domingo, 19 de agosto de 2012


Hace un tiempo, en el 2009 creo, tuvieron la gran idea de hacer una buena campaña publicitaria sobre la necesidad de consumir frutas y verduras frescas. Una más de esas indicaciones institucionales para regularnos la vida. Que si ponte es cinturón, que si no a las drogas o pónselo, póntelo… incluso animar a votar, leer o caminar, mil anuncios para que la gente piense más de lo que piensa, pero de esa manera curiosa donde se te dice que es lo que debes pensar y con unos minutos, ni necesidad de plantearte el porqué de eso que se te “aconseja” necesitas, solo haz lo que se te dice.

El otro día estaba en el supermercado y me acordé de aquella campaña publicitaria donde nos instaban a comer cinco piezas de fruta y verdura al día. Enseguida me vino a la memoria como aparecieron en el mercado nuevos productos, zumos o similares, que se decían naturales con una alegría digna de un iluminado. Con los años he aprendido que en un porcentaje muy alto cada vez que se escuchan ciertas palabras como natural, gratis o fácil por ejemplo, distan mucho de ser así.
Recordaba la cantidad de propuestas para cuidarse la boca o los ojos, pasando por todo tipo de ánimos para prevenir mil enfermedades y me da que hoy en día aquello que nos parecía tan inteligente, lo de prevenir para no llegar a mayores, hoy en día ha pasado a la historia. ¿Nos engañaban? Creo que no, pienso que está bien que uno se vigile la salud y no deje que las enfermedades lleguen al punto de ser irreversibles; pero claro, ahora ya no hay dinero para hacer estas campañas y a lo más que vamos a llegar es a poner velas a algún santo para que eso que nos pueda preocupar solo sea una tontería. Hemos llegado a un punto tal que nada de aquello que componía nuestro bienestar es ahora importante; olvidamos que hay cosas que no se pueden remediar y que muchas familias no pueden desembolsar un dinero que no tienen para que las cosas sigan como antes.
Veo muchas noticias de gente que acude a comedores sociales, a por raciones de alimentos a los bancos… Por cierto, ya le podrían cambiar el nombre a esto, suena fatal que personas a las que los bancos de dinero, han dejado en la calle por quitarles su techo, tengan que ir al banco a por comida, aunque se llame Banco de Alimentos y sean todo caridad. Cada día a la hora en que los comercios de alimentación cierran podemos ver gentes abasteciéndose de sus desechos. Ya sé que dicho así suena muy mal, abastecerse de desechos, pero no deja de ser una realidad. Tampoco me parece que sea lo más terrible, malo sería si uno no pudiese comer y realmente no pasa nada, hay tanta noticia sobre esto, tan en boca de todos está que lo hemos asumido y a la que vamos veremos cómo pronto saldrán listos organizando las batidas. A lo mejor volvemos a la época en la que los puntos donde se colocaban los pedigüeños estaban más que cotizados; que si la puerta de la catedral, que si la esquina del teatro… se rifaban las calles con mayor poder adquisitivo y no te podías poner a pedir en cualquier sitio.
De vivir bien a tener problemas económicos, mejor dicho a no tenerlos porque no se tiene dinero, cuando aparecen otros problemas como el comer, hay un camino que se cruza rápido. Un quedarte sin trabajo, sin subsidio, sin que tu familia te pueda ayudar, cosas todas que están a la orden del día y que nos llenan de temor. Hemos olvidado que nuestros niños merecen cinco piezas de fruta y verdura al día; ¿volverán aquellos años en que en las escuelas públicas se nos repartía un cuartillo de leche o una naranja? Mirado desde el que más o menos tiene suena extraño, lejano y empezaremos a verlo más dolorosamente cuando en los colegios haya niños que lleven su almuerzo o la merienda y otros no; cuando unos puedan remediar la plaga de piojos y otros sigan rascándose porque en casa no hay para el champú de turno.

Me he tomado la molestia de ver que es lo que cuestan cinco piezas de fruta, es cierto que dice: frutas y verduras, pero viendo que unas vainas pueden rondar o pasar de los dos euros, da un poco igual. Una naranja, melocotón, pera, paraguayo y una manzana cuesta 1,31 €. Mirando que en muchas familias hay dos niños la cosa se pone en unos 78 euros al mes. Me parece una barbaridad ¿por qué es tan cara la fruta o la verdura? No estamos hablando que para una buena alimentación se necesita también lácteos, carnes y pescados, solo he contado lo que cuesta la fruta. No sé como estas familias podrán alimentar a los suyos si este gobierno no decide que el que nada tiene merece un poco de ayuda. Habrá un país dividido, por un lado los niños que se críen con todo tipo de frutas y los que no; todos sabrán como comer una galleta Oreo, pero la mitad no podrá probarlas. Unos tendrán la opción de escoger los caramelos y otros cuidaran su dentadura porque no los probaran.
Las cosas no se ven bien para muchos. Los estamentos no tienen pensado que hacer, debe ser que mantener el estatus de algunos es mucho más importante. Escucho ya frases desagradables de esas en las que los que tienen empiezan a estar cansados por verse rodeados de los que no. Sé que lo que en un principio produce pena, desasosiego o caridad, acaba siendo molesto. Los que no tienen aun no han salido a las calles, gritan demasiado bajo y no se les aparta, todo llegará. Siempre ha pasado, acabamos sacando de nuestro lado eso que nos molesta. 

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