jueves, 15 de noviembre de 2012


Hoy he vuelto a sentir que se hace cierta la frase de aquel que ahora es sabio: "Solo sé que no sé nada" Y es que cada día me doy cuenta de que piense lo que piense me faltan datos, carezco de información, que seguramente la he visto por algún lado y no soy capaz de recordar o lo que es peor, no fui lo suficientemente lista como para absorber entendiéndola.
De política no quiero hablar, me hastía, me agobia ver que lo que entiendo no parece ser lo que entienden los demás y por mucho que diga, no sirve para nada. Ni se me aclara el presente, ni se vislumbra un futuro.
Si hablo de arte, tres cuartas de lo mismo. Está claro que soy una total ignorante del tema y esto a pesar de lo que pudiese parecer me gusta. No es como con la política, para nada.
He descubierto que "solo sé que no sé nada" por una razón potente, creo que la única que tengo lo suficientemente clara. Me paso el día viendo opiniones de los demás, que aunque sean "noticias" en el fondo son opiniones y acabo bailando entre ellas. Puedo pensar una cosa a las diez de la mañana e ir cambiando el parecer cada... digamos, a la hora. Tengo un parecer que corre tantos kilómetros por hora, como un camión de la basura, recogiéndolo todo, para luego seleccionar lo que me parece más útil. Mi opinión cambia al ritmo del día.
La pena mía, si lo es, radica en que soy de espíritu "Diógenes" todo me vale, a todo, absolutamente todo le veo una utilidad, un uso, bien para hacer funcionar algo, bien para el deleite, y lo guardo. La gente como yo tiene una parte de la vida coleccionada con perspectiva, llena de "por si acasos" Es posible que parezca no se usan nunca, pero me da a mí que sí, que todo eso guardado nos da la sensación de que si bien, no sabemos nada, podemos tirar mano de cualquier cosa de estas para entretener el deseo de saber y no digo nada si es cosa de abrir el telón y mostrar las mil maravillas que poseemos.
El arte en general me gusta; qué, arte es la música remolona que no puedo dejar de escuchar o la arquitectura, buena, mala o peor, para mis gustos, siendo el modo de vivir dentro del arte. Ya sé que las casas, por lo general, no parecen mucha obra cumbre de nadie, ni siquiera un boceto con posibilidades, depende de la ilusión que le pongas. Digo yo que si un constructor firmase una casa cualquiera, de esas que se hacen o que se hicieron a batalla... ¿sería una obra de arte? o ¿a todos nos parecería un cantamañanas sano? (por lo de artesano). Esto mismo pasa con las artes llamadas plásticas, se da mejor circunstancia porque ya parten con ventaja, pero algunas veces, por más que las miro... no hay manera de que me parezcan algo que ensalzar, será que al no saber nada, sale a relucir mi ignorancia. Por esto cuando veo que alguien hace cosas, con cierta destreza, dándole un puntito extraordinario, me emociono, busco la vuelta, el si me da gusto y placer mirar o si me hará más lista... Esto me pasa con este tipo de arte, Trash Art, arte hecho con basura, o lo que es lo mismo arte hecho con lo que otros desean. Siempre me ha gustado y reconozco que soy de las que al ver estas piezas me animo, ellas no hacen más que ser parte de lo que nos rodea y por supuesto, son un elogio a nuestro santo patrón, Diógenes. Esto me entretiene mucho más que algunas de esas piezas que no me dicen nada, incluso ver lo que me parece una tontuna por parte de los galeristas, museos, críticos y demás entendidos, me compensa, me enseña que... solo sé, que no sé nada, pero de unas cosas más que de otras, pudiendo cambiar de opinión según pasen las horas.

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