lunes, 7 de enero de 2013


"Asistente médico, enfermero, terapeuta, personal de vuelo, estilista, voluntariado o beneficencia, maestro, artista, médico y contable..." Estas profesiones repelen a los que tienen tendencias de psicópata.
Que no lo digo yo, que es un estudio que acabo de leer en la web que paso más abajo. No hubiese dicho tanto... y no es que quiera malmeter contra estas profesiones, para nada, es más bien que me parece que no hablamos de las mismas psicopatías... Acaso nadie vio como un sanitario miraba y participaba sujetándote cuando eras chico y te querían vacunar? Acaso no sentimos el desprecio de un auxiliar en un vuelo de Ryanair, cuando se te ocurrió mostrar que te habías traído una botella de agua para no pagar los 3 eurazos que nos quieren sablear?
Y esa estilista de vocación que te llama gorda disimuladamente y te enseña que jamás podrás meterte en una talla 38? Disfruta viendo las imperfecciones de tu piel, los pelos descolocados, rebeldes, que mata a base de lacas y descarga sobre ti ese mal gusto recopilado durante años? O el maestro aquel que de críos se pasaba las clases matando niños... sí, sí, nos mataba a base de aburrimiento, que es un modo triste de morir por partes. Primero el alma, y sabías de su paciencia, ya moriría el cuerpo cuando le tocase, que viéndote tan desganado, tan asqueado por la instrucción era posible que acabases drogado en cualquier cuneta. Del contable no voy a comentar, todos los conocen y saben del disfrute cuando dicen esa frase lapidaria: “Ya lo dije en el informe...” no gustan a la hora de perder un empleo pero se regocijan si esto pasa por la mala gestión de la empresa, por no hacerle caso cuando pretenden que hay que deshacerse del lastre de los empleados viejos.
En el rank de voluntarios, beneficencia, cabe resaltar dos ramas en las que la psicopatía sube de categoría: los espirituales y los funcionarios. En el primer grupo caben las monjas, con esa soberbia que adquieren al convertirse en esposas de Dios, cosa que las hace superiores a cualquier otra mujer sobre la tierra. Ellas se saben imprescindibles en la organización, son sanitarias, limpiadoras, educadoras, incluso contables y saben que las caras de amargura envilecen a los que les rodean. Estoy segura que cuando hacen dulces no es por amor, es para que engordemos, para que nos de un coma por el azúcar o nos volvamos espitosos y luego nos sintamos como lo peor de la especie. Los de la otra catalogación, los que llamo funcionarios se podría decir que lo ocupan los que organizan todo tipo de festivales para el bien de una o varias causas. Estos se recargan de generosidad y suben a un escaño donde sienten que son luminosos, a veces se hacen políticos y gobiernan por el bien de los demás, aun cuando su psicopatía les lleve a ser pequeños dictadores de cómo hemos de comportarnos los usuarios de tan digno bien. No quiero dejar de hablar de los buenos, quizás más mujeres que hombres, como Asistentes Sociales, que desde sus puestos se crecen según van entrando los pobres que van a pedir consejo o ayuda del estado o del ayuntamiento. Siempre con esas indirectas confirmando que eres de la peor clase social y que está en su mano el salvarte. Se animan a vaticinar tu miseria y saben que la culpa de todo la tiene aquel maestro que no te supo enseñar lo que era la vida, o el médico que no te hizo una lobotomía a tiempo. Si el desastre se hizo patente te mandará a un terapeuta que decidirá si estas capacitado para ser... padremadre o persona y este disfrutará sabiendo que eres pelota elástica y que no te queda otra que pasar por los aros que te pongan. También puede darse el caso de que ese mismo terapeuta te tenga contando tus vidas pasadas solo por puro cotilleo, sin razón alguna, sin enseñarte nada nuevo y removiendo las vísceras para mayor dolor.
El artista... ah! el artista... ese que enloquece cuando trabaja y más cuando vende una pieza por un precio desorbitado. Los hay que trabajan duro toda su vida, no creando, no, haciendo obras que son difíciles de mirar, esas que duelen por no tener coherencia alguna y que a base de su empeño cuelgan en exposiciones donde invitan a los auxiliares de vuelo, a los santos generosos, a los contables, o sanitarios y todos al unisonó deciden que eso, es arte. Y tu cada vez te sientes peor, cada vez te duele más la cabeza y no sabes porque has empezado a ver caras en las nubes y a hablar con los muertos. Te hiciste con un zapato al que le pusiste nombre y le chillas, le castigas porque no para de ladrar...
Pordios! que nadie nos quite el placer de ser psicópatas, el gusto por la sangre o la desgracia... si esto sucediera, es posible que a lo mejor seríamos felices y eso, eso no se puede soportar.

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