Mi padre que era listo y siempre nos sorprendía llegó un día
con una pregunta rara. Dijo: ¿Qué te puedes comer en un bocado que cueste un
millón de pesetas? Mi hermano y yo alucinamos y empezamos, lo normal, a decir
tontunas… Que si la nariz de Franco, que si la oreja de van Gogh … en fin, un montón de cosas qué o
eran tontas o no valían un millón de las pesetas, allá por los inicios de los
setenta. Satisfecho por habernos creado tanta curiosidad nos dio la respuesta:
Un canario!
La noticia venía en el periódico de la tarde, se había
pagado por un pajarito esa cantidad y menos mal que cantaba.
Al ver esta noticia me he acordado de mi padre y aquel
cantarín que valía tanto; los americanos quieren hacer una moneda que cueste un
porrón de millones, vamos, dejar que una cosa relativamente pequeñita tenga el
valor de la economía nacional de este enorme país. Me la imagino siendo tragada
por uno, solo por decir que en un momento dado sus cacas serán la cosa más cara
del mundo. Y fuera bromas, esto es algo que me dice que el amigo Kafka no estaba
loco, pocos como él comprendieron como era América y pocos han sabido explicármelo
de mejor manera, por muchas pelis que vea.
Hay varias cosas que me alucinan. Una, que en este bendito
país con solo 25.000 firmas el mismísimo presidente tenga que mover una de esas
cosas en el gobierno para ver si se hace o si no. Esto aquí no pasa, ni sea
medio millón, ni medio país pidiendo algo, son capaces de tomarlo en serio. Seguimos
siendo un vulgar edificio con una comunidad de vecinos que no tienen más que
voz, a veces, que no van a las reuniones porque no sirve de nada, el presidente
y su camarilla ya tienen todas las firmas necesarias para hacer lo que les rote
y si un vecino o varios dan ideas nuevas, jamás se llevaran a cabo si a esos
cuatro dictademocratas les interesa. Por esto no creo que hayan muerto tantos
en la lucha para tener democracia, no lo creo, no. Pero cambio de tema que no
quiero enfadarme.
Me he dado cuenta de que hay corrientes con “otras” ideas,
gentes que no son tomados en cuenta porque pareciese dicen muchas tonterías y
puede ser. Son los conspiracionistas (a los que me uno en el nombre y no en
algunas de las ideas que tienen, no tengo tanta imaginación) Estos dicen que
desde hace un montón de años hay un grupo superior a los masones que están
tomando el poder del planeta. Cierto es que aquí he puesto algunas páginas que
denuncian a ciertas corporaciones que son dueñas de el 80% de todo y que no nos
podemos fiar; bien pues esta gente dice que estos magnates, algunos políticos y
poco más se están haciendo con todo el oro que hay en el planeta y están
construyendo enormes silos para almacenar eso que tanto aman, más la
información de internet, la de la CIA o las semillas esas antes de que Monsanto
termine con todo. Se les ha hecho el culo caramelo cuando han descubierto que
Marte no es tan mal planeta y que con un poco de maña se puede vivir allí
perfectamente. Están matando gente que no está de acuerdo con su movimiento,
gente joven o vieja, científicos o pensadores, todo aquél que les pueda
molestar o el país que se niegue a colaborar con su afán recaudatorio para
salvar el mundo, y a ellos, acaban mal. No es muy normal esto que está pasando,
esa estampida del dinero, ese remolonear de la industria, o como para sobre
vivir la gente les está entregando su oro.
No sé, casi parece un cuento surrealista más que otra cosa.
Pero entonces estos de USA vienen con esta historia, que seguramente no
llevaran a cabo porque tendrán otra idea similar mejor. Una en la que todos
estamos mirándonos las manos sin tener nada que vender, porque nadie lo va a
poder pagar, una en la que la realidad se está imponiendo y hace que los
gobiernos vacíen las cajas donde está el ahorro de los trabajadores para pagar
el hambre o los recursos sociales de los mismos y de esa camada de animales
carroñeros que huelen el peligro y se apoderan hasta de los cachorros de los
otros.
Ellos tienen ideas curiosas y las piensan, por lo menos las
piensan; nosotros tenemos ideas razonables, de vecino al que no le viene bien
pintar el portal o poner un espejo, y nadie hace el mínimo caso, ellos tienen
todas las papeletas. Lo curioso es que otros vecinos se las han dado y no hay
de entre el grupo ningún nuevo líder que ayude, que aglutine, para que la buena
convivencia se lleve a puerto. Somos despreciables si seguimos dejándoles hacer,
sin más, porque están jugando a que pueden comerse algo que vale más de un millón
sin atragantarse siquiera. Nosotros.
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