Por un mundo con buenas tendencias.
Esto, la tendencia, suena a palabra que pocas veces se dice como
algo personal “tengo tendencia a…” “tiendo a…”, incluso es un decir que si lo
pronuncias varias veces seguidas suena mal, rara, cuanto menos. Y es que
tendencias las ha habido siempre, solo que antes, mucho antes, tardaba mucho en
hacerse popular aquello que lo era, ahora todos tocamos su mensaje o estamos
inscritos, cual censo, entre sus garras. Todos tenemos alguna tendencia y en pocas
ocasiones es algo natural, casi siempre se aprende a tirar hacia un lado, un
tema o una postura. Escuchamos en los medios que tal o cual grupo concreto
tiene una o que por su idiosincrasia es posible que tiendan a hacer… La bolsa también
usa de esto y agrupa a los mercados; la moda que un año se hace corta y otro
larga, incluso los políticos a los que por lo visto no les falta de nada y bien
pueden tener tendencias de izquierdas y comportarse con lo más bruto de la
derecha.
¿Quién provoca esos impulsos? Supongo que hace unos años algún
cabecilla de grupo era capaz de ir creando nuevas formas y los demás tendíamos a
seguir aquello solo por estar inmersos en un cauce, que en muchos casos está
tan seco, que cualquier gota nos emociona e intentamos imitarlo con distinta
fortuna, no siempre saliendo airosos. ¿Cuántos jóvenes hemos parecido marcianos
o estúpidos al seguir una tendencia? Lo suyo es ir dejándose llevar y si en un
momento la libertad era directriz, en otro lo fue el trepar. Hoy en la calle
nadie crea tendencia, nadie es más que nadie, aunque lo sea. Ahora ante la gran
fuerza de la información, nos venden la predisposición con halos publicitarios,
ya no pasa como cuando en el siglo pasado una serie de televisión podía
conseguir que miles de muchachos se hiciesen médicos o abogados. Ahora ha
cambiado tanto el mensaje que es tendencia no parecer que se tiene, no sea que
nos coloquen en el grupo equivocado.
Los únicos que tienen la verdad absoluta de todas las
tendencias son los viejos, tienden a morir y eso, eso es impepinable. Aunque
por el camino entren en el grupo de los que tienen la preferencia de gastar en
medicamentos, necesitar cama, comida y sentirse personas. Lo demás, las
tendencias de todos son como las cañas en un charco, se inclinan según venga la
corriente y yo me inclino por vivir y tengo tendencia a que sea bien, como
todos. Saber discriminar quien o quienes nos quieren hacer caer hacia un lado u
otro, los motivos, las consecuencias… eso es duro trabajo y no es cosa de
tender la cabeza para otro lado.
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