jueves, 24 de octubre de 2013

¡Qué curioso, pensaba!... como siempre, mal.



¡Qué curioso, pensaba!
Pobre chica que se levanta tan contenta y piensa... parezco boba, no sé que lo mejor para sobrevivir es no pensar, es dejarse llevar por la corriente y que bastante tenemos con ir viendo en cuál de ellas, que no hay una sola, nos hemos de arrejuntar.
Claro que esto tiene sus pros y sus contras, tendré que meditar a ver qué es lo más interesante y menos costoso.
Si me apunto al carro azul ando en un equipo que gana partidos metiendo goles porque los árbitros no dictan falta. Bueno, eso está bien si me importase un carajo el futuro o el resto de los vecinos. Incluso si me apuras, a lo mejor, con suerte, puede ser que me den un cargo, no hace falta haber estudiado para esto (tampoco en los otros carros)
Estos son retorcidos en sus planteamientos, dicen una cosa y hacen otra, con el cuento de que "otros" obligan, siendo esos otros primos hermanos de ellos. Es como tener por jefe a tu cuñado... pero como paga bien...
Además, estos han conseguido que volvamos a las viejas costumbres, volvemos a tener "clases sociales" no como antes que parecían (solo parecía) se habían unificado un poco.
Esto me hace mucha gracia. Por lo que pude comprobar en el pasado, no es que por fin todos pudiésemos comprar en el mismo mercado, no; la cosa fue que pudimos comprar tan caro como ellos.
Por ejemplo: los ricos usaban zapatillas deportivas de tal marca, muy caras y con gran prestigio camuflado en calidad y colorines.
Los demás, o sea el resto, pudo comprar zapatillas deportivas de otras marcas, también con colorines, pero sin tanta calidad, ahora bien, igual de caras.
Por mucho que lo intentaron los ricos, los de este carro, seguían en sus trece y no es fácil entrar en ese círculo que no es vicioso, es necesario, para que el mundo rule a la paz de dios.
Ellos siempre viven en lugares hermosos... son hermosos porque hacen lo que las zapatillas y además suelen tener muchos esclavos que se ocupan de controlar que el resto ni se asome, no sea que lo contamine.
Sus colegios son privados, como todo lo suyo, y si me apuras, como todo lo de todos. Estos cuando crean un puesto de trabajo, te lo dan, como si te hiciesen un favor y como el currito es un poco despistado, además compra lo que ellos deciden, nunca podrá tener otro tipo de zapatillas... bueno, sí, podrá usar alpargatas que es más lo suyo natural.
Comen mejor... De esto no puede caber duda alguna. Lo más sano, lo mejor criado, lo más vitamínico lo hacen especialmente para estos. Si vas a un restaurante a comer, sus cocineros son siempre con estrellas, los otros solo tienen "mano para la cocina" y los llaman cocineros porque es un generalizar. Lo mismo pasa en los sitios donde comen, se llaman con nombres que casi no comprendemos, nada de "El Mejillón Alegre" o "Cá Pepe" y son tan especiales que se nota hasta cuando te pasan la factura.
En estos sitios no tienes que llamar al camarero nunca, parece que el tipo tiene poderes y aparece hasta cuándo ni se te había ocurrido que deseabas ser atendido. Las facturas te las traen adornadas, ponen una cajita, una carpeta que ni un rector y no se les nota nunca ese pinzamiento culero que suelen tener los otros, cuando esperan una buena propina. A estos no se les da, porque no queremos que piensen los hacemos de menos, claro que con los sueldos que cobran, ya son menos, pero esa es la cualidad. Esto también es una ventaja de andar entre azules.
Y así casi todo. No me gusta es ese deje que tienen al hablar, como si fuesen chulos pero constreñidos, disimulando una soberbia que viene como con apellido.
Lo cierto es que este tipo de personajes no son todos, los hay que nacieron en estas cunas y nunca llegaron a sentirse así. Ellos intentan que todos seamos iguales, pero con diferencias, lo que es una contradicción, pero no se dan cuenta.
Por otra parte están los que son rojos.
Estos tienen como ventaja que la pertenencia es casi una obligación, o eres azul o eres rojo, y en esto ganan si jugásemos a indios y vaqueros. A estos les da por tener esperanza, cosa que me parece un poco triste, no en sí la esperanza, que la pobre tiene buena fama pero a mi entender es cretina.
