Las noticias de la ciencia siempre las recibo bien, en la mayoría
de los casos son para mejorar la vida. También es cierto que las que solo
mejoran los bolsillos de esos intentan, por todos los medios, dominar el mundo,
no salen a la luz y son las que luego nos cuentan como que tienen poderes
curativos dando igual si es para el coche, el germen o la alimentación, todo
les vale para seguir a lo suyo y muchos, al ver tan bonita publicidad, se lo
creen, incluso lo agradecen comprando esos productos.
Ellos basan el beneficio creando consumidores de la
confianza y me temo que al paso que vamos ya no confiamos ni en futuro.
Esta vez leo la noticia y me quedo ojiplática, no sé si
alegrarme o caer en una depresión. Para algunas personas es imposible quitar de
su quehacer mental los recuerdos de las malas experiencias, porque por mucho
que digan que estás te pueden enseñar cosas, preferimos leerlo en un libro a ser
el protagonista. Nos pasan factura los malos recuerdos, se regocijan en la
desgracia y remueven las vísceras… pero ¿borrarlos?
Con los años una aprende que eso, los recuerdos es de lo
poco que realmente te pertenece, que gracias a ellos puedes soñar despierto y a
lo mejor dormido, que son el hilo conductor de muchas sensaciones y que con un
poco de años o de práctica bien puedes amoldarlos a lo que te interesa, que no
es sufrir precisamente.
Todo esto desde mi punto de vista y sabiendo que hay muchas
personas que no pueden vivir con ellos, de malos que fueron; por eso tengo una
triple sensación con la información. ¿Quedaran más tranquilos y relajados sin
sus recuerdos? ¿Se borrará lo que te enseñaron? No siempre cosas buenas,
positivas, también animan al odio o el rencor… No sé, me cuesta decidirme. La
otra sensación que queda libre es la de que con un “quita recuerdos” en la mano
cualquier hijo de mala madre se puede convertir en dios.
¿Será un polvo que se esparza entre las nubes o en el agua? ¿Será
la causa de que generaciones enteras no tengan pasado? ¿Nos volveremos más
idiotas de lo que lo estamos? ¿le pondrán un nombre como “Patente de Corso, próximamente
en su memoria”?
Triste es pensar que antes solo me acojonaban cosas
sencillas como un desastre nuclear, una pandemia o el fin del mundo. Ahora
añado un borrador de recuerdos que seguramente no tendrá una opción espontanea
que diga: “¿Está usted seguro que quiere borrar esto?”
De alguna manera es como revivir la película esa en que se
queman libros para que la gente no tenga información; veremos gentes y
situaciones canallas pero sin acordarnos como llegamos a ellas y sin poder dar
una razón… perderemos los recuerdos, perderemos la razón del recordar… No sé, a
veces no salgo de mi asombro.
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