán a los enfermos sean del país que sea. Bien, eso está bien, sobre todo si anda precedido por una pelea a muerte en contra de esa ley, de esas normas que recortan la sanidad. El valor más grande que un país puede dar.
Si lo miras bien, no sirve de nada tener un buen trabajo, una casa maravillosa, la paz mundial… si estás enfermo. La enfermedad es algo que se nos escapa, incluso a ellos, a los dedicados al tema. Es el peligro que ronda por la cabeza del sano y solo saber que si en un momento, algo pasase tendremos una puerta abierta a la pronta recuperación. Ahora por lo que veo estos señores dejan una ventana abierta, para que los desgraciados salten. Saltaran, claro que lo harán, porque la salud es lo primero.
Veo muchos facultativos que dicen que harán lo que su moral les diga, es plausible, pero también puede no serlo para otras personas que están en la rueda, la que mantiene el entramado sanitario en España. Hace unos días leí una frase cortita respecto a esto, hablaban del sistema de salud aquí: “Tenemos un tesoro” decía uno y muchos aplaudían. Bien creo que ha llegado la hora de darnos cuenta de que lo que tenemos no es un tesoro, tenemos unos ahorrillos acumulados, una casa bien montada hecha con el esfuerzo de todos, de cada uno de nosotros, los españoles. ¿Vamos a repartir ese “tesoro”?
Claro que lo haremos, porque llevamos años haciéndolo, por ley, por norma, por moral… llevamos años cuidando no solo del natural de aquí, también del que nos llega, aunque solo sea para un par de días de vacaciones. ¿Se meterá en el mismo saco a un argelino que a un sueco? No es tan rara la pregunta, hasta ahora así lo hicimos y por parte de unos se hicieron “los suecos”, porque cuando tu vas a sus países, esta norma que ahora se quiere imponer aquí, ellos ya la cumplían a rajatabla. ¿Cuántos de nosotros viajábamos tan alegremente que no hicimos un seguro de viaje? No lo hacíamos porque se da la paradoja del dicho: cree el ladrón que todos son de su condición… cree el buena persona que todos son de su condición.
Hace muchos años que escucho barbaridades ante el reparto de los apoyos sociales; muchos españoles sienten o lo sintieron en carnes, que las ayudas se terminaban pronto porque se repartían antes a gente que no era de aquí; sería por lo del tesoro que uno siente se ha ido amontonando con los ancestros y a la hora del reparto…
No sentimos que somos “uno” cuando hay que quedarse sin, o cuando la cola es tan larga que nos desesperan, sobre todo si nos parece que no lo merecen.
Esta crisis tiene sus cosas, entre otras el que nos hace recapacitar si queremos globalizar el mundo, si es cierto cuando llamamos “hermanos” a los de otras razas, si nos gusta ser dirigidos por gentes que miran las circunstancias como desde el mapa aéreo de google o desde una estadística futurista, que dice que el tesoro se acaba de tanto usarlo.
Ya hay postuladores de la igualdad, esos que salen a gritar que las cosas no pueden ser así, esos que se adolecen cuando la vida se torna macabra, aquellos que defienden lo suyo a capa y espada… lo triste es que muchos miran como los gobiernos, desde las alturas, cada uno en el peldaño en que se encuentra, sin unificar, sin impórtales un carajo lo que les pase a otros, salvo si se da el caso que te roce lo suficiente como para llamar tu atención.
Venga, dejemos de ser tan ilusos, tan egoístas y pongámonos a la tarea del repartir… Sí, he dicho repartir… porque no sé si alguno se dará cuenta pero hay muchos que ya han reservado pedazos del tesoro desde hace años, que los guardianes, eran amigos suyos y no nuestros. Repartámoslo todo! ¿a que parece un enunciado?

jueves, 30 de agosto de 2012


Madredelamorhermoso! Veo esta noticia y sé que si fuese de este partido político se me partiría el alma. Sé que lloraría de pena porque las nuevas generaciones no están a la altura. A lo mejor es que el chico es de un pueblo pequeño y solo estaba ensayando… no creo; temo que no tenga lo que hay que tener para ser político, da igual al partido que pertenezca, aunque digo yo que en esas, los de la rama rojilla, no usaran teléfonos de 600 euros. Tendría cojones que esos que están por el obrero, el pobre obrero que, o no tiene para comer o come solo marisco del tipo mejillón, se pusiesen a mandar sus gracias a Twitter con cosas de estas de última generación, o desde un magnifico iPad… (Perdón, me dicen que los de la cabeza política, los diputados reciben un iPhone, un iPad y conexión ADSL) En fin, que se le escapó la mano y es que quien no se puede resistir ante un piquito, que valen estos trastos; eso sin saber al final el precio que sacó y es que no se pudo aguantar.
Esta noticia me recuerda los muchos casos que así, como quien hace una broma, se roba o como quieran llamarlo ustedes, que siempre se puede decir eso de: “Lo vi, allí abandonado… pregunté si era de alguien y como nadie dijo nada…” o la mejor de todas, esa razón en la que el que no tiene siempre piensa en el “¡qué se jodan!” así en grupo, como cuando la gente se lleva algo del Continente. Puede ser que al no ser de alguien no nombre y apellido, la desfachatez sea menor.
Una vez un chaval me decía que el que roba es gilipollas… solo si le cogen y que a él nunca le cogían porque sabía hacerlo bien. Habrá que aprender a robar con estilo, con clase, para que no te cojan. Podrás hacerte viceconsejero, secretario o incluso chofer de alguno que de verdad se lo lleve calentito y de esta manera aprender.
Estoy más que aburrida de que la gente no valore la honradez, de que cuando un político se pone tontorrón y lo suelta en un mitin, sepa, sepamos todos que en un alto porcentaje no han de cumplir lo prometido. Empiezo a pensar que en muchos casos el borrón y la cuenta nueva no sirve para mucho, que olvidar es un ejercicio cansino si a cada poco te han de recordar, con hechos similares el pasado. Siempre se puede cambiar, pero que se sepa, porque si no, cada vez que ocurre una sinvergüencería cerca, volveremos a lo mismo.
En muchos casos el gobernante o su camarilla no roba dinero, nos quita dignidad, libertad y como poco nos humillan al contarnos que ante todo tienen honor; lo triste es que no lo vemos, no lo encontramos por ningún lado, debe ser que se pierde a medida que se va adquiriendo poder. Y siempre se dijo, el poder provoca deseos de mando y para tener fuerza no hay nada como sentirse superior. De eso a que uno se crea con derecho divino de quedarse con lo que le rodea… hay un móvil, o un traje, o unas cuantas acciones de tal o cual empresa.
En este país, no sé cómo será en los otros, hay cosas que nos parecen menos malas si el que las hace o cuando las hacemos conseguimos una justificación que nos sirva. Robar en unos grandes almacenes no es lo mismo que robar a la compañera; aceptar una gratificación en un trabajillo, dejar que te inviten o recomendar al hijo, no es lo mismo que aceptar un soborno, irte de vacaciones con las dietas o tener enchufada a media familia en el ayuntamiento. Lo único que cambia es la cantidad de gente a la que se le engaña, porque mal, mal está mirado desde cualquier ángulo.

miércoles, 29 de agosto de 2012


Inspira tanto que duele; suspira, inspira... expulsa, duerme...
Lo que más me molesta es que esta historia ya la había inventado, la tenía apuntada en una tostada y dibujada encima de una concha en el cuarto de baño. De vez en cuando lo mir
o y le voy añadiendo decoraciones, incluso he conseguido tener media docena de personajes que entran y salen de estas estrellas sin ton ni son. Dos con dos, uno para cada uno, ninguno se parece entre si.
¿Alguien dijo que eran cuadrados y que de tanto rozarse se redondearon? No, eso no lo ha dicho nadie, eso no lo dicen porque no interesa, no sea que la gente empiece a rozarse y acabemos todos redondos, orondos... compartiendo espacio con iguales...
Descubierto un sistema de dos estrellas con dos planetas en órbita


