Ayer nos enterábamos de la noticia de la restauración de un cuadro
en una iglesia en Borja. Ayer era una mujer desconocida que se había pasado con
una imagen dejándola un poco… triste. Todos nos metimos con la manazas y con el
que le dejó hacer eso y nos reímos a su costa un rato.
Hoy la he visto en la tele y me ha conmovido la mujer. Me ha
hecho pensar y sobre todo volver a mirar el cuadro, el original. Es curioso porque
me ha pasado algo gracioso, he rebobinado en mi parecer y claro, las cosas ya
no parecen lo mismo.
Leo la nueva noticia en la prensa y de entrada me paro a
pensar en que se están llevando las cosas un poco lejos. La mujer no ha tenido malicia,
no era la primera vez que retocaba la pintura, que por lo que veo es un fresco
en un murete. Mi memoria se llega a los años en el anticuario, que he podido
ver numerosos cuadros con la misma imagen, antiguos o modernos, pero muy similares
todos; miro en las imágenes del buscador y son millones los retratos de esta
compostura católica un tanto gore. Tampoco creo que sea tan terrible reponerla
por otra de similar factura que se encuentre en los miles de almacenes que
tiene la iglesia y que puede ser nunca vean la luz. Vaya usted a saber cómo están
todas esas obras, allí almacenadas sin mucha consideración… solo la de saber
que guardan piezas con valía, aunque solo sea por viejas.
La mujer se defiende contando que todos la veían trabajar en
la pintura, que el cura lo sabía y que nadie le dijo nada. Todos estaban tan
contentos hasta que llegó la mano divina de la prensa para puntualizar el llamado
desastre. Qué ella dice, aun no está terminado. Pues que lo termine, o que no, que
deje de sentirse mal, que tampoco es para tanto. Cosas peores se han visto en
nuestro patrimonio y menos bombo se le ha dado, incluso no hemos llegado a
saber. En mi pueblo el cura de toda la vida con el cuento de pagar un nuevo
tejado, fue vendiendo todo lo que de valor había. Dejó el retablo mayor porque
no se podía sacar sin que los de allí se diesen cuenta, pero el resto, el resto
se transformó en billetes verdes que le sirvieron para hacer sustanciales
apuestas en el frontón de Vergara. Hasta el enorme y bello órgano desapareció y
no volvimos a ver ni los tubos que nunca escuche silbar.
Levantamos el grito al cielo por una manita de pintura poco
afortunada y se pierden en los anales de la Guardia Civil la de denuncias que
se pusieron por la desaparición de obras en los templos y solo unas pocas lo
fueron, denunciadas, el resto no importaba a los de la curia y los vecinos bien
sabían el nombre y los apellidos del ladrón.
La ley dice que no se puede tocar, no se puede manipular la
obra de otra persona, que eso es punible… nos lo imaginamos pero poco lo
respetamos; ni fotografías, ni muchas arquitecturas o esculturas quedan impunes
y muchas realmente si son irremplazables.
No es por menospreciar esta pintura, ni al pintor que su valor
tendrá, pero tampoco hay que ir a comernos a la abuela como si la mujer fuese
un criminal del arte cualquiera. Yo también soy Cecilia, a lo mejor no en obra,
pero sí en deseos de transformación, de retocar cosas que he visto en exposiciones
o por las calles, anda que no le daría un nuevo toque a algunas de las
esculturas tan feas, para mí, que veo colocadas en lo urbano; o esas
construcciones firmadas que me resultan dolorosas de mirar. No lo hago porque
no tengo un cura, un alcalde amigo que me deje, que si no… Todos asumimos que
es precioso el pueblito blanco impoluto, o el que ahora sus fachadas están
llenas de color, ¿Cómo eran antes? Sienas, tristes… Un pueblo entero patalea
por el pantano que se lo comerá, acaso no es esto más valioso que una pintura?
Pantano, autopista, vía de tren… ¿Cuántas piezas arqueológicas no se han
perdido por estas cosas? y no se pueden reemplazar.
Cecilia ha tenido sus cinco minutos de gloria y no está bien
que la amarguemos. Quitemos esa compostura de modernos que tenemos… Jolín, que
solo es una pintura mil veces repetida, mil quemada en las distintas guerras y
mil más reverenciada… esto es tan importante? Esto… no tiene perdón? Ya nos
vale. Lo mejor, que hemos actuado como lo hace un español, con la eñe bien
puesta, hicimos choteo, cachondeo de esto, como lo hacemos de otras mil cosas y
eso, eso que para otros países será nuestra huella de poca cabeza, para
nosotros, es, nuestra forma de ser.
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