lunes, 11 de febrero de 2013


En esta casa vivía un contrahecho, por eso esta tan bien hecha. Retorcidos los brazos, retronchas las piernas y curva la cerviz. La cara era tan deforme y fea que había dejado crecer las cejas al punto de que si bien, no podía ver tapaba este espanto. 
Esta pobre moldura siempre estaba triste, lloraba tanto que el constructor usó el agua de sus lágrimas para hacer la mezcla. Cuando se terminó la obra, desde el peñón se veía de tanto que brillaba. Denuncias hubo de los capitanes, los faros no deslumbraban como antes. Se pintó la fachada una, dos y ocho veces... Se pintaba y por unas horas dejaba de brillar... Ahora hay una cuadrilla de hombres que la pintan cada seis horas. Y se pasan todo el tiempo cantando y contando chistes, por romper la pena del cemento. 
El que la hizo construir se casó con una mujer muy bella a la que contrataron en una discoteca porque alumbraba como cien focos de luz natural.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.