Hay una encrucijada frente al estante de los productos de cosmética en el supermercado. Muchos no queremos creer que la cosa sea tan grave, ni de lejos pensamos que nuestros gobiernos no se preocupan de esto, hasta que... un día escuchas una pequeña noticia, o una grande, donde se ha prohibido el uso de tal producto químico porque trae consigo la enfermedad. Lo decoran como que se acaba de descubrir, que no se dieron cuenta... como que solo es una formalidad... como que no es para tanto, solo si te lo comes o si te pasas la vida poniéndote cantidades ingentes de ese producto. Lo leo, lo miro y me suena todo a tanta mentira.
Descaradamente los que hacen nuestros jabones, champús o cremas no parece que entiendan de ecologismo, de medioambiente o simplemente de salud; ellos solo se preocupan por hacer una carrera sin meta, una para ganar más clientes y dejar atrás a sus competidores.
Pueden pensar que parte de la culpa es nuestra, que cada día uno se levanta y comienza una carrera hacia la perfección inventada, hacia un juego de camuflaje en el que ser natural está castigado. Lo está si no tienes un pelo perfecto o si en tu cara asoma bello, lo es si no tienes apariencia juvenil, aunque tengas sesenta.
Me parece que no nos gustamos nada, debe ser que nuestras arrugas están vacías de experiencias o que la dureza de una piel joven es una cualidad de ser humano con futuro... ¡Qué chasco! ¡Qué triste!
En alguna ocasión te has bañado en un riachuelo y al salir del agua ¿te has olido? es posible y me parece que como a mí te habrá pasado que no hueles a nada, te lo parece porque estamos tan acostumbrados al aroma artificial que el natural casi no lo reconocemos.
Lo que tengo claro es que si no cambiamos el concepto de belleza, la mirada a la persona por lo que nos ofrece como tal... mal lo tenemos, nosotros mismos nos ponemos la soga al cuello, unos a otros y todos aceptamos las cosas como son. Luego les daremos las gracias desde el hospital con la idea de que somos unas bellas figuras que se conservarían mejor en el más caro de los tarros de formol.

Sé que a veces parezco un tanto dispersa… Sé que hay cosas que me parecen de gran valor social y a lo mejor solo me hacen cosquillas a mí… Llevo años mirando en bizco, intentando comprender lo que ve el ojo de un lado y el otro, escrutando el dedo que señala y lo señalado. Es difícil hacer esto; lo cómodo es mirar hacia el punto que se nos muestra y dejar resbalar los pensamientos por la indicación. Ver solo el dedo también tiene su aquel, es amor, fe, compromiso, estupidez, dejadez, sabiduría… también es dejarse llevar y sentirte feliz, que lo fácil es esto; no cansa, no desgasta, solo esquilma tu capacidad de pensar, que a buen seguro anda durmiendo detrás de un sueño que no llegará a cumplirse.
Hace años que me pregunto si las cosas que hacemos en sociedad tienen mayor fundamento que el económico y las ganas de sentirnos abstraídos de la rutina, de la monotonía diaria o de la simple y llana realidad personal, el puro aburrimiento de ser personas obedientes. Veo que se organizan “saraus” con distintos matices: los deportivos, los taurinos, las ferias, las fiestas patronales, las vírgenes o los santos que cada uno lleva encima… es un compendio de emociones dirigidas hacia el sistema en que el grupo hace razón de todo… lo que hace.
No me gustan las fiestas, ni los folclores, ni la tradición; nunca me he sentido parte de estas cosas, casi me llegan a asustar. Veo que la gente pierde la compostura o acepta de buen grado la que pierden otros y todo se justifica en pro de una costumbre.
Veo esta noticia y la publico porque siempre lo pensé, es triste ver tanta comida tirada, usada para la fiesta y todo por un día de locura colectiva y pingues beneficios económicos. Sé que para muchos el cálculo del capital que se mueve es suficiente para dejar pasar ciertas situaciones y es que si en un pueblo se da el caso de que nunca pase nada, de que sus habitantes sean conocidos por la tranquilidad en la que viven, que su mayor tesoro llegue a ser el paisaje o unos pocos vestigios del pasado, no les conducirá a ver como se llena el pueblo de gentes desconocidas que dejan su dinero. Es triste para ellos, que se sienten menospreciados, no se les ocurre pensar que hay muchas otras cosas que se puede hacer para atraer visitantes. Producir un buen caldo, unos exquisitos manjares o enseñar aquello que les hace o les hizo grandes, no es rentable, solo llegan cuatro perdidos que, como yo, buscan desconectar a lo bruto, por otro camino que no sea el de quemar, torear o golpearse a base de verduras.
Me paro a mirar el dedo que señala y que nunca marca a los que no tienen nada y que ven como unas toneladas de comida se pierden. Dicen que hay en España 2.000.000 de niños que ya están viviendo en el umbral de la pobreza. Esa que mirado desde Etiopia es la riqueza más grande, pero aquí les hace ver que sus padres andan merodeando los contenedores, comiendo en restaurantes sociales o vistiendo de la caridad. Sé que los deportes mueven dinero y las fiestas grandes o pequeñas, que todo es parte de la economía de un país… lo sé y lloro por esto. Me gustaría pensar que la riqueza de mi país, no solo la que estamos perdiendo por momentos, la otra, la de las personas, la que les hace grandes por ser buenas gentes, luchadoras, inventoras, incluso un poco pillas, eso en lo que destacamos, salga a la luz. Que lleguen las buenas ideas para aprovechar los recursos, no para gastarlos maltratando toros o pudriendo tomates… Porque al fin de cuentas ¿Quién gana, el grupo, unos pocos o tú?

martes, 28 de agosto de 2012


"EL NUEVO MEGAUPLOAD CAMBIARÁ EL MUNDO SEGÚN KIM DOTCOM"
Tanto, pero tanto cambiará que no lo reconoceremos... A lo mejor no, pero me han contado que el nuevo sitio para hacer eso que nunca hicimos, bajarnos cosas a modo Bucanero 2.0, será 
tan la leña que solo con pensarlo tendremos gratis todo lo que queramos... Un nuevo orden mundial, el Todo Gratis... Al principio se quejaran los autores, los artistas, los productores, los directores, los editores, los músicos y en general todos los creadores de lo que sea, incluida la señora Menchu de la que descubriremos la receta de sus croquetas tan celosamente guardadas... Ni que decir tiene que desaparecerá el Wikilix ese, porque también te podrás bajar los secretos de los gobiernos... Todo llegará a tus manos, aunque no sepas que hacer con tanta diversión... como será gratis la gente almacenará todo tipo de cosas... y no importará nada porque lo de otro será gratis, pero lo tuyo... también... ¡La vamos a organizar!!! (en carpetas)

Quiero encontrar alguna cosa que no esté corrompida por el dinero... me gustaría poder seguir con la esperanza de que hay en esta tierra cosas que son realmente buenas, per se.
Miro al cielo y lo veo trazado de líneas que no sé muy bien a qué santo se dedican, un sol que anda medio explotando y que asusta a los gobiernos. Veo el nocturno firmamento y recuerdo que hay millones de toneladas de desechos pululando cual estrellas, solo que ellas a lo mejor no existen ya y la basura sí. Miro y remiro a ver si puedo sacar algo decente... algo que no esté manchado por el dinero y me cuesta mucho encontrarlo. Ahora hay un nuevo dios con el que nos topamos cada día, valoramos las cosas por su contribución a la economía, incluso el ocio o la libertad. Nos enfadamos porque no tenemos capital y nos sentimos miserables al tener que reconocer que sin eso, sin dinero, no se puede vivir. Ya no sirve que uno tenga una habilidad especial, ni que sea el mejor de los inventores o el más gracioso de los humanos, hagas lo que hagas se limitará a la cantidad de monedas, en unos casos o de pujas en bolsa, en otros. Hacemos lo que nadie sabe, pero no para vivir, solo para sobrevivir y poder tener eso que se vende tan caro, la libertad, que tiene etiquetas y precio.

