lunes, 17 de septiembre de 2012


Me parecen tan curiosas las palabras… Las veo desde niña y poco a poco una va aprendiendo su significado; que si un apunte escolar, que si un diccionario bendito, que la literatura y la tele ya se encargaran de ponerle pequeñas cuerditas para que nos sean familiares, incluso cambiando su significado, arrastrándolas por el suelo o usándolas tanto que se desgasten, se deformen o se ennoblezcan. Podemos hacer lo que queramos con las palabras, con las dichas en voz alta, mejor, que se harán del todo sentidas y públicas. Son lo que son, sonidos, letras organizadas con idea.
No entiendo como los de la RAE no se esfuerzan para ir acoplando los significados al nuevo modo de vida. Leo “Rescate” y tiene cuatro entradas, de ellas dos son las que uno tiene en la cabeza, lo de los secuestros y eso, las otras, son dispares. Una habla de bomberos, la siguiente de juego infantil; esta es la que más me gusta, dice: “Juego infantil en el que participan dos equipos elegidos por dos capitanes;
los de un equipo intentan atrapar a los del otro, pudiendo ser rescatados los atrapados por los de su propio bando.”
Imagino a un chiquillo que buscase el significado y a lo mejor lo entendería en su terreno. Nuestros equipos tienen un capitán, Rajoy y en el otro lado, digamos que la cabeza más visible de Europa, esa que pareciese está decidiendo nuestros destinos: Merkel. La veo desde su poltrona de mujer dura intentando atraparnos, con saña, como si le hubiese molestado que nosotros, los del sur, los hijos del sol de Europa, tuviésemos las esperanzas puestas en vivir mejor y eso le debe de fastidiar, que para puros y con derechos, los suyos. Nos quieren atrapar y según la RAE podríamos ser rescatados por los de nuestro bando. ¿Quiénes son los de nuestro bando?
Nosotros somos los jugadores y pedimos rescate a los del otro equipo, esto no puede ser bueno, no es lo suyo. Nunca será algo que nos ayude a salir de este juego que se han montado esos que nos miran, como en la mejor de las películas desde una butaca, partiéndose de risa para ver hasta qué punto llegamos.
¿Y rescatarnos a nosotros mismos? Racionalizando, sopesando, pensando que hacer con lo que tenemos y como puede ayudar a que las personas salgan de este estrés. Será difícil que el que tiene reparta, será complicado buscar nuevos modos de sociedad donde las personas sean lo importante, no los diablos de grandezas que no ayudan a nadie. Si digo que se reparta, muchos aplaudirán la moción, ya está bien de que unos tengan tantísimo y otros tan poco; ya es hora de equilibrar las balanzas. No es de recibo que uno mire un documental de cómo viven los de Marbella (algunos) y otros no puedan ni permitirse pagar el recibo de la escalera. Unos con sus hermosos niños que llegan a colegios en un autobús de Iberia y otros no tienen ni para uno de Ryanair. No hay manera de coger una paga de un jubilado normal y estirarla tanto como para que además de comer les de para poder ir al cine una tarde cualquiera, que ya se han terminado las obras y no tienen dónde mirar.
¿Por qué unos siguen teniendo Visa Oro y otros solo reciben al que “a-visa” de que si no pagan, les embargan?
Todo esto suena a enfado, mosqueo o mala leche, suena a que unos pueden y otros ni se lo plantean; suena a que por encima hay cosas que tienen importancia relativa. Los documentales no dicen que detrás de un gran hipermercado hay una lujuriosa administración que trabaja para unos socios ávidos de más y más ganancias. No dicen lo que realmente cuesta un transporte escolar, comparado con unos gastos de representación de los dirigentes. No cuentan el precio real del crudo, de los productos básicos de consumo o de la sanidad, todo se infla en exceso para que de ser rescatados, lo haga otro; no vamos a colaborar con el vecino repartiendo los poco que tenemos, vamos a esperar a que vengan de fuera a llenar las arcas de los bancos para que se puedan beneficiar ellos y todos los consejeros, los socios que lloran porque este año no se repartirán un buen trozo del pastel.
Creo que ya es hora de cambiar las palabras porque en la RAE no tienen el mismo significado y a veces al jugar con ellas, al utilizarlas de mala manera puede ser que nos lleven a engaño. El gran engaño que sufrimos y del que solo somos conscientes cuando nos toca. Seguimos siendo mal hablados y cuando dicen “rescate” quieren decir “compra”. Me voy a la primera acepción: “Recuperación mediante pago o por la fuerza de algo que estaba en poder ajeno” A ver si va a ser que todo esto que hemos tenido… ni siquiera eran posibilidades nuestras. Pues sí, a lo mejor la definición no está tan mal… Si es que estos de la RAE, son la leche, perdón por la duda.

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