“Échale una mano al medio ambiente”...¡Qué bonito sonaba! la
mayoría lo aceptamos, unos porque no nos quedó más remedio que tragar y otros,
tragando lo mismo pero con felicidad.
Bendita sea mi
suerte! Antes era de las personas bien pensantes, reaccionaba mal cuando veía
un sinvergüenza de los gordos y cuando solo llegaba a pillo no alcanzaba más
que un cabreo, el normal, ese que se tiene ya casi por costumbre desde que
empiezas a querer andar y te vas dando trompazos.
Al llegar a cierta edad ves a las madres de las madres que
se cogen unos mosqueos indecibles, que andaban moscas con el mundo y de eterno
mal pensar. ES posible que te hiciese gracia la manera de insultar tan educada
de aquellas buenas señoras, pero no te veías en la circunstancia, pensabas que
tú, jamás harías una cosa así.
Un día ves que te la está pegando el del taller, o el técnico
o la bruja de la esquina y se lo recriminas educadamente, incluso, como eres
buena ciudadana pones una denuncia en Consumo y te armas con la única gran
pistola que nunca hizo nada por ti mientras rezas a San Martin, que tampoco
cumple más que cuando llega la inevitable parca, la paciencia, que además es
santa y a buen seguro, apostólica y romana.
Odio decir esto, no sirve de nada tener paciencia.
A la que empiezas a razonar como un adulto, envejeces y ya
no hay vuelta atrás, el cabreo es insuperable. La vida te da por saco, ahora
que todo te parecía que iba a mejor... Es por esto que entre otras cosas no
soportas a los que te engañan, ni siquiera a los que te quieren engañar y no lo
consiguen, que la edad es un grado. Te vuelves irascible y mirando con lupa, lo
necesites o no; lamentablemente en el noventa por ciento de los casos,
aciertas. Por esto queridos, hay que mirar con un poco más de apertura a todas
esas personas que parecen sicópatas del mosqueo, amantes de la denuncia y
pataleadores reales, de ellos será el reino de la ansiedad, proferirán
diferentes grados de insultos adecuados a los casos.
Otra de las cosas que les hace ser peculiares y que en
muchos casos es el aliento que hace soportable esta asquerosa sociedad, mal
está en decirlo, siendo real como la vida misma... "¡Lo dije!" A
nivel familiar lo odias, preferirías haber estado equivocada, pero al social, a
ese le darías de bofetadas, que esperas la experiencia de todas las madres de
madres, sirva para algo. Ni una mala tesis doctoral, ni una redacción
escolar... piensas que nos pasa lo que nos merecemos por... capullos.
El negocio verde y redondo de las bolsas en las grandes superficies ¿Quieres saber lo que han ganado con esto?
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