Este no es el primer caso, por lo que veo, no será el último. Todo empezó hace millones de años, en el cretácico cuando  la tierra se enfadó con esos destroza campos de los dinosaurios y los hizo desaparecer. Tenemos noticias de continentes enteros tragados por el mar o civilizaciones de las que ya solo vemos pequeños vestigios. Me da a mí que la Tierra se está enfadando con nosotros y como es vieja hace las cosas de a pocos. Que si un terremoto aquí, que si un tsunami, que una avalancha… todo cosas para que sepamos que está aburrida de nosotros y que a la que nos descuidemos termina con estos habitantes que tan poco la cuidan. Ha empezado disimulando, agitándose y dando avisos suficientemente grandes para que caigamos en la cuenta y como esto no ocurre… empieza a marcar con sorpresas que nos pillan totalmente desprevenidos.
¿Cuántas personas son tragadas por la tierra y no nos enteramos? ¿Cuántos son consumidos en fuegos espontáneos?
Que no sea una cosa que salga en todos los medios de comunicación no quiere decir que no esté pasando, pasa y cada día más. Hace tiempo que no veo a tal persona… ¿Se la habrá tragado la tierra? Seguramente.
Aquí una demostración de que esto está pasando y si no… al tiempo.

lunes, 27 de agosto de 2012


Ser mosca es un asco, llamarse, sentirse "mosca" también.
Miro sin querer a un lado u otro, no me cuesta mucho descubrir alguna en posición de vigía que descansa mirando resguardada detrás del puente de mando, sin tener que ascender por el poste y morirse de calor o de frío. Ellas, siempre nos acompañan, nos observan calladas, dispuestas a molestar solo si es necesario. Aquí se vive bien, se vive caliente, cómodo y en un estado de embriaguez que engaña los mejores olfatos. Las veo quietas y las fotografío; busco su nombre en los informativos y ninguna es famosa, cosa extraña por demás.
Ellas no se llaman a sí mismas con palabras, se rozan, se desgastan las alas degustándose como dulces pedazos de un pastel del color del azabache. ¿Qué nombre tendrá esa gorda impertinente? O la otra delgada y de grandes ojos. La mía no tiene un nombre que yo le di, no puede ser, me niego a bautizar a esta intrusa; pero si voy a hablar de ella diré que se llama Común y se apellida Domestica. Ya sé que no es del todo correcto, pero es igual, morirá en unas pocas horas y prefiero no tenerla por amiga. Las hay mucho más bellas, esas negras brillantes con tonos irisados y de gusto exquisito, ellas que solo acuden a lo que realmente tiene jugo; amantes de las carnes, pescados o cualquier órgano que esté en estado de pronta putrefacción. Me gusta su color que es tan como los ojos de un fantasma. No es el caso de verlas como la raza preciosa que dominará la tierra, solo es un saber que a poco que me moleste, sin molestia alguna, la voy a matar. Me voy a erguir en dios matamoscas, aun sabiendo que esta que me mira no me hizo daño alguno.
Este incipiente odio es cosa mía, es natural en mi alma. He visto demasiadas veces niños, enfermos, desnutridos, abandonados a su suerte con una manada de estas asquerosas encima, las detesto por esto. Sé que ellas solo cumplen un ciclo, que no piensan, no son culpables de ser cómplices de la enfermedad, de la mayor de las miserias. Me acerco y echa sus manos a la cabeza, preocupada, se las relame; quizás se seque las lágrimas porque sabe que le queda menos de unas horas, menos de un minuto, el tiempo justo para que alguien como yo, se convierta en una asesina de moscas.
No quiero volver a veros, no quiero ver niños murientes debajo de vuestras asquerosas patas. Si fueseis listas os haríais venenosas y dirigiríais vuestro toque maldito a esos que son los causantes de que veamos tantas fotografías de moscas. 

Intentaba trabajar… como muchos! Intentaba centrarme, como poco! Había decidido no repasar las entradas, que son la vida en noticias que tengo, no deseaba despistes y… soy de voluntad floja, me pierdo con una hoja que cae, un sonido que musicaliza o un “ganasdecafé”. Y he visto esta entrada, la leo, porque el señor Reverte es de los que me gusta leer, quizás no coincidamos en ocasiones, pero lo expone tan bien que es un gusto aprender. Se aprende y se piensa, que no cabe otra, que tengo puesta de fondo el Blanco de los Beatles y te lleva por caminos irremediablemente reales, tanto que tiras a la ensoñación y no puedes. ¿Eh! Tú, que tienes que trabajar! Que ya estás con números primos pintados de rojo en el banco… Qué me alegro, nos jodemos los dos, el banco y yo, pero ellos… apañen sin mi dinero! Imposible, soy una voraz devoradora de asuetos… y pienso en lo que leo…
Muy puntual lo del Reverte... Pero creo que le sobra un poco de emotividad... Al paso que vamos ¿no sería mejor ensalzar la valentía de la mujer? Aplaudir la idea y que sirva como bandera a otros que también andan necesitados de vender hasta el alma por un trabajo, unos euros... Espero que con esta crisis de los cojones, el ser pobre, suba puestos, tome categoría de situación y no de ofensa, de malicia o miseria... Peor es ser pobre de alma y hacerte político... peor es ser un capullo y pensar que con tus tejemanejes puedes sobrevivir... peor es... dejarles y no hacer nada.
Leo y me voy a lo que me pide el cuerpo, me haré un café y seguiré intentando que no se hunda el banco por mi culpa, aunque se lo merecen. 

domingo, 26 de agosto de 2012


Últimamente ando viendo muchas películas de terror, demasiada información que me asusta en grado sumo. Esta es una de ellas.
Ya sé que de alguna manera estamos siendo vigilados por los ojos de mil cámaras que enfocan lo urbano; sé que cuando pago con la tarjeta saben dónde estoy, la hora y lo que compro. No me cabe duda de que también hay una máquina del infierno que controla Internet, seguramente tiene tanto trabajo que no pueden llegar a deshilvanar el hilo de nuestros comentarios, pero lo saben. Esas escaleras mecánicas que mandan una información exacta sobre nuestro peso y Como sabe tu jefe las veces que te conectas y no es con el intranet. Es posible que él, tu jefe, tu padre, tu marido o tu gobierno, en sí no sepan cómo hacerlo, pero se puede por unos euros, cualquier "listillo" lo puede hacer, o puede encontrar en internet como hacerlo.
CReo que se me escapan otro montón de modos para controlarnos, usamos obligatoriamente un carnet, el coche… en fin, que nos buscan y nos encuentran. Ahora han inventado esto y es, cuanto menos, algo que sin tocarnos, dará una gran información sobre qué es lo que hacemos, que hemos pisado, qué tocado… si lo que comimos estaba en buen estado y si los jugos hacen su trabajo; sabrá el dinero que llevamos y de donde lo sacamos.
Podrán hacer estos cálculos si pasas a unos cincuenta metros de esta maquinita, ella les dará toda la información posible.
Hace años pensaba que con el tiempo nos instalarían un chip en alguna parte del cuerpo, voluntariamente o involuntario, pero que nos marcarían para tenernos controlados; no abandoné esa premisa, solo que con el paso del tiempo lo veo mucho más factible, es fácil con esos nuevos chismitos de un tamaño mínimo que pueden viajar en un pelo y no darnos cuenta. Ahora es mucho mejor, podrán controlar sin tocarnos. Echaré de menos a la policía que en el aeropuerto me pasa esa cosa por todo el cuerpo, su mirada expectante, su sonrisa irónica cuando me ve sudar… duda y eso me gusta, bien puede ser una escena casi de terror o en la misma de una peli porno, pero no me importaba, daba cierto toque emocionante a la situación. No me suelen detener, pero imagino que con este trasto se terminaran los cacheos, las preguntas típicas policiales, ya no tendrán que ponerse guantes para tocarnos… ella, la máquina les dirá todo lo que quieren saber.  No podremos dar la mano a nadie, no sea nos pegue algo raro; no sabremos por donde ir que a lo mejor pisamos una caca que no nos corresponde…
Son pequeñitas y seguro que al fabricarlas en masa serán hasta baratas… ¿estarán conectadas unas con otras? ¿Quién será el funcionario que vigile los resultados? A lo mejor otra máquina que a su vez pasará la información a un ordenador central y este dará las órdenes. Ahora me quejo de que la ley no ve… no tiene corazón, pero dentro de poco, no tendrá ni sangre, ni venas, será una lista de infracciones donde no importará si robaste para comer o solo por pura malicia. Queridos más nos vale ir preparando el tema o nos va a pillar el toro y de no cambiar las normas para que nos amparen, nos veo a todos en la trena.

