martes, 19 de junio de 2012


Por un mundo con buenas tendencias.
Esto, la tendencia, suena a palabra que pocas veces se dice como algo personal “tengo tendencia a…” “tiendo a…”, incluso es un decir que si lo pronuncias varias veces seguidas suena mal, rara, cuanto menos. Y es que tendencias las ha habido siempre, solo que antes, mucho antes, tardaba mucho en hacerse popular aquello que lo era, ahora todos tocamos su mensaje o estamos inscritos, cual censo, entre sus garras. Todos tenemos alguna tendencia y en pocas ocasiones es algo natural, casi siempre se aprende a tirar hacia un lado, un tema o una postura. Escuchamos en los medios que tal o cual grupo concreto tiene una o que por su idiosincrasia es posible que tiendan a hacer… La bolsa también usa de esto y agrupa a los mercados; la moda que un año se hace corta y otro larga, incluso los políticos a los que por lo visto no les falta de nada y bien pueden tener tendencias de izquierdas y comportarse con lo más bruto de la derecha.
¿Quién provoca esos impulsos? Supongo que hace unos años algún cabecilla de grupo era capaz de ir creando nuevas formas y los demás tendíamos a seguir aquello solo por estar inmersos en un cauce, que en muchos casos está tan seco, que cualquier gota nos emociona e intentamos imitarlo con distinta fortuna, no siempre saliendo airosos. ¿Cuántos jóvenes hemos parecido marcianos o estúpidos al seguir una tendencia? Lo suyo es ir dejándose llevar y si en un momento la libertad era directriz, en otro lo fue el trepar. Hoy en la calle nadie crea tendencia, nadie es más que nadie, aunque lo sea. Ahora ante la gran fuerza de la información, nos venden la predisposición con halos publicitarios, ya no pasa como cuando en el siglo pasado una serie de televisión podía conseguir que miles de muchachos se hiciesen médicos o abogados. Ahora ha cambiado tanto el mensaje que es tendencia no parecer que se tiene, no sea que nos coloquen en el grupo equivocado.
Los únicos que tienen la verdad absoluta de todas las tendencias son los viejos, tienden a morir y eso, eso es impepinable. Aunque por el camino entren en el grupo de los que tienen la preferencia de gastar en medicamentos, necesitar cama, comida y sentirse personas. Lo demás, las tendencias de todos son como las cañas en un charco, se inclinan según venga la corriente y yo me inclino por vivir y tengo tendencia a que sea bien, como todos. Saber discriminar quien o quienes nos quieren hacer caer hacia un lado u otro, los motivos, las consecuencias… eso es duro trabajo y no es cosa de tender la cabeza para otro lado. 

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