domingo, 2 de septiembre de 2012


..."POR SU CONDICIÓN DE SERES HUMANOS"...
Por eso, por su condición ahora ya no importan a nadie. Unos recogieron sus pertenencias, esas que entraban en una maleta de no más 20 kilos y tomaron un billete de vuelta a su país. Otros no quieren venir, quizás llegar a nuestras costas ya solo sea una parada, un poco de descanso para seguir avanzando hacia el norte, el que siempre tiene trazas de alimentar a los que allí caen.
Recuerdo esas palabras, esa rotundidad del que reza los domingos; pensé que era natural defender el pequeño derecho a la sanidad y la educación que uno adquiría cuando entraba en este país. Ya no lo tengo tan claro.
Miro hacia el pasado con sorna ¿cuánto hemos cambiado? que no quisiera preguntar, solo exclamar ¡Cuánto hemos cambiado!
Veíamos programas en televisión que relataban las vidas de unos pocos que malvivían en las calles; escuchábamos que cientos llegaban ateridos de frío a nuestras costas y esas miradas se me clavaban en la memoria. Los acogedores brazos de los sanitarios o la guardia de costa, sin lágrimas para acompañar esa pena retenida. Empezamos a tener referencias de que muchos estaban con la casa al cuello y escondíamos el susto para que no nos pillase. Nos pilló, nos acorraló y nos tiene subyugados.
Queremos hacer más pero no sabemos cómo. Nos dicen que consumamos productos españoles y ese sería nuestro gusto pero no podemos. Los mercados de lo nacional son caros, como si nuestros agricultores familiares hubiesen quedado relegados para contribuir a la fruta o verdura de museo. En ciudades y pueblos grandes es difícil encontrar la oferta que nos ayude. No nos importa el color, la forma, queremos precio y desde luego ganaremos todos, ellos en venta y nosotros en sabor. No es fácil, no.
Dicen: lo nuestro; aquí poco se fabrica que sea nuestro, se fueron hasta el lejano oriente a enseñar cómo nos gustaba, como se hacía y ahora no tenemos materia prima, ni máquinas, ni hombres que gusten hacer. Ahora llegan de países que no se parecen al nuestro y son baratos.
Me gustaría poder seguir pensando que los que de fueran llegan tienen y tendrán la oportunidad de una sanidad, una educación; me temo que casi nosotros no podemos tenerla y vuelvo a no saber que poner, si interrogantes o admiraciones... No pongo nada, porque realmente hemos cambiado mucho y a mejor, no vamos.

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