jueves, 30 de agosto de 2012


Madredelamorhermoso! Veo esta noticia y sé que si fuese de este partido político se me partiría el alma. Sé que lloraría de pena porque las nuevas generaciones no están a la altura. A lo mejor es que el chico es de un pueblo pequeño y solo estaba ensayando… no creo; temo que no tenga lo que hay que tener para ser político, da igual al partido que pertenezca, aunque digo yo que en esas, los de la rama rojilla, no usaran teléfonos de 600 euros. Tendría cojones que esos que están por el obrero, el pobre obrero que, o no tiene para comer o come solo marisco del tipo mejillón, se pusiesen a mandar sus gracias a Twitter con cosas de estas de última generación, o desde un magnifico iPad… (Perdón, me dicen que los de la cabeza política, los diputados reciben un iPhone, un iPad y conexión ADSL) En fin, que se le escapó la mano y es que quien no se puede resistir ante un piquito, que valen estos trastos; eso sin saber al final el precio que sacó y es que no se pudo aguantar.
Esta noticia me recuerda los muchos casos que así, como quien hace una broma, se roba o como quieran llamarlo ustedes, que siempre se puede decir eso de: “Lo vi, allí abandonado… pregunté si era de alguien y como nadie dijo nada…” o la mejor de todas, esa razón en la que el que no tiene siempre piensa en el “¡qué se jodan!” así en grupo, como cuando la gente se lleva algo del Continente. Puede ser que al no ser de alguien no nombre y apellido, la desfachatez sea menor.
Una vez un chaval me decía que el que roba es gilipollas… solo si le cogen y que a él nunca le cogían porque sabía hacerlo bien. Habrá que aprender a robar con estilo, con clase, para que no te cojan. Podrás hacerte viceconsejero, secretario o incluso chofer de alguno que de verdad se lo lleve calentito y de esta manera aprender.
Estoy más que aburrida de que la gente no valore la honradez, de que cuando un político se pone tontorrón y lo suelta en un mitin, sepa, sepamos todos que en un alto porcentaje no han de cumplir lo prometido. Empiezo a pensar que en muchos casos el borrón y la cuenta nueva no sirve para mucho, que olvidar es un ejercicio cansino si a cada poco te han de recordar, con hechos similares el pasado. Siempre se puede cambiar, pero que se sepa, porque si no, cada vez que ocurre una sinvergüencería cerca, volveremos a lo mismo.
En muchos casos el gobernante o su camarilla no roba dinero, nos quita dignidad, libertad y como poco nos humillan al contarnos que ante todo tienen honor; lo triste es que no lo vemos, no lo encontramos por ningún lado, debe ser que se pierde a medida que se va adquiriendo poder. Y siempre se dijo, el poder provoca deseos de mando y para tener fuerza no hay nada como sentirse superior. De eso a que uno se crea con derecho divino de quedarse con lo que le rodea… hay un móvil, o un traje, o unas cuantas acciones de tal o cual empresa.
En este país, no sé cómo será en los otros, hay cosas que nos parecen menos malas si el que las hace o cuando las hacemos conseguimos una justificación que nos sirva. Robar en unos grandes almacenes no es lo mismo que robar a la compañera; aceptar una gratificación en un trabajillo, dejar que te inviten o recomendar al hijo, no es lo mismo que aceptar un soborno, irte de vacaciones con las dietas o tener enchufada a media familia en el ayuntamiento. Lo único que cambia es la cantidad de gente a la que se le engaña, porque mal, mal está mirado desde cualquier ángulo.

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