máquinas pueden leer todo sobre ti a 50 metros de distancia


sábado, 25 de agosto de 2012


La verdad es que no recuerdo poso alguno de Álvaro Pombo… y la cosa es que ando mosca porque tengo en la cabeza que he leído algo suyo, claro que a lo mejor no era este Pombo y era otro mucho más gracioso. No sé, la verdad, pero tengo claro que habiendo miles de escritores con maravillosos libros, este autor no va a estar en mi lista de “tengoqueleer”.
En primer lugar leo las declaraciones y alucino en colores, en rojo y gualda, para ser exactos, con una diferencia, que antes, cuando vivíamos en la dictadura, cada vez que escuchaba esas palabras, rojo y gualda, se me antojaban revoltosas, revolucionarias y aparecían como “Rojo igual dá!” que una era de las broncas que ponía en las cartas los sellos con la cara del dictador boca abajo, como en aquellas tiendas antiguas de fotografía que hacían lo propio en el escaparate con los que no pagaban, para que todos viesen el detalle.
Volvemos a lo que volvemos y penoso es si además sale de la boca de un señor que se presenta en las listas DE MO CRÁ TI CAS de este nuestro país. No voy a entrar en la tesitura de si se vivía mejor o peor, porque ya ha quedado claro que si vivíamos no era gracias a ningún salvador, era por pura necesidad de sobrevivir. Dicho esto desde el punto de vista de la que nació a desmano, cuando ya la modernidad se filtraba por todos los rincones y no se podía seguir oscureciendo la mente de la gente; dicho por una que solo escuchó historias de personas que ahora mismo, de no estar ya muertas o casi, casi, dirían que se vivía… pero solo porque te dejaban, te daban el visto bueno, que de no ser así hubiesen acabado en la cuneta, como muchos.
Me jode… huy, que mal suena esto, se está poniendo bruto… pero es que cuando leo a este tipo se me revuelven las tripas. Amaba a mis abuelos, para mí eran héroes en una guerra llena de cuarteles mentales y no creo que de haber llegado a este punto, apoyarían el tema de Pombo. Ellos, si que vivieron una España espesa, durmiente por tener la boca, la nariz, los ojos totalmente tapados. Luego, mis padres, que son más de la época del escritor, no dirían tanto. La miseria política, social y personal era carne de a diario en este país y venir ahora a contarnos estas cosas me parece triste y estúpido. El otro día hubo un programa donde se trataba esto y me pareció un descojono de la prensa rosa, tenía un pase, pero esto, no señor, esto se pasa.
Veo el artículo de esta página, la Fundación Nacional Francisco Franco y sigo alucinando en rojo y gualda. Pero no me da igual.
Hace unos días salía a la prensa mundial el estado en que están los juicios en Argentina a los dictadores; recuerdo también algunos otros que en sumarísimo se ha conseguido llevar a cabo a esa panda de sinvergüenzas secuestrapaíses que se creen con el derecho divino de llevar a los pueblos en la dirección que a ellos les da la gana; escuché que es mejor dejar pasar las cosas… Eso hicimos aquí, intentar olvidar, intentar retomar la vida como si no hubiese pasado nada… Libertad, Libertad, sin ira, Libertad… y a medida que veo como actúan nuestros políticos de derechas, nuestros remanentes de esa época, me doy más por convencida de que hicimos mal, teníamos que haber llevado a juicio a todas esas personas que amargaron la vida a la gente. De haber hecho esto no habría paginas como esta de la fundación donde puedes leer cosas similares a esas y además comprar todo tipo de merchandising referente a la época; por supuesto un busto de dudosa factura que de verdad, le pasa lo mismo que a la bandera que venden. 

La imagen es dura de mirar, se necesita fe para ver la cara del de los sellos y la bandera… ¿no estaban prohibidas las banderas estas? Por anticonstitucionales… o algo así?
Cada día veo que nuestros políticos se pasan la Constitución por el forro, no le dan la mayor importancia si no cuadra con la política que están llevando a cabo. Qué no tienes trabajo, te aguantas, seguro es porque no te empeñas en buscarlo; qué no tienes comida, apaña con lo que la caridad te de; ¿no tienes donde caerte muerto? Pues no te enfermes, muere en silencio, en la calle, que eso del derecho a tener una vivienda digna, era broma. Como todo lo que se dijo en aquellos años en que guardamos la ira. Los que solo tienen necesidad y miedo, no están para chorradas al nivel de que con Franco, vivíamos mejor. Haber dejado en manos del olvido y del tiempo la razón… ha servido para que no se aprecien en su medida las disposiciones del pueblo. 

viernes, 24 de agosto de 2012


Supongo que dar salida a esta entrada es solo por menear la olla, una que no tiene tapa y se la quieren poner.
Soy vasca y a la mayoría de nosotros, desde muy pequeños, se nos ha enseñado a diferenciar nuestra tierra de las demás, visto desde fuera este tipo de comportamiento se podría llamar una “bilbainada”, un exagerar todas las cuestiones y reprobar cualquier cosa que pasase “en el otro lado”. Aprendimos desde chicos que España era diferente y que nada teníamos que ver con esto; cosa que la mayoría aceptaba sin pensar, ser superior es algo que gusta, sentir que estás en un grupo de personas que luchan por ti o que te condecoran con una medalla solo por haber tenido la “churra”, la suerte del azar, de nacer en este sitio y no en Chilindrín de Abajo. Apunto esto para que se aprecie que sentirse superior es algo que gusta y que se asume con una facilidad pasmosa.
La cosa cambió cuando dejé mi pequeño mundo y me encontré con otro que era mucho más grande, mucho más abierto, tan combativo como el nuestro y con libertades menos definidas pero mucho más agradables. La libertad de poder sentir lo que te diese la gana. Nos instalamos en el mar que no tiene mareas y suele estar caliente y en calma, en la parte donde el sol nace y siempre hace buen tiempo, esto te cambia la vida, la manera de verla y las ganas de vivirla. No por ser más lista he llegado aquí, la casualidad nos lo mostró y la intuición nos dijo que este era nuestro pueblo, nos quedamos. Como nosotros hasta esta bella tierra llegaron miles y no todos vascos, gentes de cien países diferentes que también pensaban así, que esta tierra es toda luz.
Al principio mi natural predisposición a sentirme extra me hacía decir cosas tontas y nada reales, agradezco la paciencia que conmigo tuvieron, me hicieron sentir como en casa. Aquí hay días en los que se puede charlar en castellano con gentes que también hablan otros idiomas; una vez me senté en una mesa de veintitantas personas y casi no se repetía país, belgas, holandeses, árabes, americanos, etíopes, rusos… y algún español, desde luego. Hablaba cada uno de las diferencias que encontraban en este país para con el suyo y en ese momento me vi defendiendo España, me vi sintiéndome parte de una sociedad que me daba la oportunidad de sentir que era para aplaudir. Por mucho que digan, por mucha crisis que tengamos, España es un buen país; tenemos un clima variado, un paisaje maravilloso y unas gentes que son dignas de abanderar. Hemos descubierto cosas, inventado o transformado tanto como el que más y eso no nos hace superiores, nos hace estar orgullosos. Pero solo hasta el punto en el que a uno le parece que se está menospreciando el lugar donde se vive. Imagino la comparación de aquel grupo, el entusiasmo si alguno de otro planeta viniese a meterse con nosotros… Una pena, porque analizo como andan las cosas y me temo que hay tantas acciones históricas vergonzantes que cambiaria de tema. No sé muy bien lo que defendería, tendría que reducirme a mi pequeño país o mi minúsculo pueblo y aun así tal y como están las cosas quizás me tendría que callar por no parecerme que estamos haciendo bien las cosas. Cada uno es como es y solo hay que esperar que salga lo mejor, intentando dominar la avaricia, el egoísmo, la miseria de cada persona; porque a la larga, eso, lo triste, no inventa nada, no mejora la vida propia, ni la de los que nos rodean.
Veo como se recortan las cosas buenas que tenemos y como nos enfadamos por esto… unos, otros que son más realistas intentan justificar los recortes porque no hay dinero para pagar el beneficio. No lo hay, no tenemos más que deudas y se va cerrando la olla para que solo unos pocos elegidos coman de ella.
Ahora son los “sin papeles” los afectados, como lo son las personas a las que los bancos engañaron, los que perdieron su trabajo y no pueden comer, los que tenían puestas sus expectativas en la ciencia y ahora se dejan reposar… todos estamos en la cuerda floja de un país que al paso que va me va a resultar muy difícil defender. No veo dirigentes que me animen a aguantar el chaparrón, no veo propuestas para mejorar, solo para empeorar las cosas, como tampoco veo que mis conciudadanos se muestren generosos. Cada grupo se mete en su pequeño reducto y lo defiende con uñas y dientes, importando bien poco el resto. Ahora la gente no defiende su país, defiende su corporación, su trabajo, su modo de vida solo visto desde ese punto económico que es tan ventajoso para unos y malicioso para otros. Nos quejamos de que no tenemos suficiente; el que tiene llora porque quiere demostrar que con eso no se puede vivir, sin pensar que otros viven con la mitad, de la mitad, de la mitad… o con nada, gracias a la generosidad de los familiares o amigos. A nadie se le ocurre proponer un reparto, nadie quiere dejar de trabajar una hora para que se contrate a otra persona que pueda, por lo menos, comer. Nadie quiere perder las prebendas conseguidas, incluso si no hay dinero para pagarlas, que se lo quiten a otro y llegado este punto, nos da igual que sea el vecino.
Nos quejamos por la sanidad, esa que en la comparativa nos hacía ser un país superior, nos recortan la seguridad de saber que en eso que más se teme, en la perdida de la salud, vamos a tener a nuestra disposición todo lo necesario para subsanar el problema. Nos jode llamar a la puerta y que nos digan que no hay para nosotros, porque nos creemos, nos lo ganamos, el derecho a ser cuidados y a la que esto ocurre, miramos al de al lado para ver si ha colaborado con el grupo. No pensamos en que todo está tocado por el administrador que hace que cada cosa que se consuma tenga aranceles para pagar el bienestar. Los que pueden se marcan como insumisos y deciden que ellos no dejaran de hacer eso que siempre hicieron, pero seguro que hay un montón de gente esperando meses, o años a que se les atienda y no obtienen tanto apoyo. Seguimos sin verlo claro, pataleando contra los recortes, contra las bajadas de sueldos, los ERES, las subidas de impuestos y queremos más, queremos vivir como antes, con seguridad, aunque fuese falsa. Los ladrones se quedan sin castigo, los gobernantes sin apoyo, los habitantes sin atención y solo nos enfadamos… creo que ya es hora de replantearse las cosas, de ver si hay gentes que tengan otras ideas, de saber si vamos a seguir pensando que somos unos desgraciados muertos de miedo o gentes que están dispuestas a equilibrar la cuerda, para que todos puedan pasar sin morir en el intento. No soy vasca, no soy española, no soy nada si no participo en algo que mate a unos y a otros no. Nadie tiene más derecho que nadie, todos respiramos el mismo aire podrido y a no ser que empecemos a soplar, acabaremos con todo. 

