domingo, 21 de octubre de 2012


Siempre digo que la lluvia es gratis. Claro que como todo pareciese que un gobierno inútil quisiera decir... llueve por encima de vuestras posibilidades y nos ahogamos, nos soliviantamos al ver que no para, que le dimos ya las gracias y ell
a, erre que erre, a su gusto, sin pensar.
En todas partes cuando esta cosa fresquita y mojada enloquece y le da por ahogarnos, a nosotros y a nuestras cosas, sale siempre un gracioso, un listo, un enterau que dice eso de que nos aposentamos mal, que si hicimos casas donde no se puede, que si desviamos la naturaleza y se enfadó… Pero digo yo que esto no es tan así como nos lo pintan. Claro que vivimos en vaguadas, claro que hicimos presas, pero de no ser por esto, muchas veces no tendríamos agua para beber o eso que tanto nos gusta y que nunca se sabe muy a ciencia cierta a que se refiere, el progreso, lo veríamos de lejos.
¿Y un buen vendaval? O el mar que se enfade y quiera pasear por las calles, que a lo mejor antes le pertenecían. Veo libros viejos con láminas donde antes el agua lo inundaba todo y ahora google se pasea por sus portales con dignidad, sin ser muy consciente de que en el número 43 hubo unas rocas donde vivía una familia de congrios. Nada hay en la naturaleza que no pueda, un día, querer demostrarnos lo pequeñitos que somos, nada. Incluso a sabiendas, nos da un poco igual porque lo nuestro es vivir al día, pensamos lo justo en las herencias y nos importa un carajo lo natural. Esto lo tendrá que decir el concejal de turno en el ayuntamiento y vaya usted a saber si ese pavo no está emocionado por este progreso y por la “felicitación y agradecimiento” que le ha de llegar a su casa. Nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y me imagino una riada de esto, de posibilidades corriendo por los campos, por las calles y a las gentes ansiosas de pescar la mejor de ellas para su bienestar. Nadie espera que haya una riada de posibles, un huracán de lucros o un tsunami de ganancias que nos ahoguen en fortuna, y no sé por qué, si todos nos empeñamos en eso.
La lluvia es gratis y dispersa, antojadiza, no muy solidaria y creo que caprichosa… una pena que me guste tanto escuchar su canto y sentirla en las mejillas.

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