Hay una encrucijada frente al estante de los productos de
cosmética en el supermercado. Muchos no queremos creer que la cosa sea tan
grave, ni de lejos pensamos que nuestros gobiernos no se preocupan de esto,
hasta que... un día escuchas una pequeña noticia, o una grande, donde se ha
prohibido el uso de tal producto químico porque trae consigo la enfermedad. Lo
decoran como que se acaba de descubrir, que no se dieron cuenta... como que
solo es una formalidad... como que no es para tanto, solo si te lo comes o si
te pasas la vida poniéndote cantidades ingentes de ese producto. Lo leo, lo
miro y me suena todo a tanta mentira.
Descaradamente los que hacen nuestros jabones, champús o
cremas no parece que entiendan de ecologismo, de medioambiente o simplemente de
salud; ellos solo se preocupan por hacer una carrera sin meta, una para ganar
más clientes y dejar atrás a sus competidores.
Pueden pensar que parte de la culpa es nuestra, que cada día
uno se levanta y comienza una carrera hacia la perfección inventada, hacia un
juego de camuflaje en el que ser natural está castigado. Lo está si no tienes
un pelo perfecto o si en tu cara asoma bello, lo es si no tienes apariencia
juvenil, aunque tengas sesenta.
Me parece que no nos gustamos nada, debe ser que nuestras arrugas
están vacías de experiencias o que la dureza de una piel joven es una cualidad
de ser humano con futuro... ¡Qué chasco! ¡Qué triste!
En alguna ocasión te has bañado en un riachuelo y al salir
del agua ¿te has olido? es posible y me parece que como a mí te habrá pasado
que no hueles a nada, te lo parece porque estamos tan acostumbrados al aroma
artificial que el natural casi no lo reconocemos.
Lo que tengo claro es que si no cambiamos el concepto de
belleza, la mirada a la persona por lo que nos ofrece como tal... mal lo
tenemos, nosotros mismos nos ponemos la soga al cuello, unos a otros y todos
aceptamos las cosas como son. Luego les daremos las gracias desde el hospital
con la idea de que somos unas bellas figuras que se conservarían mejor en el
más caro de los tarros de formol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.