jueves, 18 de abril de 2013

Ánimo compañeros! Por fin hoy, algo ha servido... ¿Emociona, eh?


Esto que voy contar, esto que me ha pasado hoy es algo realmente excepcional.
Hay personas que se mueren sin que nunca en su vida, por muy larga que haya sido, les ha pasado. No es que no lo intentasen, en esto todos tienen empeño, pero luego, la vida te da marisco y te quita los dientes, el limón o la mayonesa. Y es triste de contar.
Pasa algo curioso, se puede heredar esto, y nos lo quedamos, pero sin saber bien que es una herencia envenenada. Una vivencia por terminar y una carga para el resto de nuestra vida.
Hoy, a día 18 de abril del año de gracia (qué no tiene ninguna, porque ni encaja con un "...te la ínco") 2013, he podido ver realizado un interés.
Todos una vez en la vida hemos comprado alguna cosa de esas que tienen una etiqueta invisible: NECESIDAD. Unos tornillos singulares, un junquillo, una herramienta curiosa, unas arandelas, una prenda rara y/o étnica, una medalla de santo, una bolsa enorme del tamaño de un sofá... cosas todas que tienes en la cabeza lo útiles que son, y en el corazón, lo necesarias. No hay publicidad que te anime, tú solo ya tienes bastante con tus propias cavilaciones para ver que eso es precisamente lo que no puede faltar en tu casa y por ende en tu vida.
Me he levantado normal, avergonzada por la hora y las pocas ganas, y en una de esas nos pusimos a la resolución de un tema. No era intrascendente  esto lo hemos notado porque aun teníamos una semana para ir dejándolo de lado. Pero nos animamos y tiramos mano de los pertrechos necesarios para poder llevarla a cabo. Al principio todo parecía que se podía solventar con lo puesto, pero nada más lejos, hacía falta un complemento.
Mi cabeza no para, rula a su bola, pero sin detenerse y ha recordado que en no sé qué lugar estaba esa cosa que compré hace cinco años, sí, hace, más o menos mil ochocientos días; sabía bien donde andaba porque el tamaño no permitía su escondite y tenemos un montón de anécdotas para contar de las veces que nos tropezamos con eso, o las que hubo discusiones para deshacernos de la apreciada pieza. He dicho "apreciada" y es un poco exagerar, de tanto verla por medio, es casi como un familiar. Igual que las tuercas esas en la caja de herramientas que se hicieron generales de hierro, mandando que todo se distribuya de forma desordenada , solo por joder.
Hoy, la hemos utilizado. Qué alegría cuando la chapuza ha salido bien, qué contento al ver que nada se caía y que "eso" ha servido para algo. ¡Por fin!
Por esto lo cuento, porque muchas personas tienen en sus dominios esas piezas que pareciese no tienen un futuro y es que realmente el que no lo tengan es nuestro mayor empuje a seguir viviendo. Ánimo compañeros! hay un día en que uno se descompondrá, pero las cosas inservibles seguirán ocupando un lugar en la vida de otros y puede darse la felicidad de que llegue el momento en que sepas donde lo pusiste y... sirvan.
Otro día contaré la emocionante historia de cómo un botón de entre una caja con quinientos, me sirvió para una camisa. 

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