miércoles, 12 de septiembre de 2012


Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!!!
Acabo de entrar en casa, la vecina se ha asustado y pensaba que mi chico me está poniendo los cuernos… y es que a veces nos quejamos por impulso, por necesidad; salimos al mundo y gritamos, estamos en casa y gritamos, sentimos que con pensar las cosas no basta. Estamos más que hartos de todo, hasta de quejarnos y que no pase nada. Vemos la mala leche que rodea las barras de los bares o las colas del supermercado, la desidia en el Inem o a las puertas de los colegios… y gritamos como podemos, poco, nunca del todo suficiente.
Si lo hablas en tono normal, no te creen, si lo escribes, no te leen… o sí y pasa todo lo contrario que de tanto decirlo, escucharlo, se van reblandeciendo las palabras.
A lo mejor es que no es el momento de enfadarse, aun queda mucho que perder y es posible que la paciencia no haya llegado a desgastarse. A lo mejor no hay tantos parados… y es que no los vemos, no se manifiestan. Seguramente buscarse la vida es costoso y silencioso; como no tener o tener lo justo y repartir, que suele darse el caso de ser acciones taciturnas. Puede ser que la indignación se haya vuelto educada y se tramite por cauces legales… podría darse el caso que los sinvergüenzas de hoy usen traje y corbata, sean educados y guapos, sordos y poco avergonzados de su estado.
Como harán los dependientes de las fruterías cuando les gritamos bajito que las frutas están demasiado verdes, caras y no saben a nada… les hablaran de nosotros a sus jefes, bajito, mientras comen un bocadillo que lleva grasas polisaturadas y pan que no es pan. Como hemos de gritar a los del campo que estamos hartos de los que
Intermedian y hacen que todo este mal. A que ventana se han de asomar ellos?
Qué se puede pedir del que grita? Se le puede exigir claridad, tono acorde y potencia; se le puede pedir que continúe, que luche aunque sea gritando. Luego, ya veremos como lo arreglamos, primero… tenemos que hacernos oír, porque no sé vosotros, yo estoy más que harta y no quiero seguir soportándolo… aunque en mi fuero interno me dice que lo que me domina es el miedo, porque sé, sabemos, que todo puede ir mucho peor.  

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