viernes, 31 de agosto de 2012


Estos del periódico son un poco listos o estúpidos, no lo tengo muy claro. Hacer un artículo sobre la posibilidad de que el que no tiene seguro se busque la vida compartiendo la tarjeta de otro ciudadano, me parece malvado. ¿Qué intentaban? Imagino que dar ideas no era, ¿denunciar?
No se puede ir por la vida de honrados y hacer paquetes. Esto lo veo a diario, nos gustan las cosas fáciles de pensar y nos quedamos con el enunciado y si leemos lo que sigue es posible que nos pase dos cosas: nos gusta, porque hubiésemos dicho lo mismo o nos escandaliza porque alguna de las frases nos dio en la cara. Sea como sea ante la misma acción tenernos varias maneras de ver y de pensar, según arrastre la ola.
En este caso, me ha hecho gracia que algo tan sencillo, tan fácil de imaginar, sea noticia, aún sin empezar la jornada. Lo fueron los médicos que se hicieron anti sistema y que dicen ellos entenderán a los enfermos sean del país que sea. Bien, eso está bien, sobre todo si anda precedido por una pelea a muerte en contra de esa ley, de esas normas que recortan la sanidad. El valor más grande que un país puede dar.
Si lo miras bien, no sirve de nada tener un buen trabajo, una casa maravillosa, la paz mundial… si estás enfermo. La enfermedad es algo que se nos escapa, incluso a ellos, a los dedicados al tema. Es el peligro que ronda por la cabeza del sano y solo saber que si en un momento, algo pasase tendremos una puerta abierta a la pronta recuperación. Ahora por lo que veo estos señores dejan una ventana abierta, para que los desgraciados salten. Saltaran, claro que lo harán, porque la salud es lo primero.
Veo muchos facultativos que dicen que harán lo que su moral les diga, es plausible, pero también puede no serlo para otras personas que están en la rueda, la que mantiene el entramado sanitario en España. Hace unos días leí una frase cortita respecto a esto, hablaban del sistema de salud aquí: “Tenemos un tesoro” decía uno y muchos aplaudían. Bien creo que ha llegado la hora de darnos cuenta de que lo que tenemos no es un tesoro, tenemos unos ahorrillos acumulados, una casa bien montada hecha con el esfuerzo de todos, de cada uno de nosotros, los españoles. ¿Vamos a repartir ese “tesoro”?
Claro que lo haremos, porque llevamos años haciéndolo, por ley, por norma, por moral… llevamos años cuidando no solo del natural de aquí, también del que nos llega, aunque solo sea para un par de días de vacaciones. ¿Se meterá en el mismo saco a un argelino que a un sueco? No es tan rara la pregunta, hasta ahora así lo hicimos y por parte de unos se hicieron “los suecos”, porque cuando tu vas a sus países, esta norma que ahora se quiere imponer aquí, ellos ya la cumplían a rajatabla. ¿Cuántos de nosotros viajábamos tan alegremente que no hicimos un seguro de viaje? No lo hacíamos porque se da la paradoja del dicho: cree el ladrón que todos son de su condición… cree el buena persona que todos son de su condición.
Hace muchos años que escucho barbaridades ante el reparto de los apoyos sociales; muchos españoles sienten o lo sintieron en carnes, que las ayudas se terminaban pronto porque se repartían antes a gente que no era de aquí; sería por lo del tesoro que uno siente se ha ido amontonando con los ancestros y a la hora del reparto…
No sentimos que somos “uno” cuando hay que quedarse sin, o cuando la cola es tan larga que nos desesperan, sobre todo si nos parece que no lo merecen.
Esta crisis tiene sus cosas, entre otras el que nos hace recapacitar si queremos globalizar el mundo, si es cierto cuando llamamos “hermanos” a los de otras razas, si nos gusta ser dirigidos por gentes que miran las circunstancias como desde el mapa aéreo de google o desde una estadística futurista, que dice que el tesoro se acaba de tanto usarlo.
Ya hay postuladores de la igualdad, esos que salen a gritar que las cosas no pueden ser así, esos que se adolecen cuando la vida se torna macabra, aquellos que defienden lo suyo a capa y espada… lo triste es que muchos miran como los gobiernos, desde las alturas, cada uno en el peldaño en que se encuentra, sin unificar, sin impórtales un carajo lo que les pase a otros, salvo si se da el caso que te roce lo suficiente como para llamar tu atención.
Venga, dejemos de ser tan ilusos, tan egoístas y pongámonos a la tarea del repartir… Sí, he dicho repartir… porque no sé si alguno se dará cuenta pero hay muchos que ya han reservado pedazos del tesoro desde hace años, que los guardianes, eran amigos suyos y no nuestros. Repartámoslo todo! ¿a que parece un enunciado?

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