sábado, 6 de octubre de 2012


Os presento el método de cultivo Fukuoka. Es posible que lo conozcáis, bien por tener referencias o porque, sin nombre, alguna vez habéis hecho algo parecido. Lo triste es que esto no se hace costumbre y de hacerse, es cierto que debería de
 ser algo un poco pensado.
Conozco una persona que se pasó muchos años recolectando semillas en sus bolsillos. Cuando viajaba las iba esparciendo por el camino con la esperanza que estás prendiesen y el norte llegase al sur y el sur al norte, incluso la diagonal se hiciese una mezcla de ambos. Siempre pensó que esto era lo que se llamaba “una gracia del destino” y que bien podía ser ella la mismísima mano izquierda de este. Solo en un par de ocasiones pudo comprobar que eso que hacía funcionaba; no lamentaba las cientos de semillas que se habían perdido por el camino, siempre pensando que bien podían haber volado en el estomago de un ave o ser transformadas en otro tipo de energías.
Con los años he podido ver alguna cosa que no era de prever. He visto como algunas plantas no autóctonas se han instalado en distintas localizaciones y esto ha sido del todo triste y peliagudo, han destruido otras especies. A veces esto no es cosa del hombre, el mismo clima en su cambio lo hace propicio, pero… he visto esos cauces repletos y como los peces mueren o lo que allí se críe de toda la vida. Ante esto ya no lo tengo muy claro. De todos modos creo que para zonas pequeñas, para plantar dentro del territorio de cada uno, donde se puede ver cómo anda la cosa… me gusta, es algo divertido y provechoso, además de lo que la tierra gana.
Los árboles son majos, pero si además son de los que dan frutos que sirvan para la alimentación, me parecen un lujo. No entiendo porque no se plantan más de este tipo. Es un placer enorme sentarse bajo un árbol y merendar a su salud… sin parangón. Hagamos que esto sea normal y gratis.

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