jueves, 17 de enero de 2013


Tener 94 años y la necesidad de escapar por unas horas... es inadmisible.
Qué no, que no admito estas cosas, me duelen, me enfadan y me dicen lo triste que es el final de la vida para muchas personas que desean escapar, fugarse, morirse para terminar con tanta presión.
El abuelo que se escapa del hospital para celebrar su cumpleaños con una cerveza, es mi abuelo.
Ya sé que dirán que el viejito bien que estaba en el centro recibiendo algún tratamiento... ¿uno para el dolor? ¿Uno para alargar una vida? el dolor es lo que tiene, la decrepitud no te deja seguir manteniendo el estatus de persona y te obliga a ceder; alargar la vida no tiene sentido si no puedes vivir, ¿de qué ha de servir llegar a viejo si cuando lo alcanzas, tu vida se convierte en la de un retenido? Echamos la culpa a las circunstancias, al dinero, a la sociedad y bajamos la cabeza para no ver.
Hasta hace unos años nuestros ancianos pululaban por la casa como si fuesen un estorbo, un mueble al que hay que encerar más de la cuenta y luego llegaron los asilos. ¡Qué mal suena la palabra! la vamos a cambiar por Residencias... que suena mucho mejor, pero son lo mismo. Nos hicimos ricos y muchos pudieron decidir contratar ayuda. Se nos llenaron las casas con chicas amables de acentos bonitos que con solo esto ya alegraban la vida de los viejos; pero se terminó el cuidado, ya no hay dinero para sostener ese modo de vida y muchos, ante la necesidad, se han ido a vivir con el viejo, o lo llevaron a la casa como garante para pagar la hipoteca o simplemente, comer. Lo que parecía una reconciliación familiar ha vuelto a ser el mueble de la mucha cera y ellos, los ancianos, a ser retenidos por las circunstancias.
Escucho frases de: "Hemos llevado al abuelo a la residencia" y me pregunto ¿no es acaso un confinamiento por edad? ¿Por quitar alguien que ahora estorba?
Todos queremos mucho a nuestros mayores, hasta que la cosa se torna fea, mejor dicho, deja de ser bonita. Ya no es bonito tener que quedarse obligatoriamente en la casa porque uno de los miembros necesita cierta vigilancia, ya no es bonito cuidar como un enfermero de alguien, ya no se puede con las manías, los antojos, las tendencias de estas gentes que son los que hicieron posible que tú tengas tantas cosas ahora.
Que si fue un mal tipo, que si era un déspota, que si una bruja... y ellos haciéndose más y más pequeños, más y más necesitados. Fuesen lo que fuesen, o lo que ahora sean, hay algo que no cuadra. Son personas, no animalicos que nos pertenecen.
Me apena esta noticia, porque estoy segura que el hombre ha pedido una y otra vez que le den una cervecita, o esos que quieren un poco más de sal o fumarse un pitillo.
Hay una edad en la que cada día comienza a ser un regalo, una sorpresa que no esperas y que la sociedad no llena con nada. No puedes leer porque no ves, no puedes escuchar porque necesitas el doble de volumen y molestas. No puedes hablar porque tu voz no te obedece, ni salir a caminar y no regresar... Estas sorprendido cada nuevo día por durar y no te sirve de nada.
¿Por qué no nos dejan decidir el momento para irnos? A cierta edad solo se espera un milagro, morir sin dolor, dignamente y poder tomarte una cerveza si te da la gana.
Un anciano se da a la fuga del hospital para tomarse una cerveza
He recibido contestaciones a esto que he dicho. Algunas personas se sienten mal porque pareciese que hablo de todos los hijos y todos los viejos, no es cierto, hay algunas personas que aman a sus abuelos y que ellos reciben lo que sembraron. Otros, a pesar de no haber sido muy "cariñosos" nunca podrán agradecer bastante la guarda que ahora tienen sus hijos con ellos... pero la vida es así, un lugar donde naces, te preparas, te matas a trabajar y luego te apartan a un lado porque supuestamente estás viejo, decrépito y no vales para nada.... amen de que las enfermedades se apoderan del que siente no sirve para nada... mierda de vida, mierda de muerte que no llega cuando se la necesita.