jueves, 23 de agosto de 2012


No quiero ser borde, pero seguro que estáis viendo en la tele algo aburrido... algo que de tanto como lo repiten se le nota el desgaste. Así que aquí tengo una peliculita de diez minutillos que si no os encanta, os dará m i e d o... he dicho miedo... 
¡Con todos ustedes!!!! El Asesino horriblemente lento con el arma extremadamente ineficaz por Richard Gale

Me crié en centros escolares de todo tipo; a lo largo de mi vida de estudiante me senté en siete u ocho lugares de enseñanza diferentes, desde escuelas curiosas donde daban clase en una aula única para todas las edades, en privados o la tan denostada, en mi época, escuela pública; aulas solo para las niñas o de temática religiosa.
Con esta experiencia que adquirí en esos años bien podría contar al señor ministro que no es bueno que los chavales estudien separados. Aunque no lo parezca la interacción que se tenía en los patios o la calle cuando te encontrabas con muchachos era difícil. No nos conocíamos y nos tratábamos tontamente, sin saber cómo hacerlo y descubriendo a base de errores que era lo que esos chicos o chicas querían en cuanto a una relación para el juego o la amistad. A nosotras nos parecían extraños y a ellos les parecíamos extraterrestres. Cada uno en lo suyo se empeñaba en demostrar que merecía la pena estar juntos, aunque las instituciones nos pusiesen en diferente lugar.
Nos miraban, ellos a nosotras, en las vallas de los patios de recreo como si les embelesásemos y cuando mirabas se reían haciendo ver que las niñas tontas hacen gracia. Y es que parecíamos tontas cuando del otro sexo se trataba, nos poníamos a jugar a señoras dignas que no se rozan con lo que ellos representaban en casi forma animal, eso que les hacía parecer unos brutos de tomo y lomo. Les gustaba vernos jugar, porque nuestros juegos eran diferentes; la goma, la comba, atusarnos el pelo, cuchichear, el corro… juegos la mar de tranquilos comparados con los de ellos, donde casi siempre había una manera de hacerse daño, una meta y un balón.
En estos años no nos parecía raro eso, al revés, lo asumíamos porque aunque ahora suene cosa de mil siglos en este país y en otros también, se hacían las cosas en doble, para uso discriminado, ellos y ellas. En las iglesias había dos tiras de largos asientos, unos para hombres y otros para mujeres, los baños siempre separados, los papeles diferentes, el Servicio Social para nosotras que necesitábamos educarnos para la igualdad y la ciudadanía… o la libertad.
A mí me gustaba ir al pueblo los veranos, allí era casi libre y desde luego mi cuadrilla era de chicos y chicas en la misma proporción, con las mismas oportunidades de subir a un árbol, chiflar como los pastores o bañarnos en porretas. En la ciudad, no salía a la calle a jugar, porque eso era de niños de barrio. Mi exquisita educación no permitía andar por la calle, la misma que nunca me dejó ver a mi padre en bolas o que sabía bordar pero no como se hacían los niños. Por eso cuando recuerdo el primer beso, aun me sonrojo; de no ser por los juegos mixtos hubiese tardado años en darme cuenta del detalle. No iguales, no diferentes, somos lo que somos, personas que pueblan este planeta y que no podríamos hacer nada los unos sin los otros. De haber convivido con ellos desde la infancia seguramente entendería mejor el comportamiento de otros y ellos, el mío. Claro que el ministro bien podrá preguntar a los psicólogos, que son los que mejor saben de comportamientos. Menos mal que algunos libros ayudaron para que no hubiese tanta distancia, claro que la realidad… supera siempre.

Wert, a favor de subvencionar la educación segregada


miércoles, 22 de agosto de 2012


Ayer nos enterábamos de la noticia de la restauración de un cuadro en una iglesia en Borja. Ayer era una mujer desconocida que se había pasado con una imagen dejándola un poco… triste. Todos nos metimos con la manazas y con el que le dejó hacer eso y nos reímos a su costa un rato.
Hoy la he visto en la tele y me ha conmovido la mujer. Me ha hecho pensar y sobre todo volver a mirar el cuadro, el original. Es curioso porque me ha pasado algo gracioso, he rebobinado en mi parecer y claro, las cosas ya no parecen lo mismo.
Leo la nueva noticia en la prensa y de entrada me paro a pensar en que se están llevando las cosas un poco lejos. La mujer no ha tenido malicia, no era la primera vez que retocaba la pintura, que por lo que veo es un fresco en un murete. Mi memoria se llega a los años en el anticuario, que he podido ver numerosos cuadros con la misma imagen, antiguos o modernos, pero muy similares todos; miro en las imágenes del buscador y son millones los retratos de esta compostura católica un tanto gore. Tampoco creo que sea tan terrible reponerla por otra de similar factura que se encuentre en los miles de almacenes que tiene la iglesia y que puede ser nunca vean la luz. Vaya usted a saber cómo están todas esas obras, allí almacenadas sin mucha consideración… solo la de saber que guardan piezas con valía, aunque solo sea por viejas.
La mujer se defiende contando que todos la veían trabajar en la pintura, que el cura lo sabía y que nadie le dijo nada. Todos estaban tan contentos hasta que llegó la mano divina de la prensa para puntualizar el llamado desastre. Qué ella dice, aun no está terminado. Pues que lo termine, o que no, que deje de sentirse mal, que tampoco es para tanto. Cosas peores se han visto en nuestro patrimonio y menos bombo se le ha dado, incluso no hemos llegado a saber. En mi pueblo el cura de toda la vida con el cuento de pagar un nuevo tejado, fue vendiendo todo lo que de valor había. Dejó el retablo mayor porque no se podía sacar sin que los de allí se diesen cuenta, pero el resto, el resto se transformó en billetes verdes que le sirvieron para hacer sustanciales apuestas en el frontón de Vergara. Hasta el enorme y bello órgano desapareció y no volvimos a ver ni los tubos que nunca escuche silbar.
Levantamos el grito al cielo por una manita de pintura poco afortunada y se pierden en los anales de la Guardia Civil la de denuncias que se pusieron por la desaparición de obras en los templos y solo unas pocas lo fueron, denunciadas, el resto no importaba a los de la curia y los vecinos bien sabían el nombre y los apellidos del ladrón.
La ley dice que no se puede tocar, no se puede manipular la obra de otra persona, que eso es punible… nos lo imaginamos pero poco lo respetamos; ni fotografías, ni muchas arquitecturas o esculturas quedan impunes y muchas realmente si son irremplazables.
No es por menospreciar esta pintura, ni al pintor que su valor tendrá, pero tampoco hay que ir a comernos a la abuela como si la mujer fuese un criminal del arte cualquiera. Yo también soy Cecilia, a lo mejor no en obra, pero sí en deseos de transformación, de retocar cosas que he visto en exposiciones o por las calles, anda que no le daría un nuevo toque a algunas de las esculturas tan feas, para mí, que veo colocadas en lo urbano; o esas construcciones firmadas que me resultan dolorosas de mirar. No lo hago porque no tengo un cura, un alcalde amigo que me deje, que si no… Todos asumimos que es precioso el pueblito blanco impoluto, o el que ahora sus fachadas están llenas de color, ¿Cómo eran antes? Sienas, tristes… Un pueblo entero patalea por el pantano que se lo comerá, acaso no es esto más valioso que una pintura? Pantano, autopista, vía de tren… ¿Cuántas piezas arqueológicas no se han perdido por estas cosas? y no se pueden reemplazar.
Cecilia ha tenido sus cinco minutos de gloria y no está bien que la amarguemos. Quitemos esa compostura de modernos que tenemos… Jolín, que solo es una pintura mil veces repetida, mil quemada en las distintas guerras y mil más reverenciada… esto es tan importante? Esto… no tiene perdón? Ya nos vale. Lo mejor, que hemos actuado como lo hace un español, con la eñe bien puesta, hicimos choteo, cachondeo de esto, como lo hacemos de otras mil cosas y eso, eso que para otros países será nuestra huella de poca cabeza, para nosotros, es, nuestra forma de ser.

