"...que es un soplo la vida,
que "cincuenta" años no es nada,
que febril la mirada,
errante en las sombras,
te busca y te nombra."
Los argentinos hoy celebran justicia tras años de olvido
y lucha férrea en forma de "Abuelas y Madres", al modo de presencias
blancas con un movimiento quieto en una plaza. Gritando en silencio día tras
día y sintiendo que las fuerzas se acaban. ¿Cuántas de esas grandes mujeres no
han podido ver este triste final? Porque a mi entender, por mucho que todos nos
alegremos de que se haya hecho "justicia" hoy no es un día feliz, no
es un rojo en el calendario porque llega demasiado tarde. Tal día no tendría
que haber comenzado hace más de treinta y cinco años. Apoyamos las luchas de
los afectados y los sentimos desprotegidos, aplaudimos cuando por fin se hace
justicia... ¿Por fin? Al fin, al cabo, después... Tengo la sensación de que eso
que llamamos justicia y que tenemos bien delimitada en viejos catálogos andaba
ciega, como tiene costumbre. Sé que a veces los desaprensivos la tienen
amordazada en los sótanos de las dictaduras, conviviendo con la libertad. Pero
que hubiese pasado si al primer rasgo de injusticia, esa señora que marca lo
que es de ley hubiese gritado con todas sus fuerzas... Demasiadas veces olemos
los movimientos sectarios que se quieren hacer libertadores del alma y se apoderan
de la vida de los demás, los atan con cuerdas finas que poco a poco van
engordando, y la justicia mira para otro lado, muerta de miedo.
Hay gentes que en estando dentro la defienden a capa y
pocos usan espada para cortar los desmanes. Vemos políticos y moralistas en vez
de administradores racionales. Vemos que la buena fe tiene tendencias y eso no
puede traer nada bueno. Si al menos la experiencia fuese útil...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.