Copio y pego algo más de lo mismo, por si esas almas caritativas que me leen quieren hacerme el honor... que sirva para el mosqueo y la discursión, para el enfrentamiento y el descubrimiento y desde luego... que sirva para darnos cuenta de que nuestro ombligo siempre está lleno de pelotillas.
 No hablo de llevar a una residencia (que se hace hospital) a una persona que se encuentra ya sin facultades, como no lo tendríamos si fuese una enfermedad de necesaria hospitalización, nadie puede pretender que practiquemos de enfermeros si no lo somos. Una cosa es esa situación y otra muy distinta es cuando la sociedad empieza a ver bien eso que dije, que se convierta en algo natural, cotidiano.
Una persona que está escuchando todo el tiempo que es una molestia, que hace todo mal, que así no se puede vivir y que está volviendo loco al hijo que toque, o como se lo rifan para tenerlo mes si, mes no... es normal que acabe pensando que es un estorbo. Hemos dejado de pensar que ninguna persona es un estorbo, no somos cosas, somos humanos y a veces tenemos más amor por un perro o un gato que por la gente mayor. A veces los entendemos menos, pero es que tampoco hacemos nada por entenderlos. 
La vida se convierte en lo que el que es productivo quiere, prepara a los infantes para que ocupen sus puestos, pero nunca se acuerda de los que dejaron paso. Sé que en España no siempre ocurre esto, y menos ahora que no se puede por razones "morale$" y sé que hay muchas buenas gentes que se sienten mal cuando escuchan una de estas peroratas como la que he contado hoy... unos, la mayoría no se ve reflejado, a todo le buscamos una justificación, muchas veces acertada; otros, miran para otro lado como si esto no va con ellos.
Mucha gente llega a las residencias y ve personas mayores sentadas en las salas, con sus bonitos pañales puestos, mirando una televisión para la que no tienen mando, pidiendo con los ojos un baso de agua, o un "tócame que no he muerto"... Los trabajadores se empeñan en que todo sea aséptico y además tenga el aura de cariñoso, cuando esto es imposible. Muchos residentes, pocos trabajadores para hacer una tarea que hay que cumplir. Poco salario, direcciones que marcan el sistema de trabajo, asistentes sociales a las que según les rote pueden estar todo el día con coplas, música clásica o Rock and Roll... que si hoy para comer esto, que si esta medicación, que si... entras pagando más que en un hotel y todo parece perfecto, a la que tu culo se acurrucó en una silla, eres hombre muerto. Da igual lo que digas, da igual que no te apetezca acabar haciendo ejercicios chorras con pelotitas o maderitas, da igual que no tengas futuro, ellos ya te hacen uno a la carta, con su menú, sin postre. Y si por lo que sea usar de la perilla para llamar a una auxiliar la veras cansada, de tanto trabajo que tiene, no se parará a preguntar amablemente que es lo que te pasa... si no colaboras, tendrás una ración de pañales para que te lo hagas encima y sin chistar. Si por lo que sea te ponen al lado de otra persona, aguantarás, porque no te dejan salir, porque no hay otra cosa por mucho que cada mes vacíen tu cuenta y la de tus hijos... Eso que pensabas, eso que viste en los papeles de publicidad, solo era eso, publicidad. Ahora las camas son viejas y no desaparece el olor al anterior propietario.
Qué suena mal lo que digo? suena... muy, muy mal. Suena a actitudes penosas, suena a gentes que ahorran en la comodidad de los usuarios aun costando una millonada. Suena a impotencia, a esas veces que ves cosas como estas y callas... Ya no sale por televisión, no está de moda contar las miserias de grupos reducidos, porque no queremos seguir amargándonos, que bastante tenemos con el intentar llegar a fin de mes e ir tapando los agujeros que tiene el hogar, bastante miedo tenemos todos metido en el cuerpo.
No todos somos iguales, ni nuestras necesidades, ni nuestro interés y eso no se puede negar. Pero un poco de conciencia para con lo que nos rodea... a veces viene bien. He visto casos en los que se cuida mejor a los perros que a los viejos... y nuestros niños tienen menos miedo a ser mordidos por un gato que a serlo por un anciano que no tenga pinta de papa noel.

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