Ojeaba esta noticia donde le dan titular a crear un carnet por puntos para los estudiantes. Esto no es nada nuevo; recuerdo que en mis años de instituto, allá por la edad vieja del dictador, ya se usaba este método. Creo recordar que en el cuadernillo de notas, al final, venían unos casilleros con, ¿diez, quince? puntos que los profesores te recortaban si lo creían conveniente. Preludio a un castigo de fatales consecuencias, te expulsaban del centro si perdías la mayoría, dando por hecho que no aprobabas el curso. Ni que decir tiene que no llegaron a recortármelos todos, la hice con las notas finales; burda falsificación llena de pistas que no dejaban duda de mi disconformidad con lo que allí se decía, ¡maldito color rojo! Durante el curso había habido de todo, recortes mínimos de aviso, medios puntos o incluso puntos enteros por un ataque de insolencia mal enfocado, por su parte, seguro, que no merecía tal toque, mejor se hubiese arreglado en un buen ring con puñetazos y patadas incluidas. Y es que a mí nunca me gustó eso de ir al colegio, donde me aburría sobremanera y recortaban mi natural inquietud.
Ahora quieren volver a implantar este tipo de cosas, los castigos, por ejemplo. Venga señores, que ha llegado el momento de pensar que no las tienen todas consigo, que lo hicieron mal desde el principio, que eso de retener a los infantes buena parte de los días en una habitación no es tan fantástico como se imaginaban. Otra cosa hubiese sido si los niños pudiesen aprender de lo natural hasta esa edad en que las preguntas empiezan a tener sentido y las respuestas llegasen de manos expertas, como los profesores, pero en un ambiente digno de poseer las puertas al saber. ¿Qué pasaría si los educadores y educandos se reuniesen en un parque o en un museo, o las clases fuesen con ejemplos vivos y reales? ¿Qué ocurriría si todos pensásemos que somos educadores de nuestros infantes? Si cada uno se sintiese responsable de la enseñanza, la preparación para la vida, para el futuro de cualquier niño que pasase por tu lado ¿seriamos de otra manera? Por supuesto que son necesarios los expertos, esos que se dedican a un tema y lo exprimen, lo dominan, esos nunca cambiarán pero los presupongo disfrutando, enseñando de una manera libre, con niños que desean aprender. El mundo está mal diseñado, hemos creado una forma, una manera de vivir que damos por buena, por organizada y sin más la consensuamos, casi como idea propia.
Quieren premiar o castigar y no sería mejor partir de que aprender es necesario, es gratificante y que nos ha de servir en el futuro para ser adultos responsables, que enseñen a otros lo que han desarrollado… Pocos chavales dirán que aprender es algo necesario o útil; se ven en las aulas y pugnan por pasar de un año a otro, sin mayores pretensiones. ¿Por qué los jóvenes se abrazan a los deportes con tanta pasión? Supongo que es porque los adultos que les rodean sí que hacen eso que digo, enseñan, divierten o disfrutan con ellos y el resultado es que saben mucho de eso, no necesitan hándicaps, ni puntos, ni aulas para estar enterados de todo tipo de referentes. El único problema es que el deporte no les afina la mente, en muchos casos los embrutece y hace de ellos una pieza más, iguales unas a otras, que componen el manto que llena campos sin pensar mucho.
Por una educación sana, aprender cosas que luego las puedes necesitar, o lo que es mejor, las puedes compartir. En muchas ocasiones el hecho de que todos hagan lo mismo no quiere decir que sea lo mejor.
Padres, alumnos y profesores han elevado al Ministerio de Educación más de 900 propuestas para mejorar la enseñanza no universitaria ... premios económicos para los estudiantes con mejores notas y castigos para los malos  

lunes, 20 de agosto de 2012


Mientras me aseaba escuchaba las noticias en la radio. En verano todos los informativos, sea a la hora que sea suenan a un triste déjà vu, esas situaciones en las que uno tiene la sensación de repetir el momento, de haberlo vivido con anterioridad; eso me pasa todos los veranos, me vuelvo una paramnésica perdida, da igual sea en la radio o en la tele, cosa triste a más no poder. Esta gente repite las noticias, no solo de hora en hora, también de una cadena a otra, mismas palabras, mismas imágenes. A veces pienso en el pobre que redacta la primera, que todo contento se hace su presentación pensando que es un buen trabajo y al final del día de tanto escucharlo en boca de otros, debe sentir que eso no es suyo. A lo mejor esa repetición con pocas pretensiones se parece tanto a los anuncios que es la causa de no ser conscientes de lo que pasa por el mundo.
Tiro mano de las redes sociales para saber qué es lo que interesa al personal y saltan las apuestas entre lo político y lo social, tengo la sensación de que empiezan a rayar la prensa rosa de tan subjetivas que parecen las reseñas; la Prima que baja y sube como le rota, la fulana de tal que dijo que no dijo, el mengano que sabe que no sabe o los zutanos que marcan tendencia por tener demasiado estilo. Luego me insuflo de moral con la tristeza, que de eso hay para regalar y me enorgullezco de sentir que cada día un poco de mí se repite, como si fuese un haberme vivido antes.

Escuchaba que el popular Café Gijón, descanso de artistas en la capital, no cierra. Cerraba sin duda por un “quítame un terraza” que la habían perdido, como si eso de tener un espacio para uno fuese algo que sostiene la economía de un café, qué debe serlo, claro, pero en esas me produce una extraña sensación saber que uno de los sitios de casi obligada visita al Madrid de la cultura pende de unas mesas en la calle. Ahora pueden estar tranquilos por veinticinco años más; los que la perdieron, que supongo será el bar de al lado ¿cerrará? Qué casi era una amenaza, ¡o tengo terraza, o cierro!; he aquí la importancia de vivir en la calle, esto lo digo por los indigentes y los que se quedaron sin casa, por fin tienen una buena terraza, pero claro ellos aun no son paradigma de la cultura de nadie, aunque todo llegará. Se darán casos en que entre los que nada tienen, que son ya millones, se encuentre algún potencial de la literatura y escriba una magnífica obra en papeles de desecho, con lápices encontrados en los mostradores públicos (por mucho que los aten siempre desaparecen) y con los años, cuando la obra triunfe diremos cosas como que el autor necesitó de un empuje desgraciado para la creación. Apuesto algo a que este artista también está preocupado por una terraza.

