miércoles, 22 de agosto de 2012


Ayer nos enterábamos de la noticia de la restauración de un cuadro en una iglesia en Borja. Ayer era una mujer desconocida que se había pasado con una imagen dejándola un poco… triste. Todos nos metimos con la manazas y con el que le dejó hacer eso y nos reímos a su costa un rato.
Hoy la he visto en la tele y me ha conmovido la mujer. Me ha hecho pensar y sobre todo volver a mirar el cuadro, el original. Es curioso porque me ha pasado algo gracioso, he rebobinado en mi parecer y claro, las cosas ya no parecen lo mismo.
Leo la nueva noticia en la prensa y de entrada me paro a pensar en que se están llevando las cosas un poco lejos. La mujer no ha tenido malicia, no era la primera vez que retocaba la pintura, que por lo que veo es un fresco en un murete. Mi memoria se llega a los años en el anticuario, que he podido ver numerosos cuadros con la misma imagen, antiguos o modernos, pero muy similares todos; miro en las imágenes del buscador y son millones los retratos de esta compostura católica un tanto gore. Tampoco creo que sea tan terrible reponerla por otra de similar factura que se encuentre en los miles de almacenes que tiene la iglesia y que puede ser nunca vean la luz. Vaya usted a saber cómo están todas esas obras, allí almacenadas sin mucha consideración… solo la de saber que guardan piezas con valía, aunque solo sea por viejas.
La mujer se defiende contando que todos la veían trabajar en la pintura, que el cura lo sabía y que nadie le dijo nada. Todos estaban tan contentos hasta que llegó la mano divina de la prensa para puntualizar el llamado desastre. Qué ella dice, aun no está terminado. Pues que lo termine, o que no, que deje de sentirse mal, que tampoco es para tanto. Cosas peores se han visto en nuestro patrimonio y menos bombo se le ha dado, incluso no hemos llegado a saber. En mi pueblo el cura de toda la vida con el cuento de pagar un nuevo tejado, fue vendiendo todo lo que de valor había. Dejó el retablo mayor porque no se podía sacar sin que los de allí se diesen cuenta, pero el resto, el resto se transformó en billetes verdes que le sirvieron para hacer sustanciales apuestas en el frontón de Vergara. Hasta el enorme y bello órgano desapareció y no volvimos a ver ni los tubos que nunca escuche silbar.
Levantamos el grito al cielo por una manita de pintura poco afortunada y se pierden en los anales de la Guardia Civil la de denuncias que se pusieron por la desaparición de obras en los templos y solo unas pocas lo fueron, denunciadas, el resto no importaba a los de la curia y los vecinos bien sabían el nombre y los apellidos del ladrón.
La ley dice que no se puede tocar, no se puede manipular la obra de otra persona, que eso es punible… nos lo imaginamos pero poco lo respetamos; ni fotografías, ni muchas arquitecturas o esculturas quedan impunes y muchas realmente si son irremplazables.
No es por menospreciar esta pintura, ni al pintor que su valor tendrá, pero tampoco hay que ir a comernos a la abuela como si la mujer fuese un criminal del arte cualquiera. Yo también soy Cecilia, a lo mejor no en obra, pero sí en deseos de transformación, de retocar cosas que he visto en exposiciones o por las calles, anda que no le daría un nuevo toque a algunas de las esculturas tan feas, para mí, que veo colocadas en lo urbano; o esas construcciones firmadas que me resultan dolorosas de mirar. No lo hago porque no tengo un cura, un alcalde amigo que me deje, que si no… Todos asumimos que es precioso el pueblito blanco impoluto, o el que ahora sus fachadas están llenas de color, ¿Cómo eran antes? Sienas, tristes… Un pueblo entero patalea por el pantano que se lo comerá, acaso no es esto más valioso que una pintura? Pantano, autopista, vía de tren… ¿Cuántas piezas arqueológicas no se han perdido por estas cosas? y no se pueden reemplazar.
Cecilia ha tenido sus cinco minutos de gloria y no está bien que la amarguemos. Quitemos esa compostura de modernos que tenemos… Jolín, que solo es una pintura mil veces repetida, mil quemada en las distintas guerras y mil más reverenciada… esto es tan importante? Esto… no tiene perdón? Ya nos vale. Lo mejor, que hemos actuado como lo hace un español, con la eñe bien puesta, hicimos choteo, cachondeo de esto, como lo hacemos de otras mil cosas y eso, eso que para otros países será nuestra huella de poca cabeza, para nosotros, es, nuestra forma de ser.

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