Madredelamorhermoso! Veo esta noticia y sé que si fuese de
este partido político se me partiría el alma. Sé que lloraría de pena porque
las nuevas generaciones no están a la altura. A lo mejor es que el chico es de
un pueblo pequeño y solo estaba ensayando… no creo; temo que no tenga lo que hay
que tener para ser político, da igual al partido que pertenezca, aunque digo yo
que en esas, los de la rama rojilla, no usaran teléfonos de 600 euros. Tendría
cojones que esos que están por el obrero, el pobre obrero que, o no tiene para
comer o come solo marisco del tipo mejillón, se pusiesen a mandar sus gracias a
Twitter con cosas de estas de última generación, o desde un magnifico iPad… (Perdón,
me dicen que los de la cabeza política, los diputados reciben un iPhone, un
iPad y conexión ADSL) En fin, que se le escapó la mano y es que quien no se
puede resistir ante un piquito, que valen estos trastos; eso sin saber al final
el precio que sacó y es que no se pudo aguantar.
Esta noticia me recuerda los muchos casos que así, como
quien hace una broma, se roba o como quieran llamarlo ustedes, que siempre se
puede decir eso de: “Lo vi, allí abandonado… pregunté si era de alguien y como
nadie dijo nada…” o la mejor de todas, esa razón en la que el que no tiene
siempre piensa en el “¡qué se jodan!” así en grupo, como cuando la gente se
lleva algo del Continente. Puede ser que al no ser de alguien no nombre y
apellido, la desfachatez sea menor.
Una vez un chaval me decía que el que roba es gilipollas…
solo si le cogen y que a él nunca le cogían porque sabía hacerlo bien. Habrá
que aprender a robar con estilo, con clase, para que no te cojan. Podrás
hacerte viceconsejero, secretario o incluso chofer de alguno que de verdad se
lo lleve calentito y de esta manera aprender.
Estoy más que aburrida de que la gente no valore la
honradez, de que cuando un político se pone tontorrón y lo suelta en un mitin,
sepa, sepamos todos que en un alto porcentaje no han de cumplir lo prometido. Empiezo
a pensar que en muchos casos el borrón y la cuenta nueva no sirve para mucho,
que olvidar es un ejercicio cansino si a cada poco te han de recordar, con
hechos similares el pasado. Siempre se puede cambiar, pero que se sepa, porque
si no, cada vez que ocurre una sinvergüencería cerca, volveremos a lo mismo.
En muchos casos el gobernante o su camarilla no roba dinero,
nos quita dignidad, libertad y como poco nos humillan al contarnos que ante
todo tienen honor; lo triste es que no lo vemos, no lo encontramos por ningún lado,
debe ser que se pierde a medida que se va adquiriendo poder. Y siempre se dijo,
el poder provoca deseos de mando y para tener fuerza no hay nada como sentirse
superior. De eso a que uno se crea con derecho divino de quedarse con lo que le
rodea… hay un móvil, o un traje, o unas cuantas acciones de tal o cual empresa.
En este país, no sé cómo será en los otros, hay cosas que
nos parecen menos malas si el que las hace o cuando las hacemos conseguimos una
justificación que nos sirva. Robar en unos grandes almacenes no es lo mismo que
robar a la compañera; aceptar una gratificación en un trabajillo, dejar que te
inviten o recomendar al hijo, no es lo mismo que aceptar un soborno, irte de vacaciones
con las dietas o tener enchufada a media familia en el ayuntamiento. Lo único que
cambia es la cantidad de gente a la que se le engaña, porque mal, mal está
mirado desde cualquier ángulo.
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