martes, 7 de agosto de 2012


De capa caída debe de andar la afición por traer nuevos humanitas al mundo, no es de extrañar tal y como se han puesto las cosas. Por un lado los padres varones se quedan sin trabajo con facilidad y ellas, las madres, las portadoras, teniendo también este problema, ven como se acrecienta cuando en la empresa echan a la calle a compañeras por haber caído en la “desgracia de la cinta”, eso que ahora hacen sin el más mínimo reparo, casi como si el embarazarse fuese una enfermedad o una de esas cosas que acaban con “patía, embarazopatía”.
Tal y como andamos en el caso de tener un bebe debe de entrar la famosa responsabilidad por la puerta y asustar al más pintau. Siempre asusta un poco pero se va solventando con esas cosas que acompaña el natural embarazo. Que si será niño o niña, que si la cuna o los patucos, que si dónde la ponemos… Porque no me cabe duda de que llegados a estas uno planifica con cuidado eso que, ya en el siglo XXI, está totalmente actualizado, como si de un programa para el Pc se tratase. Imagino a esos jóvenes pensando en los años que deben esperar a ver si la cosa cambia; esos que ya tienen una edad y siguen dudando o aquellos a los que si no se lanzan el bebe tendrá padreabuelos, que nunca se sabe cuando acertar. Para esto las normas no sirven, que cada uno es un mundo, pequeñito, pero mundo al fin y al cabo.
Bien, ya miramos a ver qué época es la mejor, nos hemos comprado esas cosas que venden donde te dicen exactamente cuándo puedes liarte y cuando no sirve de nada. Has pensado en las estaciones y crees que la primavera es preciosa para tener un recién nacido en la casa, así en verano ya lo puedes pasear y enseñar como quien saca un trofeo… vuelvo a lo que cuesta y no es para menos que así lo parezca. Calculas… Ya has escogido y quieres que sea, no sé, porque a ver si nos sale virgo y es un poco… o cáncer y vive de tontunas el resto… Es igual, ya está ella con una incipiente barriga y todo parece que gire alrededor de esto. Si es que las barrigas son lo que son, todas unas prepotentes, es igual que sea una de esas cerveceras, por la edad o por una preñez, todas llaman la atención de los que las rodean.
Una mañana comienza una carrera en la que no habías caído. El ginecólogo hizo una de esas fotos que enseñaréis con orgullo y satisfacción real y descubres que la cosa que crece a espuertas tiene género, ya no es un bebe, ahora es él o ella. Empieza la carrera a contra reloj para ponerle un nombre que os guste. ¿He dicho que os guste? Nada más alejado de la realidad. El nombre de un hijo es la cosa más terrible de un embarazo que se precie. Hay que contar con los cuatro abuelos, estén vivos o no, porque los que estén tienen voz y voto por los que falten; los hermanos favoritos, algún tío que nos hizo un gran favor, el súper amigo o mejor, la súper amiga de toda la vida con la que en el insti os prometisteis que usaríais tal o cual nombre… y quedan los que a los padres realmente les gusta.
Se han dado casos de divorcios neonatos, que son causados por no ponerse de acuerdo el matrimonio con el nombre que ha de llevar el primogénito; en fases posteriores, de haber otro hijo, la cosa es más sencilla. Como todos quieren participar y casi nadie tiene un príncipe por hijo o una nueva duquesa de Alba, se decide que como mucho dos y por supuesto, uno no va a ser María. Qué feo no es, solo que trae recuerdos de épocas pasadas y no deseamos que en el futuro cuando uno sale de este país, los guiris estos nos llamen Marias a todas o Pepes a ellos. No hay que olvidar que muchas personas si bien no son católicos practicantes, son amantes de la tradición y en muchos, muchísimos lugares se, casi, obliga a poner el nombre de la virgen o el santo del pueblo. ¿Y los mitos? Aquí sale a relucir el gusto artístico fraternal donde un cantante o un protagonista de una telenovela bien puede ser el que marque que el niño se llame… House y le apuntemos ya a la universidad de Navarra.
¿Lo habéis decidido? ¿Pensáis en que el niño deberá acarrear con esto el resto de su vida? Imagino que en ese maravilloso nombre encajará bien ese apellido tan… popular que tenéis; supongo que en su modo diminutivo o dado al mote lo controláis… ¿Y? ¿Cómo se va a llamar la criatura? ¿Cómo todo el mundo? Que quiere decir que se llamará como el abuelo, que también es el nombre del padre y que de primero, como de un menú, le habéis puesto un bonito y pomposo nombre que asemeje al modo de vida tan moderno con el que no nos queda otra que bregar… le vais a llamar… Curiosity? Para la duda, la estadística.
La estadística ayuda a ver la dinámica que van a tener los nombres para nuestros hijos.

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