Leo y veo… esto es internet, lo puedes ver todo a golpe de
clic; la vida se hace presente a justos cincuenta centímetros de tu nariz, pero
no puedes olerla. Dicen que el miedo se huele y esto no lo he sentido nunca, ni
mi perro sabe cuando tengo miedo. ES posible que esa sensación tan humana se
esté solapando de tanto ver atrocidades a medio metro de mi nariz. Las veo cada
día y no se me erizan los bellos del brazo, ni se me hace un nudo en la
garganta y desde luego, por lo que noto, no suelto dopamina o nada de esto que
se debería soltar en una situación peligrosa. ¡Claro! Internet no da miedo. Estás
en tu casa, en un bar, en el trabajo y hemos aprendido a que esos centímetros son
sagrados, son mi intimidad y la tuya, son mi libertad y la puerta que se abre y
se cierra para bloquear lo que deseemos.
Ahora nos enteramos de todo a tiempo real, nos lo explican o
disfrazan y sin esfuerzo alguno desechamos lo que no nos gusta. Se ven las
grandezas, los modos de vida, las incursiones en Marte y lo que pasa en la
plaza de tu pueblo. Si algo molesta se dice y si es molesto para muchos se pasa
la información como si fuese un anuncio de la tele. Escuchamos a los políticos
de todo el planeta que proclaman, incluso cuando callan y nos enfadamos lo
justo, sin miedo, porque en ese terreno que es barrera, también se hace
presente tu trabajo, tu familia, tu casa y crees que no te ha de tocar, solo es
un clip o unas letras con durabilidad… lo justo para abrir otra página y pasar
el siguiente pantallazo.
Me da la sensación de que estamos siendo manipulados por todas
partes; la primera, pensar que todo esto que vemos, que leemos y que no olemos,
no nos afecta. Vamos dejando constancia de que “eso” que pasa es imposible
cambiarlo y se acomoda uno, quizás nos alejemos un poco de la pantalla… Nos ha
tocado una época donde las cosas han cambiado tanto que no las reconocemos, ni
queremos, por mucho que lo veamos en los monitores. Podemos tener un atisbo de
realidad y en grupo salir a reivindicar lo que nos pertenece… ¿pertenece? ¿Nadie
se ha dado cuenta de que cada vez estamos exigiendo menos? De que hace un par
de años nos deslumbraba el que subiese la vida tanto que no podíamos pagar las
deudas cotidianas y que la gasolina andaba por las nubes… luego un impasse
donde nos fueron recortando, cada día más y más. Los números ya no cuadran;
toca cierre de empresas o bajada de sueldos, toca aplacar las iras y sube el
pan, toca ir haciéndose a la idea de que somos pobres y nos llaman desgraciados.
Poco a poco, palo a palo, nos hacen más y más permisivos con la miseria y no se
sufre con la de otros, porque ahora toca la nuestra. Andamos parados, dejando
que nos quiten el trabajo, la casa y el pan y nos parece tan normal, porque si
algo nos han ido haciendo es el que seamos cada día más dóciles. Leemos, vemos
lo mal que estamos o quizás las soluciones pero no tenemos fuerza. Se organizan
actos formando un grupo enorme y ellos ganan, todo lo más, salimos en las
pantallas, nos leen y esos cincuenta centímetros nos paran. Algo estamos
haciendo mal, algo están haciendo bien… coartarnos, reducirnos y dejarnos sin ningún
tipo de olor, así es fácil ganar. Lo que ves es directamente proporcional a lo
que ven de ti…
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