jueves, 4 de abril de 2013

A lo mejor la culpa de uno termina donde empieza la del otro… creo que no.


Hablaba con una amiga y he tenido una revelación. Algo que a nivel social no está bien visto y que me da que nos amarga un poco la vida, no dejándonos actuar en muchas ocasiones.
Hace unos días subí al TW una de esas tontunas de 140 caracteres que decía algo así como que era mejor que los dos o tres que no son sinvergüenzas y ladrones, políticos, podían levantar la mano y que los viésemos. Más que nada por ahorrarnos pleitos y juicios, dimes y diretes que no llevan más que a entretener al personal y que tengamos ese regusto de que la ley no sirve para mucho en estos casos de criminalidad política y social.
Temo que a poco que repasemos como anda el mundo la cosa es un tanto así; nosotros como sociedad lo hacemos desde hace mucho, demasiado tiempo. No vale de nada la premisa de que tu libertad termina, no nos gusta el enunciado de que termine algo que parece nos pertenece a todas luces, y termina cuando empieza la de otro. No puede ser que pensemos que el otro es de menor estima y la balanza siempre caiga hacia el lado de los intereses, los económicos casi siempre.
Por ejemplo, si hay un macro centro de ocio que molesta con sus ruidos a los vecinos, estos, los desgraciados, deberán joderse por el bien de la mayoría y sea como sea, aunque la ley del ruido les ampare, hay una especie de mano negra que retrasa los pleitos, que llega a tratarte como un inmoral social, porque la sociedad quiere tener ocio. Se “revolican” los contenidos, se marea con la prensa que no siempre dice la verdad (no son garantes, ni notarios de nada, ya no) y el jodido, acaba en el mayor de los casos, siendo mal visto por el resto.
Luego me vino a la cabeza aquello que escuché una vez en boca de un político: el que esté libre de pecau (así en vez de pecado) que tire la primera piedra)
Y como tenemos un ramal moral religioso nos lo pensamos. No hay que pensar nada. Con esto ya consiguieron que nos sintamos culpables. A poco que repases, quien no se ha intentado librar de pagar tal o cual cosa? quien no se ha vuelto majara a la hora de declarar el IVA o lo de la Renta? Y los que engordaron las facturas? y los que lo hicieron mal, con la idea de que fuesen llamados una segunda vez? o aquel que por descuido, desidia o mala leche, engañó para no hacer un trabajo o lo hizo deficientemente?
Podría marcar una lista casi interminable de piedras que hacen que no podamos empezar a tirar... y queremos que sean las leyes las que corten por lo sano, las que hagan cumplir los castigos por no hacer las cosas bien. Pero la ley la hicieron hombres con muchas piedras en los bolsillos que no se pueden tirar. Alguno hay que podría pero no es un dios y necesita de otros para actuar, otros con más piedras.
Estas cosas me hacen pensar que no es imputar y juzgar, que no es recriminar y echar a los cabecillas... creo que hay que empezar a darse cuenta de que somos lo que somos por dejarnos llevar en la corriente de la mala sociedad, la egoísta, la que tiene miedo y se esconde. La que les dejó y deja hacer por tener la sensación de que algo se tapará de lo que uno hizo.
Amigos, si lo vemos así, todos somos culpables y no conseguiremos nada. Hay que empezar a cambiar, como una de esas gotas de color que se echan en el agua y que se expanden hasta colorearlo todo. Ya es hora de darnos cuenta de que nuestras piedras no son más que pequeñas chinas que tenemos porque estábamos en sus corrientes y nos arrastraron. En un mundo de sinvergüenzas, el sano es el único que no come, mira y por fuerza tiene que llorar. El resto, nos dejamos llevar. Ya es tiempo de recapacitar.
Veo muchos españoles qué entre enfado y enfado, salen a la calle y ayudan al que lo ha perdido todo, a ellos, no les hace falta que las instituciones los racionalicen, eso lo tienen porque sea como sea lo que se hizo, seguimos siendo buenos y ya es hora de empezar a quitar pesos, nos guardaremos las chinitas en los zapatos, para recordar, porque hay que empezar de nuevo. Con honor y dignidad... porque Sí SE PUEDE.
A lo mejor la culpa de uno termina donde empieza la del otro… creo que no.

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