Me encuentro con la foto del día, que no es un primer plano del erial de Marte, de las playas abarrotadas o de uno de esos pobres países a los que les caen bombas a diario. La foto que tampoco sé si ha sido portada de la prensa escrita, lo merecería por brutal y oportuna es de un corneado siendo lo propio en la corrida de ayer. Dolorosa de ver, que todos tenemos en gran estima esa parte sensible de nuestro cuerpo. Mientras los demás miran, dos se pelean sabiendo que solo ha de ganar uno. Los mirones pueden estar en tribuna luciendo galas, a la sombra o al sol, dando opiniones, haciendo aspavientos y como en el circo, sintiendo miedo por el riesgo que corre otro, sin saltar nunca en su ayuda. Corre la sangre y el ardiente sol la seca, hoy el muerto de este juego se ha tomado la revancha y a los que miraban una corriente eléctrica les ha subido por las entrañas. Es el riesgo gratuito que tanto nos gusta mirar; gratuito para el torero, que el otro, el toro, por ser bestia no tiene voz en esta lucha y terminará siendo guiso en un plato.
Todo parece que se repita y si no, escuchar las noticias, leer una y otra vez… hasta mañana, que serán parecidas.

domingo, 19 de agosto de 2012


Hace un tiempo, en el 2009 creo, tuvieron la gran idea de hacer una buena campaña publicitaria sobre la necesidad de consumir frutas y verduras frescas. Una más de esas indicaciones institucionales para regularnos la vida. Que si ponte es cinturón, que si no a las drogas o pónselo, póntelo… incluso animar a votar, leer o caminar, mil anuncios para que la gente piense más de lo que piensa, pero de esa manera curiosa donde se te dice que es lo que debes pensar y con unos minutos, ni necesidad de plantearte el porqué de eso que se te “aconseja” necesitas, solo haz lo que se te dice.

El otro día estaba en el supermercado y me acordé de aquella campaña publicitaria donde nos instaban a comer cinco piezas de fruta y verdura al día. Enseguida me vino a la memoria como aparecieron en el mercado nuevos productos, zumos o similares, que se decían naturales con una alegría digna de un iluminado. Con los años he aprendido que en un porcentaje muy alto cada vez que se escuchan ciertas palabras como natural, gratis o fácil por ejemplo, distan mucho de ser así.
Recordaba la cantidad de propuestas para cuidarse la boca o los ojos, pasando por todo tipo de ánimos para prevenir mil enfermedades y me da que hoy en día aquello que nos parecía tan inteligente, lo de prevenir para no llegar a mayores, hoy en día ha pasado a la historia. ¿Nos engañaban? Creo que no, pienso que está bien que uno se vigile la salud y no deje que las enfermedades lleguen al punto de ser irreversibles; pero claro, ahora ya no hay dinero para hacer estas campañas y a lo más que vamos a llegar es a poner velas a algún santo para que eso que nos pueda preocupar solo sea una tontería. Hemos llegado a un punto tal que nada de aquello que componía nuestro bienestar es ahora importante; olvidamos que hay cosas que no se pueden remediar y que muchas familias no pueden desembolsar un dinero que no tienen para que las cosas sigan como antes.
Veo muchas noticias de gente que acude a comedores sociales, a por raciones de alimentos a los bancos… Por cierto, ya le podrían cambiar el nombre a esto, suena fatal que personas a las que los bancos de dinero, han dejado en la calle por quitarles su techo, tengan que ir al banco a por comida, aunque se llame Banco de Alimentos y sean todo caridad. Cada día a la hora en que los comercios de alimentación cierran podemos ver gentes abasteciéndose de sus desechos. Ya sé que dicho así suena muy mal, abastecerse de desechos, pero no deja de ser una realidad. Tampoco me parece que sea lo más terrible, malo sería si uno no pudiese comer y realmente no pasa nada, hay tanta noticia sobre esto, tan en boca de todos está que lo hemos asumido y a la que vamos veremos cómo pronto saldrán listos organizando las batidas. A lo mejor volvemos a la época en la que los puntos donde se colocaban los pedigüeños estaban más que cotizados; que si la puerta de la catedral, que si la esquina del teatro… se rifaban las calles con mayor poder adquisitivo y no te podías poner a pedir en cualquier sitio.
De vivir bien a tener problemas económicos, mejor dicho a no tenerlos porque no se tiene dinero, cuando aparecen otros problemas como el comer, hay un camino que se cruza rápido. Un quedarte sin trabajo, sin subsidio, sin que tu familia te pueda ayudar, cosas todas que están a la orden del día y que nos llenan de temor. Hemos olvidado que nuestros niños merecen cinco piezas de fruta y verdura al día; ¿volverán aquellos años en que en las escuelas públicas se nos repartía un cuartillo de leche o una naranja? Mirado desde el que más o menos tiene suena extraño, lejano y empezaremos a verlo más dolorosamente cuando en los colegios haya niños que lleven su almuerzo o la merienda y otros no; cuando unos puedan remediar la plaga de piojos y otros sigan rascándose porque en casa no hay para el champú de turno.

Me he tomado la molestia de ver que es lo que cuestan cinco piezas de fruta, es cierto que dice: frutas y verduras, pero viendo que unas vainas pueden rondar o pasar de los dos euros, da un poco igual. Una naranja, melocotón, pera, paraguayo y una manzana cuesta 1,31 €. Mirando que en muchas familias hay dos niños la cosa se pone en unos 78 euros al mes. Me parece una barbaridad ¿por qué es tan cara la fruta o la verdura? No estamos hablando que para una buena alimentación se necesita también lácteos, carnes y pescados, solo he contado lo que cuesta la fruta. No sé como estas familias podrán alimentar a los suyos si este gobierno no decide que el que nada tiene merece un poco de ayuda. Habrá un país dividido, por un lado los niños que se críen con todo tipo de frutas y los que no; todos sabrán como comer una galleta Oreo, pero la mitad no podrá probarlas. Unos tendrán la opción de escoger los caramelos y otros cuidaran su dentadura porque no los probaran.
Las cosas no se ven bien para muchos. Los estamentos no tienen pensado que hacer, debe ser que mantener el estatus de algunos es mucho más importante. Escucho ya frases desagradables de esas en las que los que tienen empiezan a estar cansados por verse rodeados de los que no. Sé que lo que en un principio produce pena, desasosiego o caridad, acaba siendo molesto. Los que no tienen aun no han salido a las calles, gritan demasiado bajo y no se les aparta, todo llegará. Siempre ha pasado, acabamos sacando de nuestro lado eso que nos molesta. 

sábado, 18 de agosto de 2012


Si cuando digo que la Justicia deja mucho que desear… Y no lo digo al tuntún, solo porque me han multado de una manera sórdida, como por recaudar… ni tampoco lo digo porque en mi memoria circulan escenas plasmadas para la televisión donde un “procer” (por haber sido elegido en varias ocasiones), se codeaba, colegueaba con los jueces del tribunal que le estaba “juzgando” (retrocedo y pongo comillas a “juzgando” porque era otra cosa, ni siquiera un sinónimo). Esas ocasiones que trascienden por ser ya exageradas y que al gremio se le debería caer la cara de vergüenza… no, no me refiero a las veces que justificaron un maltrato o un abuso sexual, ni a ese juez que rezaba y gastaba como un emocionado; me refiero al mercadeo que se traen poniendo y quitando autoridad y prestigio en cada uno de los cambios de gobierno.
Cuando era cría y veía pelis de esas americanas donde los jueces, en muchas ocasiones, quedan al descubierto como verdaderos malignos llenos de tejemanejes políticos o económicos, o ambas cosas, me parecía que era teatro, pura comedia, inventos, no me podía creer que eso existiese en la realidad. ¡Pobre inocente! Creces y a medida que vas viendo el percal intuyes que el tópico de: la realidad supera la ficción, tiene cabida y miras con escepticismo si es de recibo dejar que un igual, por muchos libros que tenga llenos de normas, es capaz de decidir quien acaba en la cárcel y quién no. Piensas que todo se trastoca, se mira con subjetividad, con esa que se avala en la moral, la religión o a lo mejor en un buen dolor de ciática al levantarse. No debería ocurrir esto, no tendríamos que permitir que una corriente de aire decida si algo es bueno o no lo es. Incluso si hay una mayoría de por medio que decide algo, siempre habrá una minoría, aunque sea Uno que no esté de acuerdo o quede perjudicado. Pero nada importa por el bien del estado, de la comunidad, aunque esa comunidad esté gritando todo lo contrario.
¿Cómo puede nadie pensar que es justo, que es noble, que lo está haciendo bien, si hay tantos que no están de acuerdo? Por lo menos parar, meditar, mediar, recomponer los pedazos de la víctima y en el caso de penar, que sirva de algo, no solo sea un recurso para la retirada de la circulación de aquellas personas que no nos gustan, que no saben comportarse o que se volvieron locos. Llegado el momento, la ley ha de cumplirse a rajatabla, aunque el que la hizo ni siquiera demuestre un ápice de arrepentimiento. Por pena, por lástima, por enfermedad o por ley, qué más dará si el acusado se convierte en un icono para algunos. «Lex dura, sed lex» le moleste a quien le moleste.
Siempre miré la legislación como algo que delimita los derechos de las personas, marca de manera implícita eso que tantas veces decimos: La libertad de uno termina donde empieza la del otro; pero con los años, no lo tengo tan claro, no porque no se pueda hacer, que lo supongo, sino porque hay demasiados implicados que deciden donde empieza y dónde acaba mi libertad y siempre están tocados por la mano de dios o de una ciática mañanera. Tristes somos porque al final, las victimas pasan siempre a cuarto plano: la ley, el criminal, nosotros y las victimas… todos a la vez juzgando y deseando cosas distintas.

