lunes, 18 de junio de 2012


Esta persona tiene un concepto de la vida singular, es venezolana y además de periodista, añade, comunicadora. Querida mía más le hubiese valido trabajar como comunicadora en alguna de las compañías telefónicas, porque consiguió lo mismo, encenderme, cabrearme.
El escrito no tiene desperdicio y demuestra que hay gente así, que vio la miseria, la exclusión social desde algún buen coche o en los noticiarios. Me asusta la nota porque está rondando los foros y muchos la dan por buena y por cierta. Y me huele a un modelo de fascismo que no quisiera para mis conciudadanos.
Deja al destino de cada uno el hecho de acabar siendo mendigo social, el tener que necesitar de la sociedad para su subsistencia, tanto en lo material como en lo personal, sin dar pie a que pasar la línea entre una persona "normal" y una que vive en la indigencia es algo que se produce por causas que el individuo no puede controlar. Me da la sensación de que todos esos que lo aplauden no han estado a menos de cinco metros de la pobreza más absoluta o que nunca vieron a persona alguna en su entorno con un problema mental, de personalidad.
Un niño no sale al mundo pensando que "papa" estado le va a dar todo lo que pida. Solo cuando lo has intentado y has caído cien veces te das por vencido y acabas haciendo un trabajo que no deseas, ser la basura de una sociedad rica y prepotente que piensa que solo ellos se merecen el cielo de una comida caliente en limpios platos, un techo decente o una familia cariñosa. Si nunca te acercaste, tocaste la mierda, no sabes como es y hablar por referencias o pareceres desde la lejanía no te hace sabedor de que está caliente y huele. Es fácil que el olor si te ha llegado y que la visión de personas con problemas te de asco, pero no hacer nada por ayudar, incluso en las cosas más esenciales, no lo hará desaparecer.
Nadie en su sano juicio quiere estar en la miseria. A esto, a la miseria se llega tras un arduo camino que además no es el equivocado, en la mayoría de los casos es solo una cuesta abajo en la que es muy difícil parar. Veo esta entrada y me duele en el alma porque me da la sensación de que es un justificante para aquellos que no quieren ayudar, que no se sienten hombres que pertenecen a la misma raza, ellos son especiales solo por… porqué tuvieron oportunidades y por su circunstancia, su camino, no caía hacia el abismo, por esto ¿son mejores?
Es humillante y anima al resentimiento. El paso siguiente es pensar en la cantidad de personas o de estructuras que no nos gustan. Los emigrantes, los lisiados, los enfermos mentales, los tristes, los feos y por ende, los sanatorios, las ONGs, los Servicios Sociales… Ver que tu sociedad no es bella, que tu mundo no es de color de rosa, es algo inevitable, comprender que eso lastima el sentido y nos humilla como personas si no hacemos nada por evitarlo, sería lo suyo. ¡Qué asco da la miseria, sobre todo la de otros!

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