La esperanza siempre anda en anhelos, deseando mejoras, finales felices y eso, con lo que me da que vive en una zona donde no se es muy feliz, de serlo no se tendría tanta.
Los rojos son gente que tienen unas ideas muy singulares. Al principio pensé que lo que se buscaba era que todos nos igualásemos; imaginé un reparto ecuánime de las ventajas y los inconvenientes de vivir en sociedad, pero temo que ellos no lo ven así. Pugnan por quitar a los azules lo que tienen a fuerza de machacar, sin convencerles de que eso es bueno, pero además no les dan, como contraprestación, nada más que una quimera.
Igualar el planeta es complicado, porque todos tendríamos que dejar de lado lo de las zapatillas, de marca o de calidad, y andar, todo lo más con unas buenas, aquellas de las que suelen hablar los abuelos... "mira que buen paño, este dura toda la vida"... y claro, uno se ve sin colorines... que son un engañó, lo sé, pero no hay manera de que los rojos se den cuenta de que para vivir también hacen falta. Ya lo saben, que su esperanza es así, con colorines, pero lo disimulan.
Si me quedo con estos voy a tener que compartir, convivir y pelear. Ellos defienden a capa y espada la democracia y sencillamente gana la mayoría, pero nadie sabe lo mucho que cuesta convencerla. Es muy cansino tener que andar dando buenas explicaciones por todo, para que quede claro y no nos lleve por derroteros, a veces históricos, que no conducen a nada.
En este grupo se supone que no hay clases sociales, solo grupos, grandes, con más o menos poder. Se nos llamaría "militantes" y no me gusta mucho esto, suena mal. Creo que han olvidado que no se es soldado, que todo lo más de ser, seremos partícipes, trabajadores del bienestar, que no quiero saber que somos hijos de una misma camada, solo es cosa de pertenecer al mismo género y compartir el mismo planeta.
Estos están viviendo un momento curioso. Quieren que nos igualemos, pero tirando al alta, que no está mal, pero a la vez, andan todo el tiempo machacando el modo de vida de los otros. Que si no es sano, que si menosprecia a la naturaleza, que si tal o cual, y por supuesto todos quieren las zapatillas de calidad, como el buen paño de las abuelas, pero con colorines que lo haga fatuo y estacional.
Los coloraus estos me han defraudado, pensé que llegado el momento, cuando se hizo la voz, dirían cosas como que hay que repartir, por lo menos el trabajo, pero se quedaron con el que se tenía derecho y que era una mierda esta sociedad, sin hacer nada por llegar a una equidad. Les veo hacer pequeñas guerras, con diferentes banderas, cada uno con la de su gremio, a veces puede darse el caso de que se junten varios, pero solo para cosas puntuales, que parecen comunes.
Piden cultura pero la separan de la educación, como si uno pudiese hacerlo con facilidad, y no vale repartir este trabajo, no caen en que esto es obligación de todos, de cada uno, por separado y en cualquier momento o lugar.
Todos ven mal la pobreza, eso sí, pero que ni dios venga a quitarles lo que tienen y mucho menos para repartirlo. No son conscientes pero han creado otra clase social, la de los pobres que usan zapatillas de marca y no tienen para comer. Dirán que fueron los otros los autores de esta ignominia, pero no, ellos siempre tuvieron claro donde debían estar estos, solo que se les escapó de las manos, por un tiempo, no mucho, lo suficiente para que saltáramos de la bamba a la deportiva.
Quieren que todo sea público y de uso común, todo para todos, menos lo que es mío. Demasiados años intentando sisar a los azules, mucho tiempo sintiendo que esos, dan trabajo, como si esto fuese una bendición que llega de su mano. No han hecho mucho por ir demostrando que el dinero no lo es todo, que hacen falta hombres, tierras, aire... siempre esa sensación equívoca, a mi modo de ver, de que es una contraprestación. No lo es, unos tienen el poder, la empresa, el capital y otros tienen el hambre, la necesidad, “el derecho” (así, entrecomillas)... Todo queda un poco confuso, porque si bien puede ser que sean listos en lo social, lo rompen porque no parece lógico, aceptable, correcto, parece más un arrebato de envidia.
Mi padre decía que todos somos comunistas hasta que tenemos un duro... luego dejamos de serlo. Esto no está bien, no veo que la idea sea que todos tengamos las mismas opciones. Unos ni siquiera las quieren, solo desean que nadie las tenga.
