sábado, 25 de agosto de 2012


La verdad es que no recuerdo poso alguno de Álvaro Pombo… y la cosa es que ando mosca porque tengo en la cabeza que he leído algo suyo, claro que a lo mejor no era este Pombo y era otro mucho más gracioso. No sé, la verdad, pero tengo claro que habiendo miles de escritores con maravillosos libros, este autor no va a estar en mi lista de “tengoqueleer”.
En primer lugar leo las declaraciones y alucino en colores, en rojo y gualda, para ser exactos, con una diferencia, que antes, cuando vivíamos en la dictadura, cada vez que escuchaba esas palabras, rojo y gualda, se me antojaban revoltosas, revolucionarias y aparecían como “Rojo igual dá!” que una era de las broncas que ponía en las cartas los sellos con la cara del dictador boca abajo, como en aquellas tiendas antiguas de fotografía que hacían lo propio en el escaparate con los que no pagaban, para que todos viesen el detalle.
Volvemos a lo que volvemos y penoso es si además sale de la boca de un señor que se presenta en las listas DE MO CRÁ TI CAS de este nuestro país. No voy a entrar en la tesitura de si se vivía mejor o peor, porque ya ha quedado claro que si vivíamos no era gracias a ningún salvador, era por pura necesidad de sobrevivir. Dicho esto desde el punto de vista de la que nació a desmano, cuando ya la modernidad se filtraba por todos los rincones y no se podía seguir oscureciendo la mente de la gente; dicho por una que solo escuchó historias de personas que ahora mismo, de no estar ya muertas o casi, casi, dirían que se vivía… pero solo porque te dejaban, te daban el visto bueno, que de no ser así hubiesen acabado en la cuneta, como muchos.
Me jode… huy, que mal suena esto, se está poniendo bruto… pero es que cuando leo a este tipo se me revuelven las tripas. Amaba a mis abuelos, para mí eran héroes en una guerra llena de cuarteles mentales y no creo que de haber llegado a este punto, apoyarían el tema de Pombo. Ellos, si que vivieron una España espesa, durmiente por tener la boca, la nariz, los ojos totalmente tapados. Luego, mis padres, que son más de la época del escritor, no dirían tanto. La miseria política, social y personal era carne de a diario en este país y venir ahora a contarnos estas cosas me parece triste y estúpido. El otro día hubo un programa donde se trataba esto y me pareció un descojono de la prensa rosa, tenía un pase, pero esto, no señor, esto se pasa.
Veo el artículo de esta página, la Fundación Nacional Francisco Franco y sigo alucinando en rojo y gualda. Pero no me da igual.
Hace unos días salía a la prensa mundial el estado en que están los juicios en Argentina a los dictadores; recuerdo también algunos otros que en sumarísimo se ha conseguido llevar a cabo a esa panda de sinvergüenzas secuestrapaíses que se creen con el derecho divino de llevar a los pueblos en la dirección que a ellos les da la gana; escuché que es mejor dejar pasar las cosas… Eso hicimos aquí, intentar olvidar, intentar retomar la vida como si no hubiese pasado nada… Libertad, Libertad, sin ira, Libertad… y a medida que veo como actúan nuestros políticos de derechas, nuestros remanentes de esa época, me doy más por convencida de que hicimos mal, teníamos que haber llevado a juicio a todas esas personas que amargaron la vida a la gente. De haber hecho esto no habría paginas como esta de la fundación donde puedes leer cosas similares a esas y además comprar todo tipo de merchandising referente a la época; por supuesto un busto de dudosa factura que de verdad, le pasa lo mismo que a la bandera que venden. 

La imagen es dura de mirar, se necesita fe para ver la cara del de los sellos y la bandera… ¿no estaban prohibidas las banderas estas? Por anticonstitucionales… o algo así?
Cada día veo que nuestros políticos se pasan la Constitución por el forro, no le dan la mayor importancia si no cuadra con la política que están llevando a cabo. Qué no tienes trabajo, te aguantas, seguro es porque no te empeñas en buscarlo; qué no tienes comida, apaña con lo que la caridad te de; ¿no tienes donde caerte muerto? Pues no te enfermes, muere en silencio, en la calle, que eso del derecho a tener una vivienda digna, era broma. Como todo lo que se dijo en aquellos años en que guardamos la ira. Los que solo tienen necesidad y miedo, no están para chorradas al nivel de que con Franco, vivíamos mejor. Haber dejado en manos del olvido y del tiempo la razón… ha servido para que no se aprecien en su medida las disposiciones del pueblo. 

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