lunes, 10 de diciembre de 2012


Ayer hablábamos de comida... no salían recetas, ningún cocinero nos intentaba convencer de la magnificencia del comer... ni siquiera los preocupados por si esto es ecológico o natural, tenían parte en el reportaje. Solo se hablaba de la gran cantidad de comida que los muy listos del primer mundo (dicho así en minúsculas) tiramos sin dolor, sin pensar. Aquí entraría el dicho: Entre todos la matamos y ellas sola se murió.
¿Quién no escoge la fruta mejor del cesto? ¿quién no mira escrutando las características de lo que comemos? Todos, porque esto es lo que hemos aprendido a medida que íbamos creciendo como adultos que viven en una sociedad dominada por el dinero. Somos consumidores, consumistas y con sumo gusto, tontos... pero tenemos remedio, sin duda, no permitiremos que se muera el placer de sabernos un poco más listos cada día.
De a pocos aprendemos que la vida es corta y está llena de tropezones, y esto no nos ha de hundir, al contrario, nos hemos de levantar con el ánimo de que se puede cambiar, de que si lo hemos hecho, aunque el resultado no haya sido tan maravilloso como se nos prometía, podemos hacerlo ahora y tener un poco de esa felicidad que se obtiene cuando las cosas se hacen bien.
Todos vamos a poner de nuestra parte... como esta gente que es capaz de sacar lo mejor de la música a través de la utilización de materiales que pensamos no sirven. No voy a decir que la basura es bella, no voy a incitar a no tirar nada, tira, tira lo que quieras porque seguro que hay algunos adelantados que no dejaran que se pierda para siempre el remate de eso que tanto nos cuesta ganar. Hay gentes que merecen un aplauso.

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