martes, 16 de octubre de 2012


Cuantas veces te has sentido observado por esas personas que se apartan, que miran desde una distancia prudencial y descubriste el sentido ese, que debe ser el noveno, el del ridículo… claro que bien mirado, los ridículos son ellos, los que
 miran y se sienten jueces de lo social, ellos no hacen nada, solo juzgan. Cuantas veces has dejado de pintar, de cantar, de bailar o simplemente de hacer algo por ese sentimiento que tienes de culpa, que se presenta cuando siendo un niño la abuela deja de aplaudir las tonterías que haces.
No te avisan, no te dicen: “Pepito, de verdad, que esos gestos no son graciosos, qué tienes 13 años!” y el pobre Pepito sale al mundo pensando que su abuela ya no le quiere, que nadie le comprende y que si desde siempre eso que hace provocó risas… Ahora es ridículo, te han mentido.
Somos idiotas, somos unos pobres ignorantes que le tenemos miedo a todo, sobre todo a ser felices haciendo lo que nos da la real gana. ¿Qué no eres capaz de entonar? ¿Qué no pintas realista? ¿Qué tu cocina es sosa? ¿No sabes donde dejaste el ritmo? ¡Pues no pasa nada! Absolutamente nada. Si por ir con esa ropa, por hacer tal o cual gesto, por bailar mal, te resientes, solo puede pasar dos cosas: que no des lo mejor de ti o que estás rodeado de pobres (de espíritu) que no entienden nada. Enseñémosles lo que es el arte de verdad, el nuestro, el de cada uno; mostremos que lo que se hace por placer, por agradarse uno mismo, no tiene porque ser forzosamente lo que otros den por bueno. Me encantaría romper las cintas que me retienen, esas que no me dejan bailar como me sale de los pies… Y sí, soy hortera, soy fea, parezco un pato mareau y además me encanta. ¿Quién marcó las normas de la estética? Se clama por cambiar las constituciones, las leyes, la sociedad y no podemos cambiar, mejor dicho, borrar las normas que ni siquiera están escritas de lo que es la felicidad.
Lo excepcional llena coliseos, lo natural, llena el mundo y es totalmente gratis, un regalo para los sentidos.
Ahora mira el clip, ten paciencia que el final... merece la pena. Yo soy el que baila, ¿tu?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.