martes, 15 de enero de 2013


He visto esta noticia de los religiosos Mormones; parece que los han descubierto ahora y llevan años pateando calles por todo el mundo haciendo su particular proselitismo. Los recuerdo cuando llegaron por primera vez a mi barrio; una pareja de chicos jóvenes, altos y muy rubios, con sus camisas blancas y pantalones negros, al igual que las corbatas. No parecía tenían frio y solo llevaban una pequeña cartera de mano. Nadie les abría la puerta a pesar de su sonrisa amable y su gracioso castellano. Supongo que todos ya habíamos visto películas de extraterrestres que intentaban la invasión de la tierra de distintas maneras y estas parejas asustaban, literalmente eran clones o tenían el don de la ubicuidad, no quedaba claro.
 De los mormones descubrí su libro azul, su particular manera de ver la vida con la cabezonada de querer hacernos a todos miembros de su clan. Si hubiese puesto categorías, estos y los Testigos estarían más arriba que los católicos ya que por lo menos ellos se lo trabajaban, intentando mantener la puerta abierta en cada una de sus acciones. Llegaban con la sonrisa puesta y te asustaban, solo les faltaba decir aquello de: “Ya estamos aquí!” y cuando les decías que no, cerrabas la puerta rápido, con el miedo en el cuerpo no fuese que de sus bocas saliese ese alíen de mil dientes que te absorbe el cerebro. Tuve una amiga que se apuntó solo por buscar el amor, bueno, mejor dicho, por buscar un marido. Ella necesitaba desesperadamente uno y le gustaban los yanquis, no había muchos sueltos y dispuestos en los años setenta. Lo que contaba me parecía gracioso y de lo que conocía, de religiones, lo más divertido, exceptuando los Hare Krisna que eran lo más. El bautizo era un baño en piscina climatizada y en las reuniones todos se amaban sin que mediase alcoholes de por medio. Hablaban en ingles y las enseñanzas tenían por autor a un tal Joseph Smith, un nombre que se usa en todas las pelis para cuando no se quiere dar el verdadero. Que si tribus, que si los evangelios nuevos, que si predicciones… todo era diferente. Las parejas de androides, lo eran, desde pequeños trabajan duro para ahorrar y poder así salir de misioneros por el mundo (qué buen programa para la televisión) ellos se lo pagan todo y recogen datos, y más datos, como buenos trabajadores que no hacen preguntas. Al segundo nivel te presentan a Dios. Sí, sí, a dios en persona. Fulanito, dios, dios, fulanito. Esto no lo hacen otros, lástima que para llegar a este estado hay que aguantar muchas charlas, pero claro esto lo hacen todas y al final no ves nada. Ella lo dejó en el momento que se enteró lo mucho que les gustaba la poligamia y que en Utah hace un frío del carajo mientras siguen con la pena de muerte, aun siendo su gobernador gente que reza mormón. Salió y andaba triste, temerosa, estas gentes tienen muy mal perder, menos mal que en mi tierra unos buenos txikitos con amigos lo solucionan todo.
Había algo que le molestaba más que cualquier otra cosa, ellos en su afán recaudatorio de almas habían hecho mormones a todos los ancestros de la familia y esto, te da yuyu cuando recuerdas a tu abuela misal en mano un domingo cualquiera o a ese tío revolucionario que luchaba por los comunistas ateos. Se estarían removiendo en sus tumbas, pataleando por el descuido. Era curioso saber que tienen un bunker donde guardan los nombres de millones de personas, esto antes de que existiese internet y que los de la CIA se creyesen con ese derecho. Yo pensaba que la información era un poder y que a estos les colmaba, incluso sin saber muy bien para que se pudiera utilizar. Ahora que he crecido lo veo claro y si bien este poder, en España no sirve de tanto (demostrado queda con nuestro políticos corruptos reelegidos) lo vi claro y me guardo todos los litines telefónicos, que al fin de cuentas viene a ser lo mismo pero sin antepasados.

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