Pensaba que ser rojo significaba pensar más en los demás y un poco menos en uno mismo; tener derecho por naturaleza es complicado, no hay pensamientos tan justos que hagan esto, y solo al nacer se tiene derecho a morir, nada más.
Hay otro color que también pulula por la ciudadanía, el verde. Estos no tienen una base tan antigua, han ido haciendo lo suyo a medida, a la medida de lo que les interesa. Primero entraron por la salud y luego poco a poco caminan por una especie de religión donde dios es la naturaleza y todo lo demás somos ocupas. A veces tienen buenas ideas, pero como no se pueden llevar a la práctica porque los de los otros colores no les dejan, se plantan en una pelea que más pareciesen amenazas.
No me gustan porque les veo que su verdad está por encima de las "verdades" de todos los demás y hay algo en ellos que les hace ser muy intransigentes, quizá sea que son creyentes a la más vieja usanza. Se agrupan y hacen cuadrilla, escuadrón, estos sí que militan, en el sentido militar. Dan poder y la mayor de las creencias a unos, quitándoselas a otros que podrían estar en el mismo grado de ciencia, solo porque no cuadran con el catecismo.
Se van por las ramas de una manera que parecen pájaros, y cantan, bailan, usan zapatillas de marca con aires de calidad y les encantaría tener un buen paño, pero no tienen claro que eso sea para toda la vida. Cuando lo tienen, el buen paño, lo enseñan tantas veces que al resto se le hace cansino y no digo nada cuando se empeñan en que todos lo usemos por nuestro bien, ese que solo es bien si ellos lo deciden.
Defienden obviedades y tópicos, con una alegría que más parecen salmos.
Da la sensación de que quieren que todos seamos iguales, pero ellos ya se han subido al carro y por mucho que llegue eso, estarán más altos, más sanos, más guapos que los demás.
Cuando les veo defender cosas que son importantes, siempre las mezclan con el futuro, como si el momento no fuese algo imprescindible. Y pelean por lo suyo, como todos, pero con pintura, haciendo una cosa curiosa en esto: usando pigmentos naturales en espráis de buena presión.
Poco a poco ganan terreno, por lo de los grupos, que me recuerdan mucho a la época en que los cristianos, para hacer que la juventud se acercase, ponía a su disposición los bajos de las parroquias. Vigilaban con manga ancha los centros, organizaban fiestas y excursiones entre misa y misa... pero a todos los tenían cogidos por un cuento u otro, que es mejor tener al diablo como vecino que no saber dónde anda.
Tampoco les he visto muchas ganas de repartir, aunque parezcan generosos debajo de lo que dan siempre hay un prospecto de uso, una obligación en el aceptar. Tanto proselitismo me molesta, tanta imposición, cuando tienen algo de poder, me mosquea y no me da buena "vibración"
Estos más que ninguno han creado clases, a lo mejor no las llaman "media" o "alta", pero lo hacen y son los que más señalan con el dedo, para luego decir que cada uno es libre de hacer lo que quiera. Lo que quiera y de poder, hasta que te dejen. En lo profundo son médicos que nos quieren sanar por cojones.
No sé, tengo que pensar más a ver donde me meto. No me gusta nada esta sociedad en la que vivo, creo que al paso que vamos, me voy a empezar a buscar un mundo aparte, uno que esté a medias entre unos y otros, pero que tenga una buena valla que delimite mi espacio.
No hay modo de llegar a un acuerdo, los ricos siempre lucharan por no perder lo que tienen, podrá cambiar de mano, seguramente a sus hijos, pero seguirá en la familia. Ellos heredan y nos dan lo que puede ser beneficioso. Los rojos seguirán peleando para que lo que estos den sea mayor, intentando que llegue a ser un derecho de nacimiento. Qué menos mal se hace así, porque si no, seguiríamos abandonados, peor que los esclavos.
No han de sublevarse, se dan cuenta de que para terminar con esos estatus tendrían que matar y cuando hicieron las leyes, no lo pensaron.
Ninguno de los tres tiene más dios que el dinero, por mucho que digan, por mucho que me moleste, es lo que mueve el mundo.
Todos quieren la felicidad, la suya, en un modo egocéntrico y todo lo más generoso, para nada altruista. Nos han de permitir vivir porque les interesa... ¡Triste de mí! me veo sola en estas cavilaciones, me veo igual que ellos, soberbia, egocéntrica, con poca esperanza... y es que de a poco que uno se mire, deben ser los genes los culpables, la voluntad está supeditada a si hoy, hace un buen día. Así no hay quien viva... bien.

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