martes, 6 de noviembre de 2012


“Échale una mano al medio ambiente”...¡Qué bonito sonaba! la mayoría lo aceptamos, unos porque no nos quedó más remedio que tragar y otros, tragando lo mismo pero con felicidad.
 Bendita sea mi suerte! Antes era de las personas bien pensantes, reaccionaba mal cuando veía un sinvergüenza de los gordos y cuando solo llegaba a pillo no alcanzaba más que un cabreo, el normal, ese que se tiene ya casi por costumbre desde que empiezas a querer andar y te vas dando trompazos.
Al llegar a cierta edad ves a las madres de las madres que se cogen unos mosqueos indecibles, que andaban moscas con el mundo y de eterno mal pensar. ES posible que te hiciese gracia la manera de insultar tan educada de aquellas buenas señoras, pero no te veías en la circunstancia, pensabas que tú, jamás harías una cosa así.
Un día ves que te la está pegando el del taller, o el técnico o la bruja de la esquina y se lo recriminas educadamente, incluso, como eres buena ciudadana pones una denuncia en Consumo y te armas con la única gran pistola que nunca hizo nada por ti mientras rezas a San Martin, que tampoco cumple más que cuando llega la inevitable parca, la paciencia, que además es santa y a buen seguro, apostólica y romana.
Odio decir esto, no sirve de nada tener paciencia.
A la que empiezas a razonar como un adulto, envejeces y ya no hay vuelta atrás, el cabreo es insuperable. La vida te da por saco, ahora que todo te parecía que iba a mejor... Es por esto que entre otras cosas no soportas a los que te engañan, ni siquiera a los que te quieren engañar y no lo consiguen, que la edad es un grado. Te vuelves irascible y mirando con lupa, lo necesites o no; lamentablemente en el noventa por ciento de los casos, aciertas. Por esto queridos, hay que mirar con un poco más de apertura a todas esas personas que parecen sicópatas del mosqueo, amantes de la denuncia y pataleadores reales, de ellos será el reino de la ansiedad, proferirán diferentes grados de insultos adecuados a los casos.
Otra de las cosas que les hace ser peculiares y que en muchos casos es el aliento que hace soportable esta asquerosa sociedad, mal está en decirlo, siendo real como la vida misma... "¡Lo dije!" A nivel familiar lo odias, preferirías haber estado equivocada, pero al social, a ese le darías de bofetadas, que esperas la experiencia de todas las madres de madres, sirva para algo. Ni una mala tesis doctoral, ni una redacción escolar... piensas que nos pasa lo que nos merecemos por... capullos.
El negocio verde y redondo de las bolsas en las grandes superficies ¿Quieres saber lo que han ganado con esto?

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