Todos somos Uno de Cien y no a todos nos dieron una palmada
en el culo para que recibiésemos a la vida como se merece; tampoco recibieron,
algunos, el cariño de una madre que te decía lo guapo y listo que eras.
Seguramente de esos noventa y nueve que quedan te rozarás con... me temo que
con ninguno y serás un perdido entre caminos que no encuentra su sitio. Esta
estadística animada cuenta que hay una proporción enorme que no tienen acceso a
lo más básico, mientras el resto se pelea por ver quién es el guapo que llega a
la universidad o el que se muere mañana. Aquí andamos siendo uno, una o
ninguno, viviendo preocupados por la salud, el trabajo, el clima, el
terrorismo, la política... y todo, todo esto son cosas que nosotros hemos
hecho, cosas en las que participamos a diario. Cierto es que muchos tienen agua
potable, cierto, pero no somos nosotros; cierto que hay una mayoría que tiene
mucho capital y por ende, al ser una centena de mayoría idiotas, serían los que
dominarían al resto.
Qué estadística tan mala, tan triste y tan desalentadora.
Claro que todas las cosas estas, aunque sean reales, fiel reflejo de un mundo
bobo, se pueden cambiar.
La cuestión es saber cómo. Que todos los días nazcan dos y
se muera uno es triste porque me temo que de no nacer ninguno seguiríamos
muriendo poco a poco, llenos de esperanzas o vacíos de ilusión, mirando al
cielo por si llueve y sin saber que hay gente haciendo predicciones a largo
plazo para decidir si eres Uno de Cien o Ninguno.
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