martes, 13 de noviembre de 2012


Buscaba algo que espantase la mala suerte, algo que nos sirva a todos para salir de esta y no hay virus que acabe con la mala gestión, con los sinvergüenzas que a nivel mundial llevan a este planeta a la ruina. Quizás mis maldiciones no llegan porque no sé como se llaman, incluso las corporaciones que montan se deslían entre miles de pequeñas empresas que nada tienen que ver y lo hacen más difícil todavía.
Es día de tocar madera, de pensar tópicamente y no pasar por debajo de una escalera, es momento para hacer un cálculo, una lista y capitular. ¿Tengo mala suerte?
Una pregunta boba, mejor decimos: ¿Tengo buena suerte? Que no es lo mismo mirar la cara de otro, que la de uno mismo y animarse o amargarse. Lo que me molesta es que uno no mira a la susodicha suerte si no es por comparación. Ese esta peor que yo, aquel tiene eso que me gustaría, no me salió tal cosa y al otro sí... Todo lo contrario suele darse menos, nos gusta más, resalta más el cálculo viendo eso que carecemos y claro! así no hay quien se anime.
Ya me he aburrido de eso... hoy es mi día de suerte, y mañana, pasado, todos los días serán dignos de celebración, porque no he de dejar que nadie, ningún calendario marque cuando estoy por la labor. Me he levantado y hubiese podido no hacerlo, nunca jamás y me habría perdido ver salir el sol, que llevamos días grises y estoy a la espera. Que no sea la evocadora tristeza la que nos maneje, ni siquiera para escribir un triste cuento de un mundo donde algunos andan trastocando y da la sensación de que no podemos hacer nada. Podemos! mil veces conseguido desde lo pequeño, desde nuestro exiguo territorio; en la casa, en la vecindad, con los del barrio, el pueblo o país. No les vamos a dejar que sigan jugando con nosotros, ni siquiera por un puñado de dinero que no existe y que en sí es la mala suerte encarnada.
Nada mejor que una canción de grupo, una de esas que se te quedan para todo el día y no paras de tararear. Una vieja canción divertida, porque la buena suerte nos acompañe, hoy y siempre.

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