¡A los buenos días!
Un amigo subía una fotografía de él, feliz, que es un poeta
feliz; poeta y político, de un país que poco a poco y gracias a él voy
descubriendo.
La foto estaba tomada en Bélgica y es un termómetro
grandote, azul, con un enunciado: KAFKA INDEX y al final debajo del termómetro
hay un cubo de basura.
Los de Kafka.be, son una asociación belga con un lema que me
gusta: "La Simplification fait la Force" y se lo trabajan. Exponen
esas cosas, en la, por la burocracia, que son tan obvias que nos parece idiota
que se lleven a cabo, año tras año, siglo tras siglo.
Si tuviese que hacer una lista de las mil tontadas que veo o
sufro, o casi ni soy consciente, se alargaría bastante. Vivimos en un mundo
donde por el solo hecho de que las acciones se conviertan en cotidianas las
aceptamos, como si fuesen imposibles de apartar. No es cierto, nos engañan con
mil cuentos y a estas alturas creo que nos gusta; quizás lo que menos nos guste
sea el tener que ponernos a trabajar para triar lo inútil de lo necesario y
cambiar las cosas.
Hace mucho que entendí cuando alguien decía aquello de...
"¡Es kafkiano!"... y siento ver que hace mucho, también, que ya no
pienso en esto. Me da que mi conformismo me ha arrebatado la razón, el
razonamiento, que estoy metida de tal manera en el Todo que no veo lo que de
verdad esconde.
Miro, nos miro y presiento que el engaño se está
convirtiendo en verdad, de tanto decirlo. Y es terrible, porque si uno se cree
las necesidades falsas, los falsos aplausos, el reconocimiento de los
mediocres, no será capaz de mejorar como persona. Será un borreguito más de
esos que amplían el mondo y que de haber alguien con cabeza diga: "¡Es
kafkiano!"
Nos engañan, pero ¿queremos que nos engañen? ¿Contesto? ¡Sí!
y sí muchas veces.
Vemos abusos y justificamos. Vemos demócratas que en grupo
se convierten en un dictador de muchos nombres. Vemos que se hacen cosas sin
sentido y callamos. Lo vemos, pero siempre con esa sensación de lejanía, como
cuando uno leía al gran Kafka y tenía la sensación de que el hombre exageraba, hasta
que ves América y la reconoces, o te sientes una cucaracha dejada de la mano de
dios.
No podemos seguir así, inventando historias para vivir una
realidad; ya inflamos tanto el globo que me parece que la única salida es que
explote, creo que es más sencillo quedarnos sin eso, que seguir soportando la
carga de los que no paran de soplar.
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