viernes, 17 de agosto de 2012


Temo que puedo llegar a ser pesada con algunas cosas. Unas veces subo clips de curiosidades que me hacen gracia, otras son enlaces a noticias que me golpean en los carrillos cuando los veo y no es por joder, ni mucho menos, es solo porque me da la sensación que a veces el mundo por internet se decora demasiado con perritos, peluchitos o frasecitas más o menos tópicas. Puedo compartir música o arte que me agrada, un poco por tener compañía, que se agradece; las burradas, los desmanes y la sinvergonzonería también tienen un lugar. Me sabe mal aburrir con estas cosas que a la hora de la verdad a todos nos llegan por un lado o por otro; me gustaría poder ser una esquina en alguno de esos lados.
De entre esos enlaces que subo los que casi más me preocupan son los que hablan de temas de salud. Unas ocasiones son esperanzadores y en otras son solo a modo de aviso por si las moscas. Todos sabemos que no es fácil encontrar en internet la información correcta, suele estar manipulada o equivocada en muchos casos, por mucho que digan, internet no es de fiar. Si de algo sirve es como pista, seguramente muy a tener en cuenta.
Aquí he encontrado una noticia de esas que asustan y que a pesar de no entenderla muy bien, da que pensar. ¿Qué estamos haciendo con nuestro cuerpo? lo cuidamos con todo tipo de ungüentos y resulta de pueden ser venenos... Confiamos en... ¿en qué? en empresas que están enlazadas con otras empresas y que manejan el comercio mundial de la alimentación como quieren; nos fiamos del pequeño empresario que les compra a ellos las materias primas y por mucha buena fe que tengamos no hay manera de salir del peligro a meter la pata con tanta complicación.
Leía en una entrada que las empresas no son ONGs, no lo son, ni eso, ni son aquellos vecinos majos de la tienda de la esquina, que bien por ser buena gente, bien porque en el pueblo los podían mantear se comportaban. Somos sufridores con pocas ganas de pelear, creo que a estas alturas empezamos a estar muy cansados viendo tanto muro alto que no hay manera de derrocar; y los gobiernos, que deberían velar por la seguridad… están tan confundidos o vendidos como nosotros.

Johnson & Johnson eliminará sustancias potencialmente dañinas de sus productos

Silvia R. Taberné @ 17-08-2012

Anda el día revuelto y los ánimos acompañan la travesía. Me cuentan que acaban en la calle 3000 Orientadores Laborales. Lo siento por ellos, que un trabajo es sinónimo de vida normal. Es evidente que esta gente poco han podido hacer desde que empezó la crisis; decirle a un licenciado que lo mejor es que oculte este hecho si quiere encontrar un trabajo de dependiente o camarero es algo que chocaba, pero sin duda es también un consejo del que ve como no hay salida para las profesiones especializadas y comer, hay que comer. Los pobres no tienen muy buena fama, ellos no pueden dar eso que tanto ansía el parado, un trabajo, ellos solo son los que te pueden ayudar a conseguirlo, dando nueva visión y mostrando posibilidades, o en las empresas a recolocar al personal, pero si no tienen recursos, mal se puede hacer nada.
Ahora les toca a ellos, a esos tres mil que te contaban que había cursillos para reciclarse pero que no podías acudir porque estaban a tope. Una pena que nadie esté en estas.
Muchos, sobre todo de la zona derecha, dicen que ya está bien de meternos en contra de las instituciones, que aquí nadie da soluciones... No es cierto, desde hace años que venimos dando toques, cada uno con los recursos que puede, viendo especialistas que nada tienen que ver con lo gubernamental, escuchando a los viejos economistas o volviendo a las ideas tan denostadas del reparto y el boicot.
Lo triste es que eso que ya teníamos olvidado, las empresas de trabajo temporal que sableaban a los pobres desesperados... volverán, el gobierno se quedará a gusto y el que busca un trabajo, lo tendrá un poco más difícil.

jueves, 16 de agosto de 2012


Dicen que tienes veneno en la piel... y corremos a deshacernos de lo que "supuestamente" nos está dañando. Siempre he pensado mal de aquello que cuando se explica, sea personas o prospectos, habla en clave unas veces numérica y otras usando unas palabras tan retorcidas que no hay quien las encuentre en diccionario coloquial alguno.
Salen noticias dichas con reserva, con cierta precaución, por aquello de no herir susceptibilidades y sobre todo, por no hundir alguna empresa; y tiemblo ante la perspectiva de haber estado envenenándome o lo que es mucho peor, envenenando a los míos.
Así, sin más soy participe de un asesinato que otros programan y en el que no soy más que un número en la estadística o una cantidad de medida a la que ni se controla el consumo, ni se le avisa de que puede matar. La palabra Cáncer nos abruma, nos aterroriza y hace que nos movamos en todas direcciones, bien para combatirlo, bien para apoyar a los combatientes o incluso, menos veces, para defender a los científicos que se quedan sin recursos. Pero... ¿y la palabra MUERTE? está no nos parece tan real y por pura estadística tonta el 100% la ha de usar; no sentimos lo mismo cuando leemos en un paquete de tabaco que esto que tanto nos gusta nos puede causar... La Muerte... No hacemos mucho cuando aparece una noticia y cuentan que tal o cual componente puede causar tal o cual enfermedad y con ello llevarnos por ese camino que no se acepta, a morir.
He ido al Mercadona a devolver tres cremas que tenía dispersas por casa. No soy muy de eso, de cremas y potingues que siempre me parecieron inentendibles en sus prospectos y con pocos resultados. Entre otras cosas porque la mayoría de los componentes, no solo de cremas, también de fármacos o comestibles, si los tomásemos aislados en la cantidad adecuada serían los causantes de una muerte segura con más o menos dolor y conciencia. No me hace gracia perder la ilusión de mis tan bien merecidas arrugas, cosa que por mucho que te pongas no se consigue, pero las veo tristes si lo hago.
Fui a la caja y agradecí a la chiquilla que allí estaba su encantadora exposición sobre mi persona. Llamó por el teléfono interno y dijo: Fulano, hay aquí una chica que quiere cambiar unas cremas.
Le agradecí el detalle de no llamarme señora que no me gusta nada, salvo que esté con las uñas sacadas y hasta el momento no era el caso.
A los quince minutos de espera, cuando ya empezaba a sacarlas, las uñas, digo, aparece un señor jefe (no un chico) con unos papeles en la mano, fotocopias de lo que los de sanidad decían sobre los componentes de esas cremas. Ha sacado un tique y me ha devuelto el dinero tan a gusto, no sin antes tocar mi fibra de consumidora... "Conste - decía - qué estas cremas no son, ni han sido nunca causa de ninguna enfermedad" ... Eso es mucho decir, le he contestado. Y se ha puesto a contarme que ellos, que la empresa esa que las hace que es de toda confianza... No he podido menos que decirle, recordando ayer una entrada de una amiga, que si era que les tenían manía, como en el cole, a lo que se le ha abierto la boca diciendo que sí y luego el muy... no sé qué adjetivo usar... “pobre”, se ha referido a lo del asalto del otro día por parte de los chicos andaluces. Hasta aquí hemos llegado. No solo me han tocado las células sino que además me quieren tocar la moral. Señores de Mercadona, no me vacilen. Puedo demostrar que ya no son mi supermercado de confianza, hace mucho que dejaron de serlo porque aquellos tiempos que se molestaban por hacer las cosas bien, se han terminado. Ya no veo niñas embarazadas con cara de felicidad, no veo productos con procedencia cercana... bueno sí, ahora el pescado es de la bahía y cuenta el doble que el de antes; y así una lista larga de cosas que ya no me dan confianza. Estoy convencida de que no solo tengo veneno en la piel, también por dentro va haciendo su trabajo. No confío ya ni en mí, menos en otros.