lunes, 10 de septiembre de 2012


Buscaba algo que diese gusto... que si un vídeo bonito, que si una canción maja... No sé, un divertimento, que no son horas para pensar mucho.
Y lo he visto al descuido. Me he emocionado porque siempre he pensado que las plantas tenían su aquel, me pareció que ellas también sienten y tienen, ¿por qué no? pensamientos, cavilaciones, impulsos o pulsos... Lo sé porque un día me quedé dormida en un campito, una siesta de esas gustosa a la sombra de un pino. A la que me desperté pensé seguía dormida y soñando. Unas pequeñas plantas de color verde claro estaban enroscándose a mi dedo meñique del pie izquierdo. Supe que la verdosa lo que quería era acercarse un poco a mí y probar cual es mi sabor. Esto lo noté después, al rascarme los pequeños volcanes que ella había hecho al succionarme.
Desde entonces no miro igual a los vegetarianos. Pobres inocentes que piensan que las plantas no tienen los mismos derechos que los animales; por eso se comen las verduras, con tanta alegría.
Ya me parecía a mi mal eso de tener tanto "orgullo de herbívoro" no era muy normal. No me meto con lo que cada uno come o deja de comer, allá él con su circunstancia y su hambre, pero me molesta sobre manera esa mirada que se les pone cuando una hace una alabanza, por muy mínima que sea a los dones de la comida "normal", sean de monte o de mar. Puestos a mirar desde otro punto de vista, para un león tengo que ser una pieza sosa, sin mucho que sacar, con sabor a ajo.
Qué sí, que ellas piensan, ahora a ver cuando nos entendemos y les preguntamos qué opinan… Mañana roasted Stone…

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