Hace un par de días vi una entrada de un viejo, no tanto por
la edad, para nada, más bien porque se es viejo cuando te das cuenta de que
puedes decir lo que te de la gana, casi hacer lo que quieras, que no tiene
muchas consecuencias, las que tú marques y ya os digo que la edad va diluyendo
la importancia de las cosas.
El señor Sanpedro no era tan viejo, sopesaba el efecto de
sus palabras y acciones y por esto parecía uno más entre jóvenes, un maestro.
Este tipo del que hablo se dice que fue uno de los próceres
de la patria, como se dice de otros muchos que hicieron borrón y cuenta nueva,
pero con miedos y sin dejar del todo limpia la cuenta, el borrón no tapaba
mucho de lo que aquí se había vivido. Pero el mundo siguió y nosotros a la par,
algunos la mar de contentos.
No podemos olvidar que este tipo, Felipe González, fue
aclamado por muchos y para mí era una imagen que daba la talla cuando llegaba a
uno de esos países que siempre nos despreciaron un poco, o un mucho.
Bien, se fue, pero nunca ha dejado de meter las pullitas
necesarias cuando lo ha visto oportuno; estoy pero no estoy, digo pero no hago,
pienso, luego existo. Y como muchos existen pensando que lo hacen más y mejor
que otros, sueltan por esa boquita unas tontadas dignas de mención. Sé que la
edad hace estas cosas y que se habla sin pensar, pero hombre, que esto me pase
a mí, tira, que soy una bobona, pero al que está acostumbrado... no me parece
bien, me parece un despropósito.
Me he dado cuenta de que ahora veo algo que me recuerda
mucho a cuando era niña. Hemos vuelto a esa situación en que había chiquillos
que pertenecían a distintas clases sociales, los pudientes y los que no. Hay
chavalillos que lo están pasando muy mal viendo a sus padres desesperados sin
trabajo, sin recursos y además perdiendo lo poco que tienen. En mi época no era
así, el que no tenía tampoco sabía que era tener, solo envidiaba de oídas y no
de sabidas. Ahora se terminaron los excesos, los caprichos, o el cumpleaños en
MacDonald. Lo de "mi papa tiene un Audi" pasó a la historia tan
rápido que si a nosotros nos es difícil asimilar, imaginen a un crío. Poder
decidir si quieres estas u otras zapatillas ya es cosa de pudientes y muchos no
podrán ni romperlas porque se hace difícil comprar otras.
Este tipo ha olvidado la España en la que vivió y no
reconoce la que vive. A lo mejor es eso, una vejez mal llevada.
Preocuparse de los pobres hijos del rico y poderoso y no
caer en la cuenta de cómo lo están viviendo unos millones de criaturas que ven
que el escrache lo hacen policías y señores de traje, o como cae la familia por
falta de recursos... no sé, miedo me da. Y lo triste es que no me lo creí
cuando lo leía, pensé que era una de esas cosas que dicen para desprestigiar...
pero coñe! este tipo es la demostración clara de que algo se hizo mal, muy mal
y que ya ha llegado el momento de hacer otro borrón y cuenta nueva, pero esta
vez con cabeza y corazón...
Aquí las palabras del “Optimista escamentau”
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